La marcha será medida por el paso del servicio al prójimo.
Varios/Otros
ORACIÓN DEL NIÑO.
Amigo que me proteges:
No relegues a mi querida madrecita al olvido.
Ayúdame, ayudándola.
Soy la flor que promete frutos.
Ella es el árbol que me abriga.
Sin la savia que la socorre, mi destino es la frustración.
Soy la corriente que se me mueve hacia el futuro.
Ella es la fuente que me alimenta.
Si el veneno de la tierra contamina el manantial que me nutre, aunque yo no lo dese, esparciré en el suelo de la vida la perturbación y la muerte.
Recuérdate que la Madrecita es la ternura que me abraza, el cariño que me levanta, la voz que me bendice y el regazo que me calienta...
¿Cómo podría reconfortarme, sin ver en sus ojos el fulgor de la alegría?
Hermano que me extiendes el brazo amigo, no vengo a solas, a tu encuentro.
No derramarás tu luz en mi copa de esperanza, olvidando en la sombra a la mano que me yergue.
Tómame el corazón en tu corazón, pero no desprecies el corazón de Mamaíta, el cofre de amor y luz, tallado en mi auxilio, por el Corazón Paternal de Dios.
Donde encuentres cualquier chispa de discordia, auxilia para extinguirla en las fuentes de la paciencia y de la tolerancia.
* La marcha será medida por el paso del servicio al prójimo.
- ROGATIVA DEL HERMANO SOCORRIDO.
Amigo.
Agradezco el pan que me traes, entretanto, no me abandones sin el alimento de la fe en Dios y en mí mismo.
Estoy feliz con el abrigo con que me libras del frío, más no me niegues el calor de la esperanza en que se me calienta el corazón.
Enséñame la higiene de la que ya consigues aprovechar las ventajas, con todo, no desprecies y nunca critiques el rincón en que moro hasta hoy con los recursos que Dios me concedió para vivir.
Háblame del trabajo con el que de debo conquistar mi propio sustento, no obstante, auxíliame a encontrarlo.
Guardo inmenso consuelo con tus lecciones de buenas maneras para el trato que necesito mantener con nuestros semejantes, sin embargo, déjame estar contigo, de cuando en cuando, a fin de aprenderlas con tus propios ejemplos.
Agradezco el corazón generoso con que vienes a mi encuentro, pero levántame de la necesidad y de la tristeza con tus brazos, para que me sienta, como te reconoces, igualmente hijo de Dios y también tu hermano.
- ORACIÓN POR EL AUXILIO.
¡Señor Jesús!
Todos nosotros, los espíritus unidos aún a la evolución en la Tierra, tutelados tuyos, ante la Providencia Divina, somos criaturas imperfectas, entre el error manifiesto y el deseo de acertar.
¡Resguárdanos en tu infinito amor!
Auxilia a los compañeros frágiles en la fe, entretanto, apoya a aquellos otros que se esfuerzan por conservarla.
Levanta a los que caen en la senda del servicio a los semejantes, pero sustenta a aquellos que continúan de pie, tantas veces golpeados por tribulaciones que les surgen de improviso.
Ampara a los que se hallan perseguidos por la ignorancia o por la crueldad, no obstante, guarda en tus manos a los servidores tuyos, leales a la justicia.
Socorre a los hermanos en penuria, sin embargo, renueva los recursos de cuantos se consagran a la beneficencia.
Guía los corazones desorientados en las tinieblas, pero extiende tu protección a los obreros que te reservan la luz.
¡Compadécete de todos nosotros, Señor!
¡Consérvanos, por misericordia, en la senda del bien y líbranos del mal!
Así sea.
Deja a cada uno con sus propias creencias y puntos de vista.
Muchos delitos, calamidades, desequilibrios y tragedias caen en la chatarra del sufrimiento y de la culpa por largo tiempo, simplemente porque las víctimas de la precipitación no quisieron esperar.
Meimei - Francisco Cándido Javier. Palabras del corazón.
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