Aceptando la oscuridad.
Varios/Otros
Cuando decimos Yo Soy Luz, y olvidamos que también somos sombra. Estamos rechazando partes nuestras.
Cuando decimos Yo Soy Amor y olvidamos que conocemos y valoramos el amor, porque también hemos vivido, experimentado o sentido el odio.
No valoramos cómo esa parte de la energía oscura, hizo su función en ayudarnos luego a valorar la parte que reconocemos como amor.
Cuando decimos Yo Soy Fuerte, y no nos damos el permiso de ser también vulnerables, sabiendo que ambas caras viven en nosotros. Seguimos rechazando una parte nuestra, una parte que nos necesita para ser integrada, aceptada, amada y valorada, una parte de nuestro niño interior.
Cuando pensamos en la palabra trabajador de la luz.
¿Lo primero que llega de ello es...........?, ¿ y el pensamiento de algunas personas que conocí es..........?. Soy Luz, y tengo que luchar con la oscuridad.
No hay que luchar con la oscuridad, la luz envuelve a la oscuridad, la acoge y la cobija, la ama, la acepta y por ello la transmuta.
Lo que resistes, persiste. Aquello que pretendemos rechazar, negar u ocultar en nosotros mismos, será atraído mas y mas como un imán, por la ley de atracción.
Todo aquello que rechacemos nos lo encontraremos en el camino.
Por eso no solo atraemos en la vida, aquello que mas amamos o deseamos, también atraemos aquello que mas tememos, muchas veces. Porque ahí radica nuestra resistencia, y el universo que siempre busca poner todas las energías en equilibrio, nos pondrá por delante, aquello que nos cueste aceptar, amar o asimilar, así como aquello que amamos y deseamos.
La ley de atracción nos hará exponernos tanto a lo que amamos como a lo que tememos, para que de ambos logremos un equilibrio o trialidad energética.
Aceptando que ambas caras tienen su función, que ambas caras están dándonos regalos.
Se trata de trascender ambas caras, haciendo de ambas una sola cara, y para ello necesitamos aceptar y valorar el regalo que cada cara nos está ofreciendo y dejando ser cada cara, de formas apropiadas sin dañarnos a nosotros mismos ni a los demás, simplemente observándolas, reconociéndolas y amándolas.
Detrás de la ira, hay un niño herido que siente impotencia y frustración;
detrás del odio, hay un niño que no se sintió amado;
detrás de la ansiedad, hay una necesidad de control;
detrás de las lágrimas, hay una necesidad de liberar el dolor.
detrás de la tristeza, hay una necesidad de ternura.
detrás de la melancolía, hay una necesidad de felicidad.
detrás del egoísmo, hay un temor a la carencia. Y una necesidad de seguridad y estabilidad.
Como ven, detrás de cada actitud que llamamos oscura, hay una necesidad que nos llama a gritos . Cuando reconocemos la necesidad detrás de nuestras actitudes oscuras, y empezamos desde el yo adulto que ahora somos, a darle esas necesidades a nuestro propio niño interior, sin esperar que nos llenen esas necesidades desde el exterior, Estaremos en camino de la autosanación dándonos todo aquello que necesitamos a nosotros mismos primero.
Y así reconocemos que la cara oscura, solo es algo que nos llama la atención, como una campanilla sonando, para que le prestemos atención y podamos encontrar la otra cara de luz que también esa cara oscura tiene, cubriendo desde nosotros esa necesidad que hay en el medio.
La luz tiene oscuridad y la oscuridad tiene luz. Una no puede existir sin la otra, y una nos lleva a la otra, y mas allá de ambas.
Un día mi hijo me vio llorando en casa. ¿ el me preguntó, porque lloras?. Yo le dije estoy liberando y limpiando emociones, es algo muy bueno llorar hijo.
Porque nos limpia y purifica y liberamos así aquello que nos duele. Así que mi hijo también hoy dia se permite llorar. Porque sabe que es positivo dejar fluir las emociones en lugar de taponarlas dentro, hasta que se nos pudran.
Otro día mi hijo me vio aporreando un cojín,¿ y me preguntó que te pasa mamá? le dije hoy estoy enojada y enfadada. Como no quiero dañar a nadie, ni guardarme este enfado dentro, estoy liberándolo con el cojín. Así no daño a nadie, ni me daño a mi misma por guardar esa emoción.
Luego mas allá del llanto y más allá de que aporreara el cojín, le expliqué cómo estamos compuestos de muchas emociones, algunas a las que llamamos malas o peores, y algunas a las que llamamos buenas o mejores. Las emociones son, no son ni buenas ni malas en si, malo o bueno es como nosotros pensamos sobre ellas, nosotros les ponemos el calificativo de buenas o malas.
Pero cada emoción que sale a la superficie, sale para mostrarnos algo, un regalo que tenemos que tomar.
Y para ver ese regalo y tomarlo, tenemos que dejar ser a la emoción y no estrangularla. Tenemos que permitirnos sentir esa emoción y ver qué nos quiere mostrar, qué nos está diciendo esa emoción y sobre todo qué sentimientos nos mueven, porque ahí radicará un regalo de autosuperación para nosotros.
Hubo un tiempo cuando en meditación yo empezé a ver mis vidas pasadas. En que todo lo que veía era muy doloroso. Pasé por tremendas noches oscuras del alma, días y días de llorar hasta casi no tener lágrimas, días en que me permití ser vulnerable, libre para sentir todo aquello que llegara a mi.
Llega un momento en que el dolor, si lo dejas ser, se extingue a sí mismo, y se transmuta en amor, perdón y compasión hacia ti mismo primero y eso luego pasar a poder darlo a otros seres.
Resulta que cuando me permití ser vulnerable hasta el máximo de la sensibilidad, descubrí que al dejar ser aquello, había encontrado mucha más fuerza para asimilar la vida y sobre todo comprenderla.
Me permití aceptarme mas a mí misma, en todo aquello que sentía, y ello me llevó también a saber aceptar a otros seres, y dejarlos ser, sin pretender cambiarlos, viendo mas allá de por qué ellos actuaban como lo hacían, porque simplemente había visto en mí, esas mismas actitudes que hoy veo en otros.
Sigo integrando cada ves mas mi sombra y mi luz.
Mis debilidades y fortalezas. Hoy puedo decir con absoluta tranquilidad que soy tremendamente vulnerable y sensible, y a la vez soy tremendamente fuerte y resistente. Aceptándome con todo, me llevó más a una completitud del ser y a una mayor totalidad con la esencia que somos, y sigo expandiendo más esa esencia que todos somos, y lo hago a través de integrar el todo en mí, en lugar de rechazar nada. Todo lleva su regalo, si lo sabemos ver, más allá de lo aparente.
Solo quería compartir esto con ustedes por si a alguien más le sirve.
Atrevámonos a llorar , atrevámonos a ser vulnerables, sensibles, débiles, miedosos, y todas esas facetas oscuras, pero atrevámonos con ello, para ver dónde se alojan esas actitudes en nosotros, qué necesidades hay detrás de ello, y qué regalos podemos encontrar aun mas allá. Y cuando tomemos esos regalos.
Y cuando hagamos esto, nos daremos cuenta de que se requiere mayor fortaleza para llorar, que para poner una falsa sonrisa y hacer ver a alguien que estamos bien, cuando no lo estamos.
Se requiere mas valentía y fortaleza para mostrar que tubimos o tenemos un miedo y sanarlo e integrarlo, que para ponernos una coraza en la que no dejemos ver que tenemos un miedo, y solo mostremos una aparente fortaleza, que no es mas que un escudo o coraza, que no nos permite reconocer a nuestro niño interior, su dolor y como autoayudarnos.
El reconocimiento de nuestra sombra, es el camino de nuestra mayor luz.
Siempre es mejor la actitud activa de reconocernos en todo, que la actitud pasiva de negarnos.
El día que podamos reír de cualquier tontería, que podamos ser felices con cualquier pequeñez y que seamos capaces de llorar de alegría, como de emoción, tanto como cuando algo nos duele, estareis en el camino de la completitud del ser en nosotros.
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