Enojarse o no Enojarse.
Varios/Otros
Esa NO es la cuestión
Los primeros días de marzo se dieron a conocer dos estudios que hablaban sobre el enojo y sus repercusiones en la salud:
• uno de ellos planteaba que “el enojo es clave para progresar en el trabajo y encima hace bien a la salud”
• el otro que “el enojo puede afectar al corazón y causar un ritmo cardiaco irregular, lo cual podría tener resultados nocivos e incluso provocar la muerte”
Si hiciésemos una lectura rápida valdría preguntarnos
¿entonces qué hago, me enojo o no me enojo?
Conociendo en profundidad el tema, les digo que no es esa la cuestión.
¿De qué nos habla el enojo?
Resulta natural que muchas veces nos enojemos.
Lo hacemos cuando las cosas no son, o no resultan como esperábamos. Existe una diferencia negativa entre nuestra expectativa y la realidad, y en principio, nos resistimos a aceptarlo.
• El enojo es normal y necesario
Nos sirve para darnos cuenta de que algo no nos gusta, que nos gustaría que fuera de otra manera, y en ese sentido tiene valor porque nos revela situaciones que deberíamos cambiar o al menos, cambiar nuestra mirada frente a ella: este sentido toma valor el primer estudio.
•El enojo sólo en su justa medida
Ahora bien, enojarse no es sinónimo de desbordarse, ni mucho menos para dar vía libre a la agresividad. La posibilidad de expresarlo, no tiene porqué ser autodestructiva; pero, en exceso, es nociva para nuestra salud y perjudicial para el entorno: parte de esto nos revela el segundo estudio
El enojo en tanto estado emocional
El enojo es una emoción, un estado afectivo que experimentamos.
* Es una reacción subjetiva (tiene el significado y el valor que arbitrariamente le damos cada uno de nosotros)
* ante algo que pasa (un acontecimiento que puede ser interno o externo),
* viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos)
* de origen innato, influidos por la experiencia.
Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. No hay emociones buenas ni malas. Simplemente hablamos de emociones POSITIVAS cuando nos producen bienestar, y de emociones NEGATIVAS cuando nos producen malestar.
Las emociones van siempre acompañadas de reacciones somáticas. Son muchas las reacciones somáticas que presenta el organismo, pero las más importantes son:
* Las alteraciones en la circulación.
* Los cambios respiratorios.
* Las secreciones glandulares
El encargado de regular los aspectos fisiológicos de las emociones es el Sistema Nervioso.
El sistema nervioso autónomo acelera y desacelera los órganos a través del simpático y para-simpático; la corteza cerebral puede ejercer una gran influencia inhibitoria de las reacciones fisiológicas; de este modo algunas personas con entrenamiento logran dominar estas reacciones y llegan a mostrar un auto control casi perfecto.
¿Enojado yo?
¡Cuántas veces el temor a enojarnos, nos impide aceptar que lo sentimos!
Sin embargo y, quizá a pesar nuestro lo actuamos y son los otros quienes sufren sus consecuencias.
¡Cuántas veces nos dicen “estas enojado”, mientras que nosotros colorados, exaltados y gritando pretendemos demostrarle que no es cierto, que nada nos sucede!
Muchos de nosotros aprendido, desde pequeños, que el sentimentalismo (el hábito de sentir a flor de piel las emociones y demostrarlas) era propio de personas débiles, inmaduras, descontroladas y destructivas. Quizá por eso, junto a oros condicionante culturales, discutimos nuestro sentir y peor aún, creemos que negándolo desaparecerá.
Lejos de esto, las nuevas teorías en relación a las emociones, afirman que si aprendemos a expresarlas de manera adecuada, nos sentiremos mucho mejor, al mismo tiempo que evitaremos las consecuencias explosivas y autodestructivas de reprimirlo.
La clave está entonces en identificarla desde su inicio y entender realmente su causa.
Si esto no sucede, aún sabiendo que el enojo es injustificado y nuestra reacción no corresponde en tiempo, lugar, persona o intensidad; es probable que seamos víctimas de un estado emocional que nos impida observar, analizar, entender y tomar una buena decisión en relación al hecho objetivo que lo desencadenó.
No olvidemos que la gota que colmó el vaso, no es más que una gota.
El vaso se fue llenando con una historia, imposible de negar o hacer desaparecer.
Tal vez sea tiempo de revisarla y reconciliarnos con ella
Fabiana Andrea Mendez
Construyamos Salud
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