El miedo y el deseo
Varios/Otros
La mayor parte del tiempo, la vida te habla. Es como que te va empujando. Cada
empujón es la vida diciendo, "despierta; hay algo que quiero que aprendas". La vida
nos empuja a todos. Algunos se rinden. Otros luchan. Unos pocos aprenden la lección
y avanzan. Los empujones de la vida son bienvenidos por ellos. Para estas pocas
personas, esto significa que necesitan y desean aprender algo. Ellos aprenden y
avanzan. La mayoría abandona, y unos pocos luchan.
Si tú eres la clase de persona que no tiene agallas, te rendirás cada vez que la
vida te presione. Si eres esa clase de persona, vivirás toda tu vida apostando sobre
seguro, haciendo todo lo correcto, reservándote para alguna ocasión especial que
nunca sucederá. Finalmente, te mueres siendo un hombre aburrido. Dejaste que la vida
te empuje hasta la resignación. Muy dentro de ti, estabas aterrorizado de correr
riesgos. Realmente deseabas ganar, pero el miedo de perder era más grande que el
entusiasmo por ganar. En lo profundo de tu ser, tú, y sólo tú, sabrás que no te
jugaste a ir tras ello. Elegiste apostar sobre seguro.
El alma de cada ser humano tiene un punto débil y lleno de necesidades, que puede
ser comprado. Y también tiene una parte llena de fortaleza y de resolución, que no
podría ser comprada jamás. La cuestión es cuál de las dos partes era la más fuerte.
Casi todas las personas tienen un precio. Y ese precio está dado por esas emociones
humanas llamadas miedo y deseo.
Es el miedo lo que mantiene a la gente en sus trabajos. El miedo de no pagar sus
cuentas. El miedo a ser despedido. El miedo a no tener suficiente dinero. El miedo a
comenzar de nuevo. La mayoría de las personas trabajan muy duro, por poca plata,
colgados de la ilusión de la seguridad de un trabajo, esperando con agrado las tres
semanas de vacaciones anuales, y una magra pensión luego de cuarenta y cinco años de
trabajo.
La otra emoción es el deseo, también llamado ansia o anhelo. Es perfectamente normal
desear algo mejor, más lindo, más divertido o excitante. De manera que las personas
también trabajan por el dinero a causa de sus deseos. Ellos quieren dinero porque
piensan que puede comprar alegrías. Pero las alegrías que el dinero puede comprar
son a menudo efímeras, y así pronto vuelven a necesitar más dinero para más alegrías
más placer, más confort, más seguridad. Y entonces ellos siguen trabajando, creyendo
que el dinero aliviará sus almas afligidas por el miedo y el deseo. Pero el dinero
no puede hacer eso.
Muchos, a raíz de sus emociones de miedo y deseo, viven sus vidas a la caza de
salarios, aumentos, y la seguridad de un empleo, sin cuestionarse realmente a dónde
los están conduciendo esos pensamientos altamente emotivos. Es igual que el burro
tirando de una carreta, mientras el amo hace colgar una zanahoria delante de su
nariz. Puede ser que el dueño del burro esté yendo donde quiere, pero el animal está
persiguiendo una ilusión. El dinero es la zanahoria, la ilusión. Si el burro pudiera
ver el cuadro completo, repensaría su elección de perseguir la zanahoria.
Enfrentar nuestros miedos, y confrontar nuestra ansiedad, nuestras debilidades y
nuestras necesidades, es la salida. Y el camino hacia la salida es a través de la
elección de nuestros pensamientos.
Fuente: Robert Kiyosaki, autor del bestseller Padre Rico Padre Pobre.
7518 lecturas