Madeleine - 05 -
Maria Magdalena
El pecado existe tan solo en función del un dedo acusador que juzga.
Y ese dedo no tiene nada de divino; procede de una humanidad que avanza a tientas por las dimensiones de la dualidad; pertenece a un juego de reglamentos y leyes inventadas por la divagación del alma.
El pecado os hace mover dentro de la culpabilidad, colectiva e individual.
Y esta culpa adquirida también tiene una función: bloquear el inconsciente. Olvidar quiénes sois.
Parece que nacéis con una deuda por pagar (el supuesto pecado original…) y además les dais este legado a vuestros descendientes. Hagáis lo que hagáis, parece que siempre vivís en ruptura con lo divino.
Y esa es la principal fuente del sufrimiento.
La culpa es la mejor fuerza para inculcar terribles frustraciones y miedos, para evitar o limitar la capacidad de evolucionar, de explorar y de ascender.
Si no se trasciende ya ese antiguo código del pecado original, el primer y determinante pecado de ‘usar nuestro libre albedrío’, el resto de pequeñas culpas humanas no pueden descodificarse, pues todas proceden de ese antiguo código de culpabilidad por haberse separado del Creador.
Sin embargo, fue él quien creó este camino de exploración y libertad.
La libertad es tan inmensa que incluso tenemos la posibilidad de revelarnos, de explorar caminos difíciles, tenemos el derecho de equivocarnos, de buscar.
Jamás olvidéis que no existe el dedo que juzga. No sois culpables…
Mensajes recibidos psicográficamente, entre octubre y noviembre del 2009, para una difusión inmediata.
Textos de María Magdalena
Inducidos a Marta Povo entre octubre, noviembre y diciembre ‘09, para una ayuda humanitaria inmediata
Email: miryammagdala@gmail.com
www.geocromoterapia.com - www.martapovo.com
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