Coloquio Con Un Ser De Las Estrellas. Flash 1.9
Varios/Otros
La pregunta que me han hecho con más insistencia, pregunta que nunca ha faltado, especialmente cuando el ambiente estaba representado por jóvenes estudiantes y técnicos, ha sido: “Lucio, usted nos puede decir en una forma llana, explícita y sencilla ¿cómo están hechas esas naves espacia les? — son sus medios de propulsión?— En fin todo lo que usted sepa sobre la técnica de vuelo de los extraterrestres, nos gustaría que nos hablara de eso.”
Cuando me han hecho esta pregunta, casi siempre mi primer impulso ha sido sonreír y recordando la anécdota del científico aquél, estuve tentado a contestar: “¿Usted sabe cómo está hecho un limón?. . . bueno, las naves espaciales, son otra cosa.” Pero con esto no me hubiese enfrentado sinceramente con el problema y deseo satisfacer en los límites de lo posible, la pregunta. Intentaré hacerlo ahora:
Para empezar, lo más importante de un avión no son ni las alas, ni el tren de aterrizaje, ni los propulsores, ni sus pilotos. Lo más importante del artefacto conocido como avión, hecho para transportar pasajeros y equipaje, entre dos o más puntos de nuestra tierra, es el aire. Así mismo, lo más importante de un submarino, es el agua y de un automóvil, es una buena carretera; muy mal se desenvolverían el automóvil en el aire, el avión en el fondo del mar y el submarino en la carretera. ¡Sobre todo el submarino en la carretera, cosa que nunca se ha visto, mientras que, desgraciadamente, sí se han visto algunas veces aviones en el fondo del mar y automóviles en el aire! Apartando las bromas, es importante antes de hablar de las naves espaciales analizar, aunque sea muy superficialmente, los medios adonde estas naves, tendrán que actuar.
En forma muy simplificada consideraremos sólo dos situaciones (las principales) que son las más frecuentes, con respecto a las naves extraterrestres. O ellas vuelan (aunque ésta no es la expresión correcta y no tiene, en realidad, nada que ver con el sistema empleado por ellas) en los espacios siderales o en las inmediatas cercanías de unas de las tantas esferas celestes (que no siempre son esferas y casi nunca ce lestes).
Los viajes interestelares se cumplen, salvo raras excepciones, como por ejemplo, cuando se quedan patrullando para seguir en su hazaña cósmica a alguna nave de los colegas de la Tierra, utilizando lo que la fanta-ciencia más conocida acostumbra llamar “Túnel del tiempo”; ya hablé de eso antes, pero vuelvo a repetirlo para ampliar el concepto. En la Tierra sabemos transformar ya algo, materia en energía, por cuanto nuestros conocimientos con respecto a la energía nuclear no nos permiten todavía transformar el 100% de la materia utilizada en las reacciones termonucleares. En la actualidad, sólo somos capaces de transformar en energía mínimas partes de la materia utilizada; espero sinceramente que la conciencia científica del hombre esté a la altura de su capacidad, cuando logre aprovechar toda la materia, que someterá a reacciones con el fin de lograr energía. Asimismo le ruego a los herma nos del espacio, que le echen una mirada al bípedo humano camisón blanco cuando esté en esos menesteres. Y que las barras de uranio, el agua de Oppenhéimer o cualquier otra forma de moderador, para entonces utilizado, sea siempre efectivo y tempestivo.
Regresando a nuestro tema, para no caer en un pesimismo inoportuno, es fácil aceptar que “Ellos” dominen altamente la transformación de la materia que como dijo el hermano Einstein, no es otra cosa sino energía concentrada. Lo que “Ellos” sí pueden hacer y nosotros no (salvo esporádicas pretensiones de laboratorio) es volver a transformar la energía en materia. “Ellos” probablemente (y digo probablemente, no porque tenga duda sobre su posibilidad; pero sí sobre la oportunidad de utilizar el sistema) podrían transformar una máquina de escribir, por ejemplo, en un 100% de energía, trasladándola telepáticamente de París a Londres, para después en la orilla del propio Támesis, volverle a dar forma a esta energía, devolviéndole la apariencia inicial de máquina de escribir. i Indiscutiblemente sería este el sueño de toda gran compañía de exportimport!
Así es como “Ellos” se trasladan de un lugar a otro en las distancias más lejanas. Claro que éste podría ser el mejor sistema para viajar de sitio a sitio; pero observadores y conservadores respetuosos de los lugares visitados, prefieren en determinados casos, como por ejemplo los del Sistema Solar, llegar a la zona de misión con las enormes naves madres (las hay grandes como la Luna y más) y desde ellas envían al planeta visitado “cascos-sondas” de diferentes dimensiones y características, según las exigencias técnicas de la expedición. Las grandes naves madres permanecen orbitando el planeta visitado, no es indispensable hacerlo así, ya que “Ellos” podrían quedarse flotando en el espacio sideral; pero una vez establecidos los equilibrios gravitacionales es para ellos más cómodo permanecer en una órbita constante: así como lo haría un buque en la tierra, fondeado en la rada. Estas grandes naves permanecen, a veces siglos, estacionadas en determinado sitio del gran océano universal. Alrededor de la Luna hay una de estas naves permanentes orbitando, no es visible al ojo humano por encontrarse en una dimensión diferente de la solar; aunque algún gran radio-telescopio haya detectado, me parece, en Inglaterra, una masa que a veces ha demostrado existir entre la Luna y la Tierra. A esa nave la conocen los viajeros del espacio como la “Luna Negra” y creo, que entre los viajeros del espacio se podrían incluir también unos cuantos “muchachotes” de la NASA. Pero ¿quién sabrá en la Tierra lo que pasó, pasa y pasará en esta famosa NASA? Que muchas veces como las nasas de los pescadores tienen adentro buenas piezas agarra das, pero. . . ¿quién, fuera del dueño de la NASA, podrá saber lo que hay adentro?
La “Luna Negra” es una nave madre de las Pléyades: estoy dando únicamente las informaciones que puedo dar. No puedo decirles nada con respecto a su dimensión, ni puedo dar detalles respecto a su misión. Sólo sépase que una gran cantidad de desaparecidos en la Tierra, como los que así lo hicieron en el Triángulo de las Bermudas, se encuentran en la “Luna Negra”. Otros, después del primer acondicionamiento en esa nave madre, ya fueron enviados a uno de los planetas de Electra, en la constelación de las Pléyades, adonde se están adiestrando para las próximas misiones en la Tierra. Desde la nave a Electra, por supuesto, viajaron a través del túnel, sin que fuera necesario utilizar naves.
Lo del túnel pasa en gran escala en la Tierra: es lo que los técnicos encuentran en el diodo y llaman exactamente “efecto de tunelización” al paso de determinadas tensiones a través de este semi-conductor. Desde la gran nave hay sondas que viajan a los diferentes planetas del sistema solar o a otras bases establecidas en esta zona.
Regresando al tema inicial, de que el aire es lo más importante para un avión, como el agua lo es para el submarino y la carretera para el automóvil, para “Ellos” lo más importante es poseer un campo magnético propio y vectores magnéticos para deslizarse en ellos, en sus excursiones.
El magnetismo que “Ellos” utilizan en la Tierra es el molecular; hay otras coherencias magnéticas multiformes, además de ésta y de la ferrosa, que nosotros no conocemos en el planeta. El concepto que tenemos del magnetismo terrestre y de su gravedad está totalmente equivocado, la enorme inducción de la constante fricción molecular soportada por el planeta Tierra en sus movimientos de rotación y traslación han concentrado en su superficie y en sus inmediatos alrededores, un campo magnético de origen estático, que deja en un constante y permanente estado de adhesión a toda sustancia molecular captada por este campo gravitacional.
Al rededor de los ventiladores se reúne tanta cantidad de partículas (vulgarmente llamado polvo) porque el roce de las hélices con el aire carga a éstas de un potencial de atracción estático, suficiente como para retenerlas. De otra forma, si así no fuera, debido a la expulsión espontánea de la fuerza centrífuga en la rotación de la hélice, ésta tendría que permanecer, constante y totalmente, libre de toda sustancia molecular adherente.
Los efectos del magnetismo molecular estático se revelan y actúan desde la superficie hacia afuera de la masa cargada. Así que mientras se explica que haya en la superficie de la Tierra ese magnetismo molecular llamado gravitación, es de suponer que por el fenómeno mismo de la estática, que sólo carga superficies externas, en la parte interna (profunda mente interna) de la Tierra, no hay gravedad. Esto explica las grandes presiones hacia la superficie, generadoras de los volcanes, geisers, aguas freáticas, etc. Manifestaciones todas debidas a la fuerza centrífuga de rotación que impulsa toda sustancia central hacia esa enorme bóveda, creando así un vacío en la parte nucleónica de nuestro planeta. Por esto, los minerales más pesados y las constituciones geológicas más densas suben hacia la superficie de la costra de la Tierra. ¡Jamás en la lava de los volcanes se han encontrado trazas de metal y elementos pesados, como si en las entrañas más pro fundas de la tierra se hubiera quedado sólo lo más liviano. Al existir una fuerza gravitacional nucleónica en la Tierra, los elementos con mayor peso específico como el oro, el plomo, el hierro, etc. tendrían que estar todos a enormes e incalculables profundidades. En una olla de caldo, los huesos pesados seguramente estarán en el fondo, entonces, ¿por qué encontramos en la superficie de la Tierra pesados metales? ¡Eso no es otra cosa que consecuencias de la fuerza centrífuga que los expulsa del centro hacia afuera, ya que ninguna fuerza de gravedad en el interior de la Tierra, obstaculiza este ascenso espontáneo de los elementos más pesados!
¿Por qué el cinturón de fuego de la Tierra, es decir, la banda en la cual surgen volcanes en actividad, está concentra da en el Ecuador y Trópico? Porque en esta zona es donde surte más efecto la expulsión centrífuga, donde mayor es la fuerza por estar más alejada del “eje” de la Tierra que otras zonas, como por ejemplo las de los dos hemisferios polares. Fuerza centrífuga ésta no contrarrestada por ninguna grave dad centro-direccional.
¿Y no explicaría esto el misterioso empuje de abajo hacia arriba, de nuestro amigo Arquímedes?
¿De dónde puede pro venir este impulso desde la profundidad del mar sino de las razones expuestas?
No sabemos hasta qué punto llegó la fantasía (de Julio Verne en la conceptuación de su profundo cañón disparado desde las entrañas de la Tierra (sin gravedad) hacia la Luna.
Por las razones expuestas todos los planetas (por lo me nos en nuestro Sistema Solar) poseen un magnetismo molecular llamado gravedad y que se debe a la acción estática en su superficie.
Todos tienen una fuerza gravitacional proporcional a su superficie, a su velocidad de rotación y de traslación. No he hecho el cálculo porque no soy astrónomo ni matemático, pero estoy seguro de que existe una constante proporcional entre la velocidad de escape alrededor del Sol, la velocidad de rotación alrededor de su eje y el coeficiente gravitacional de todo planeta del Sistema Solar.
Algún científico podrá confirmar la exactitud de esta comprobación.
He tenido que hacer esta consideración aunque segura mente despierte polémicas inquietudes.
Con respecto a las primeras, dejaré que se desarrollen fuera de mi campo gravitacional; quiero decir, no podría discutir con nadie para de mostrar que lo dicho es cierto. Lo único que me informa es mi inquietud telepática y no estoy en condiciones, por falta total de conocimientos, de discutir con ningún dialéctico ecuacional. Quién no comparta mis insinuaciones cósmicas que las bote en la papelera de las cosas inútiles. Quizás algún día deba buscar en ella los papeles arrugados, así como se hizo con Galileo Galilei, Copérnico, Max Planck, Pasteur, Colón y que no se me juzgue pretencioso si, como Dante, me puse en el sexto lugar, en medio de tanta sabiduría.
A los efectos del tema, al cual siempre hay que volver, tuve que hablar de esto para explicar cómo se las arreglan los cascos sondas de los extraterrestres (vulgo dicente: platillos voladores).
Se sabe muy bien, con respecto al magnetismo, que dos fuerzas contrarias se atraen, y dos iguales, se repelen. Como hemos visto, la fuerza gravitacional no es otra cosa que una forma de atracción magnético molecular, por lo tanto para que esta fuerza pueda ser utilizada para expulsarnos hacia arriba, en repulsión direccional, se necesita producir un campo magnético equivalente. Los cascos sondas están en condición de producir campos magnético-moleculares de diferente intensidad. Si el campo magnético-molecular viene dosificado en equivalencia con el de la Tierra, la nave que dará flotando en el aire con el vaivén ondulatorio característico de una manifestación magnética en equilibrio. Si el campo magnético generado es superior al de la Tierra, habrá una repulsión hacia arriba proporcional a la densidad producida. Si se produjeran en la nave, además del campo magnético molecular de sustentación (neutro, descendente o ascendente), dos campos magnéticos contrarios, se obtendría un deslizamiento lateral proporcional (velocidad) a la energía contrarrestante emitida por los dos generadores electrostáticos. Para programar la computación de vuelo (toda esta técnica es exclusivamente cibernética) es necesario conocer las constantes direccionales de los segmentos moleculares magnéticos, característicos de cada planeta, como lo es el peso específico para cada elemento.
Estas informaciones, íntimamente ligadas a las características geodésicas de cada cuerpo celeste, son las que están grabadas en la meseta de Nazca.
No voy a entrar en mayor detalles con respecto a las operaciones internas de a bordo, subordinadas todas, como toda la esencia de “Ellos”, al enorme poder de la mente.
“Lucio, algún día aprenderán a moldear la materia sin golpearla, acariciándola. Ella, la materia se lo agradecerá.”
Palabras de mi hermano mayor, Sao.
Estuve con mi mente en uno de los pequeños planetas de Astérope, donde se fabrican los petaos (las más pequeñas y sencillas de sus colosales naves). En la bóveda central de la fábrica había una gran mesa de cristal de roca (en el cristal puro la energía se concentra y se detiene) y alrededor de la mesa, un grupo de doce técnicos. Las manos descansaban a la altura del pecho, palma contra palma, la izquierda por debajo, la derecha por encima. Había una gran vibración musical en la bóveda, en el centro de la que parecía una mesa de cristal, con círculos concéntricos en constante movimiento diafragmático de colores y matices de los más variados.
Se estaba proyectando la construcción de una nueva nave. En unos instantes, una vibración siempre más excelsa de todo el éter de la bóveda se fue solidificando, hasta que una nave bellísima de forma lenticular, de un color mutante, fue solidificándose. Sin asombro, por estar mi mente en la dimensión adonde no existe manifestación alguna de aprensión, capté el hecho: aquellas mentes técnicas habían generado un con junto energético perfecto, en la ley del esfuerzo hermano. Aquella energía pura, absorbida por lo que me había parecido una mesa de cristal, se había materializado y la nave, magnífica, así construida salió por la parte superior de lá bóveda sin que fuera necesario abrir ningún panel. Sencillamente atravesó aquella pared, así como suele hacer para penetrar al interior de nuestra Tierra. En la misma forma, mi mente si guió a la nave. Allá afuera en una enorme plaza cuadrada, aparentemente del mismo cristal que la mesa, hasta donde se perdía la vista, estaban perfectamente alineadas cantidades Innumerables de naves espaciales. En el aire, caracterizado por los reflejos verde esmeralda de la estrella Astérope que brillaba cercana, había una suave, pero sumamente amplia manifestación modulada, lo que en otra ocasión llamé canto de sirena. Entendí que aquellas naves estaban demostrando su alegría por haber sido creadas por la mente hermana de aquellos seres.
Allá en aquella lejana fábrica del espacio, por primera vez, mi mente entendió íntimamente el significado de las expresiones: PAZ y AMOR.
Extracto de:
SAO ME HA DICHO…
Coloquio Con Un Ser De Las Estrellas
FUNDACION SAO A.C.
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