Coloquio Con Un Ser De Las Estrellas. Flash 1.11
Varios/Otros
—Lucio, nos parece entender que su filosofía, su conceptuación del “Todo Universal”, tiene mucho de socialismo. ¿Es esto cierto, es usted de izquierda?
Siempre me han hecho esta pregunta acompañándola con una sonrisita algo maliciosa, de estas sonrisitas que dicen “muchas cosas”. La contestación mía es tajante: me siento cien por ciento socialista. . . , pero, no se entusiasmen mis compañeros “cabezas calientes” que de esto hay mucho que hablar. . . Y lo voy a hacer.
Al adentramos en la intrincada selva de las esencias universales, todas ellas nos brindan la sensación de un socialismo instintivo. Voy a transcribir lo que dice el Larousse acerca del socialismo: “denominación de diversas doctrinas económicas, sociales y políticas que propugnan una distribución más justa de la riqueza y condenan la propiedad privada de los me dios de producción y de cambio”. Sigue comentando: “la base del socialismo se encuadra en la denuncia de las desigualdades sociales”. Hablando de Marx y Engel nos dice: “el socialismo científico o Marxismo declara que la transformación de las estructuras sociales es ineludible y que ella es la consecuencia lógica de las contradicciones internas del régimen socialista”. Todo esto es, en apariencia, muy correcto. Estoy convencido, y no he dejado ocasión para confirmar este concepto a lo largo de todas estas páginas, de que el mayor mal que afecta a la humanidad es el concepto individualista y no comunitario de posesión de las cosas. A tal fin, he comentado que, a la larga, al excederse el ser humano en este desmedido deseo posesivo, las cosas terminan poseyendo lo a él.
El concepto de asociación es evidente en toda manifestación universal; me emociona sinceramente la expresión asociativa que por todos lados, en el cosmos, salta a la vista: el núcleo estrictamente vinculado a sus electrones; el Sol, tan brillantemente asociado con la cohorte de los cuerpos celestes alrededor de él; el hidrógeno y el oxígeno, con su pacto de caballeros para abastecernos de agua; los colores, tan relacionados todos en su luminoso esfuerzo fotónico; el enlace macho-hembra, precursor de las vidas. Todo, en fin, desde la intimidad estructural de la amiba hasta los equilibrios más insospechados entre galaxia y galaxia, todo nos habla en un gesto ampliamente socializado, en el esfuerzo del ser, por haber sido y por seguir siendo.
Rechazar el instinto asociativo de la esencia universal sería absurdo, pero con respecto a la ideología socialista de la Tierra, soy yo quien me hago la pregunta: ¿En qué forma, el llamado socialismo de izquierda, ha intentado asimilar el evidente ancestro del con junto universal? En pocas palabras y repitiendo el concepto que viene al caso existe, espontánea y por lo tanto indiscutiblemente perfecta, la ley universal de la asociación recíproca; pero. . . ¿en qué forma la manipuló la filosofía de izquierda en la Tierra, para injertarla en lo más íntimo de la estructura social? Como siempre, lo declaro a priori, la ley es perfecta; pero lo que está fallando es el sistema y en defensa de los sistemas pongo en el banquillo de los acusados a toda ideología de izquierda, sin excepción alguna, incluyendo el llamado Cristianismo con su magnífica esencia filosófica y su pésima realización práctica. Más culpable todavía del fracaso es el socialismo, mas que el mismo capitalismo ya que éste, el capitalismo, posee características ideológicas antinaturales que se basan en la idiosincrasia del bienestar egoísta individual, concepto artificial no propio de la psicología universal; mientras que el socialismo, en cambio, posee los coeficientes de una comprobada espontaneidad cósmica y es más lamentable que hasta la fecha, haya fracasado el sistema. ¡Sí, hay que reconocerlo, el socialismo no ha logrado triunfar! En los tiempos de Agripa, 500 años A.C., en Roma hubo huelga de los plebeyos (los trabajadores, el pueblo) que estaban cansa dos de seguir trabajando para engordar a los patricios (los ricos, los capitalistas); entonces Agripa hizo uno de esos discursitos, en nombre del Senado, igual que hoy día cuando el gobierno quiere solucionar algún grave problema laboral.
En fin, tema, sistema, acontecimiento, como si se tratara de nuestros días. Huelgas y mitines al estilo; Espartaco y los gladiadores con idéntica represión policial que si hubiese sido en estos tiempos; lo único diferente era que entonces no se quemaban llantas de automóviles, porque éstos no existían, aunque estoy convencido de que alguna que otra biga (las limosinas de entonces) habrá quedado con las ruedas al aire, en algún bochinche callejero. Esto, queridos compañeros nerviosos, para significar que actualmente las cosas siguen tan iguales como entonces. Hay que reconocer que sin discutir lo justo de los principios, el sistema, o mejor dicho la aplicación de los diferentes sistemas, no han dado resultado alguno. Ustedes, amigos de izquierda, van a dispensar mi sinceridad: declaré que iba a ser sincero a toda costa, sea cual sea y de quien sea la reacción que mi sinceridad pueda engendrar. Ustedes siguen haciéndose torear en las plazas, como el toro detrás de su trapo rojo; siguen bajando la cabeza y embistiendo con fuerza violenta a una capa flotando en el viento, detrás de la cual no hay nadie y cuanto más embisten, más se cansan, más pierden los estribos, para terminar casi siempre sin rabo y sin orejas, en la estocada final. Pienso que sus equivocaciones básicas son dos: creen poder hacer las cosas utilizando la violencia y creen poder lograrlas fuera del concepto de Dios.
Muy oportunamente el Larousse describe la ideología socialista como tendiente a una distribución más justa de la riqueza y que condena la propiedad privada, porque efectivamente éstos son, a grandes rasgos los ideales básicos de las diferentes ideologías de izquierda. Voy a hacer mi comentario utilizando como fondo la interpretación de la realidad universal.
Se habla de una distribución más justa de la riqueza. No puedo estar de acuerdo con esta definición yo que un día, teniendo que escoger entre la riqueza y la felicidad, escogí la felicidad.
Eso de riqueza suena mucho a bienes materiales y no creo que con la distribución de refrigeradoras, zapatos o habitaciones, todos iguales, todo tipo estándar, se pueda crear la felicidad del mundo. Estoy de acuerdo: es triste estar pidiendo limosna en las gradas de un restaurante, comiendo olores y rencores, mientras los demás se alimentan opíparamente; pero también sería triste, tener abundante comida todos los días igual que todo el mundo y considerarse suficientemente alimentado con este alimento. Hay otras proteínas que necesita el cuerpo universal, proteínas que sólo son producidas por el amor, por la armonía, por las satisfacciones morales y principalmente por el hecho de sentirnos igualmente útiles, apreciados y triunfantes, sin discriminación alguna. ¿Qué sugieren las filosofías de izquierda con respecto a los anima les? Y eso para nombrar uno entre tantos lapsus ideológicos. Yo personalmente y muchísimos más como yo, no podríamos vivir felices en un mundo comunitario donde se siga comiendo la carne de los hermanos o compañeros (si se me permite esta expresión, refiriéndome al cuadrúpedo que está abriendo el surco en la dura tierra para darme el pan que necesito comer). ¿En qué ideología de izquierda se le devuelve confianza a los ancianos, en la dirección de esta empresa llamada sociedad? Seguiremos como los esquimales, echando el viejo al oso, únicamente porque en la helada desnudez de la tundra, el oso que, cazado dará comida, también tiene que comer. Y el viejo que le echamos a la fiera, también come; pero no sirve ya. ¿Qué es más cruel, el pobre anciano abandonado a su muerte helada o el otro, nuestro viejo sentado en su eterna silla con la mirada apagada de quien se siente abandonado y a quien nadie ya pregunta nada? ¡Conozco muchos viejos que desde su silla odiosa ha 1 rían el cambio con el esquimal del Norte! ¿Y el socialismo qué dice de eso?
El socialismo, probablemente no tiene tiempo para preocuparse de estas nimiedades, así como condena este exceso de espiritualidad Y no perdona al que está sufriendo por abrazarse a las rodillas de Dios.
¿Qué le brinda el socialismo a mi buen amigo Ignacio, que en paz descanse, que permaneció en un camastro, en la misma postura hecho un nudo deforme por la artritis? Ignacio, en los últimos tiempos, estaba desnudo, ya que “aquello” únicamente se podía vestir con una sábana; sus codos se habían soldado a las costillas, el fémur al esternón, algo parecido a un pie se le asomaba detrás de la espalda. Cuando le iba a visitar le hablaba de las estrellas, de las naves extraterrestres, de Sao y de Dios y esto le hacía feliz, su única felicidad!
En fin, y sinceramente, hermanos compañeros, hasta hoy lo habéis hecho bastante mal. Puños levantados amenazadoramente, hoces cortantes, martillos contundentes, desfiles de masas obsesionadas por el color rojo de la sangre, demasiadas bayonetas al lado de las hazas, demasiados tanques de guerra al lado de los tractores, demasiada estridencia en el gesto duro de las protestas estudiantiles. ¿Por qué no habéis probado, en cambio, a hacerlo con amor?
El hombre no conoce la fuerza del amor, la fuerza de esta aparente forma de debilidad. ¡Cuántas sonrisas han desarma do manos armadas! Y si hablamos de amor, si hablamos de vibraciones positivas, estamos hablando de Dios. Y si no queréis hablar de Dios por considerarlo demasiado capitalista, demasiado patrón, no hablemos de El pues.
No será la definición de las formas, no será la petulancia humana de Un idealismo temeroso de conceptos hegemónicos, el que podrá eliminar la verdadera esencia, con sólo borrar la expresión que la identifica. No hablen de Dios si eso les repugna, elimínenlo y sigan hablando de un Universo socialista sin Dios. Al fin se darán cuenta de dos cosas: una, de que únicamente haciéndolo con amor podrán triunfar y, dos, de que el socialismo, este Socialismo Universal hecho con amor, no es otra cosa que el mismo Dios.
Extracto de:
SAO ME HA DICHO…
Coloquio Con Un Ser De Las Estrellas
FUNDACION SAO A.C.
8967 lecturas