Atomos. I
Varios/Otros
La finalidad de la ciencia de unión o Yoga, como se la llama en el Oriente, es relacionar al hombre con su Intimo; para lo cual este libro es sólo una introducción. El conocimiento más profundo se da al estudiante, únicamente, cuando está preparado para ello. Quienes enseñan Yoga a los no preparados sufren severas penalidades.
Los enseñanzas fragmentarias, que nos han dejado los Grandes Iniciados, han sido, frecuentemente, tomadas y alteradas por ciertas organizaciones religiosas, que debían haberlas mantenido como sagradas, desde la época en que fueron dadas. Tales organizaciones han modificado las enseñanzas, a fin de fortalecer sus propias creencias personales y estas transcripciones falsas han sumergido el mundo en la obscuridad.
El ocultismo nos enseña que el universo visible no es más que la contraparte inferior de otro más elevado, el cual, si lo percibiéramos, nos daría juventud y felicidad. Todo cuanto vemos a nuestro alrededor es ilusorio, es un simple fragmento de algo más grande; por cuanto nuestras mentes están aprisionadas y sujetas a nuestro propio mundo de ilusión. En cuanto podamos trascender éste, percibiremos, en las profundidades de la Naturaleza, una mente que dirige y guía todas las cosas.
Muchas escuelas de ocultismo, especialmente las americanas, nos enseñan la manera de desarrollar nuestros poderes internos, por el uso impropio de lo que se conoce como poder de la voluntad consciente. Tales escuelas afirman que, el Yo objetivo puede demandar y recibir cosas, impresionando, por medio del poder de la voluntad, al Yo subconsciente. En los estados más profundos de Yoga, el estudiante dirige las cosas, pero no las quiere (en el sentido que el mundo entiende el término) sino que emplea la conciencia de la Realidad en él. Por tanto, en las escuelas más elevadas, la palabra voluntad, rara vez se emplea.
No deseamos perturbar la fe de nadie; pero sugerimos que, si el hombre aprende a pensar interiormente y busca su propio reino de los cielos, podrá leer en él los libros originales de los Grandes Instructores del Mundo, los cuales no han sido alterados; por cuanto, nuestros libros de sabiduría, no han sido deformados por el mundo de ilusión. Como el profeta Mahoma ha dicho:
“A su propio libro será toda nación convocada”; lo cual quiere decir que, en lo futuro, el hombre aprenderá a distinguir lo verdadero de lo falso, cuando realice la unión con su Intimo.
Este libro trata también de la salud del cuerpo y del análisis de uno mismo. El estudiante puede iniciar estas prácticas por muy viejo que sea.
El cuerpo es una forma compuesta, a la que contribuyen muchas fuentes y períodos de experiencias, pasada y presente. En nuestras prácticas, tales experiencias son recapituladas.
Los centros inferiores representan los períodos más bajos y nuestra naturaleza animal, y están situados en la parte inferior de la vértebra. Los centros por encima del ombligo, representan estados de evolución y de conciencia más desarrollados. Los centros inferiores han de llegar a ser nuestros sirvientes, no por conquista, sino por contralor. Si fracasamos en esto, ellos nos perturban y tratarán de dominarnos, convirtiéndonos, no en hombres-dioses sino en bestias.
No entenderemos la vida plenamente hasta que conozcamos las fuerzas vivientes en nuestro interior, y transplantemos a nuestro cuerpo átomos de naturaleza superior. Con el tiempo, ello ayudará a la humanidad a ser la personificación de la justicia.
Nuestros centros atómicos son similares a grupos de estrellas en el firmamento; cada átomo es una minúscula inteligencia que gira en su propia esfera.
En nuestra aspiración, nos unimos a los átomos que nos han precedido en la evolución; puesto que ellos evolucionan como nosotros. Este cuerpo es su universidad y ellos preparan el camino que hemos de seguir.
Divisiones diferentes de conciencia o de seres, seccionan la estructura del hombre.
Cuando el estudiante penetra en sus planos interiores, se da cuenta de que este mundo es sólo una ilusión, y el tiempo y el espacio son diferentes, cuando se los observa desde dichas divisiones.
Estos planos envían su energía a la mente y el estudiante descubrirá a su tiempo, que él mismo es parte de un gran esquema universal.
Quienes no malgastan su tiempo, sino que trabajan para redimir su naturaleza inferior, penetrarán, con el tiempo, en sus propios dominios y encontrarán allí la paz de Dios que trasciende toda comprensión, se sobrepondrán a toda aflicción o dolor y se sentirán en perfecta armonía con su conciencia interior.
Desde estos dominios internos, observarán que, en la atmósfera de la Naturaleza, palpitan inteligencias y serán admitidos a mundos de belleza inspiradora y radiante; de creaciones que los ennoblecerán, porque allí son reveladas las ocultas glorias del Planeta; allí los soberanos de los elementales esperan para darles entrada a sus territorios.
En esta práctica de Yoga, el incremento de nuestra longitud de onda responde a tales substancias elementales, y ayuda nuestro desenvolvimiento; es así como recibimos la nota clave de nuestros caracteres. Por cuanto estos seres se alimentan de las fuerzas más sutiles y de la sabiduría de sus mundos, y gustosos sirven y dan la bienvenida a quienes penetran en sus reinos de comprensión y de excelencia.
Los problemas que nos confunden en la tierra se aclaran y simplifican, al contemplarlos desde los mundos interiores. Porque allí devenimos los atributos mismos de Verdad y en tales planos todas las preguntas son contestadas instantáneamente, de acuerdo con la experiencia que hayamos tenido en encarnaciones pasadas.
La atmósfera del cuerpo mental está regida por la de este mundo; pero, al absorber, con la respiración, la energía que se manifiesta en esta nueva Era, podemos, mediante la práctica de Yoga, libertarnos de tal contralor. Al aspirar, en el proceso de respiración, atraemos los átomos de esta nueva energía y, poco a poco, nos ajustamos a su longitud de onda. Estos átomos nos producen una sensación de gozo similar a la de una mañana de primavera. Cuanto más profundiza el estudiante, más adquiere esta energía y claridad, sin paralelo en su estado normal. Se efectúa en él un cambio completo y percibe, como nunca las percibió, las posibilidades de su futuro bienestar; a la vez que se da cuenta de lo indolente que ha sido hasta entonces.
Una vez estamos correctamente relacionados con los átomos del Universo, podemos atraer sus poderes. Sin embargo, si el estudiante no tiene amor en su corazón, será incapaz de atraer a los átomos que han de ayudarle a recuperar su herencia perdida. El esfuerzo mental, por sí solo, nunca lo unirá a su Universo Central.
En nuestro interior, residen muchos átomos que imparten su sabiduría a nuestra atmósfera, a fin de apresurar su propio desenvolvimiento. De la misma manera que el farmacéutico ha de saber lo que pone en sus medicinas, así también el estudiante ha de adquirir el poder de analizar cualquier atmósfera. Esto le enseña hasta qué punto responden los átomos, como también el grado de inteligencia y la apariencia externa de los mismos.
Todo gran Maestro de esta ciencia enseña, secretamente, a sus pupilos más avanzados, la manera de conversar con sus propias inteligencias atómicas, que han evolucionado más que ellos.
El hombre es el resultado de sus propios pensamientos y de su medio ambiente mental.
En el pasado, vivió en período de brillantez y esplendor, más allá de la ilusión, y puede ponerse en contacto de nuevo con átomos que representan tales períodos. En esta nueva Era, puede, una vez más, recuperar las propiedades de su herencia perdida; de su progenitura divina.
Una vez el estudiante recupera el poder de pasar revista a sus vidas pasadas, puede empezar a corregir sus faltas y buscar los poderes perdidos a causa del egoísmo y del abuso. En cuanto ha recuperado éstos, puede evocar en otros una consecución atómica similar.
Extracto de DIOSES ATOMICOS (LA AURORA DE LA JUVENTUD)
Traducción directa del inglés por M.
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