Salud en Yoga. II

Varios/Otros


Antes de iniciar los ejercicios de respiración, bébase agua; pues debemos recordar que el cuerpo tomará tanta agua como queramos darle. Este, con frecuencia, siente necesidad de ello, pues de otra manera no puede limpiarse de sus impurezas. Debiéramos beber agua fresca entre comidas y tener un jarro de ella donde podamos verlo.

También debiéramos limpiarnos las fosas nasales inhalando agua. Esto ayudará la acción de los átomos que atraemos, a la vez que fortalece los tejidos y membranas. El agua que tomamos actúa como filtro, y los átomos positivos encuentran más fácil comunicarse cuando el estómago está limpio y lleno de agua.

Al respirar, se nota muy pronto que se inhala por sólo una de las fosas a la vez; con el tiempo, uno aprende a cambiar a voluntad la corriente de la respiración de una fosa a la otra.

Hay muchos tipos diferentes de átomos para atraer y situar en su propia posición en las membranas (esa placa que los ocultistas llaman el campo magnético). Atraemos una clase a la vez, y el tipo con el cual construímos, principalmente, es el de los átomos Aspirantes. Las fosas nasales son conocidas como pasajes del Sol y de la Luna; y los átomos Aspirantes entran por la fosa derecha. Más tarde, cuando tratamos de atraer los átomos de la fuerza lunar, inhalamos por la fosa izquierda.

Cuando, en la práctica, uno descubre que está respirando por la fosa izquierda, se toma cualquier cosa, como un rollo de tela, un libro o papel y se coloca bajo el brazo izquierdo. Este ejerce presión sobre cierto nervio del brazo, y muy pronto, se empieza a respirar por la fosa derecha, y se atrae los átomos Aspirantes de la fuerza solar. Si esto no diera resultado, se oprime la extremidad del nervio sobre el músculo de la pantorrilla izquierda y ello producirá los resultados deseados.

Este procedimiento alternado se ha de practicar al objeto de producir resultados opuestos.

Se tarda algún tiempo antes de poder cambiar la respiración.

En el Oriente, se ven sacerdotes iniciados que llevan un paraguas bajo el brazo izquierdo; ellos no revelan la razón, pero, respirar por la fosa nasal derecha, mientras se camina, conserva nuestra energía. El estudiante debe recordar esto cuando haya de caminar por largo rato.

El estudiante debiera también dormir sobre su lado izquierdo, con la cabeza en su mano.

Esta posición hace que el aliento fluya por la fosa nasal derecha y produzca el mismo resultado que cuando se camina; con lo cual las corrientes vitales restablecen mucho más pronto el cuerpo cansado. Los estudiantes de edad madura notarán, también, que sus órganos digestivos funcionan más fácilmente.

La razón de que los cuerpos occidentales no pueden practicar, con éxito, los métodos orientales de yoga, es que vivimos en una atmósfera septentrional y las corrientes cambian a medida que se acercan al Ecuador.

En el primer ejercicio, siéntese en posición erecta, con la barba hundida y el pecho salido, las manos entrelazadas con los pulgares cruzados; la razón para esto es que, en esta posición, no puede entrar fuerza obsesante alguna de carácter psíquico. Hágase esto siempre, al practicar: Aspire internamente, con la máxima pureza de pensamiento y, al inhalar, piense en la palabra “aspirar”. Repita esto seis veces, con la mente concentrada en la raíz de la nariz; porque tras de ésta se encuentra el campo magnético, que reúne a los átomos Aspirantes.

No ha de haber esfuerzo en este ejercicio, sino que se ha de respirar naturalmente y mantener la mente alerta; pues en esta práctica, nunca se ha de permitir que la mente esté soñolienta.

Repita el mismo ejercicio, reteniendo la respiración por un instante, mientras se concentra en el campo magnético; luego, envíe los átomos, reunidos allí, al átomo Nous en el corazón.

Por este medio invitamos al átomo Nous a que responda; al responder éste por primera vez, es posible que el estudiante sienta un ligero dolor en el corazón. Este ejercicio se ha de repetir diariamente a horas regulares; en unas dos semanas, se ha de sentir una sensación de calor en el campo magnético. Este es un proceso para construir un puente de comunicación entre los mundos interno y externo, por medio de substancias atómicas.

Al aspirar se ha de enviar todo el amor al átomo Nous y a sus trabajadores, quedando a la espectativa de una respuesta. Cuando esto ocurre, los átomos se regocijan; pues, como dicen los Iniciados, hay gozo en los cielos. Porque, entonces, empezamos a ir hacia dentro y ponemos nuestros pies en el Sendero de Realización.

La respuesta no será en palabras ni en sonidos, sino en un pensamiento- emoción, que aprendemos a traducir en palabras. De esta manera, con la práctica, obtendremos a su tiempo, instrucción clara y precisa. Como hemos dicho en otra parte, nuestra verdadera información viene de dentro y no de fuera.

Este ejercicio es todo lo que se necesita para entenderse con los átomos Aspirantes. El átomo Nous los reúne en su atmósfera y los distribuye por la corriente sanguínea; una invasión extraña de átomos, de vibración más elevada que la normal a la que el cuerpo responde, nos sintoniza con la longitud de onda más elevada de la inteligencia que llamamos la Aurora de Juventud.

Cualquiera que sea el trabajo cotidiano que hagáis, habéis de poner aspiración en el mismo, hasta que se convierta en hábito. Ello os hará desarrollar vuestros poderes constructivos.

Cuando los obreros en el interior de vuestro cuerpo, reciben ayuda e instrucción de átomos de tipo más avanzado, se sienten inmediatamente estimulados a mayor actividad, y toman las características de esos átomos más avanzados, los cuales les inspiran a buscar unión más íntima con su Intimo. De ahí que el cuerpo físico ya no sea indolente, sino que recibe nueva vida y vitalidad; por cuanto, los átomos que responden, pasan por un período de transformación.

Los átomos Aspirantes predominan en el sistema humano y también en el seminal, y ayudan a construir los elementos procreadores. Si somos capaces de conversar con estos átomos Aspirantes, podemos también enviar nuestros pensamientos a los grupos y secciones donde ellos se desarrollan. Y a medida que aumentemos su energía, mediante la respiración aspirante, llevamos a sus respectivas secciones nuestros átomos Aspirantes de tipo más avanzado, lo cual les da felicidad; porque obtienen un período de elevamiento y, como esto aumenta también su energía, nuestro cuerpo se beneficia. Esto se refleja, a su vez, en nuestras mentes y, por primera vez, sentimos que ellos nos respetan.

Este aumento de energía hace que los átomos indolentes, de nuestro sistema secundario y del cuerpo físico, respondan también.

Cuando vibramos en armonía con la inteligencia del Escudo de Plata, éste envía a los átomos Aspirantes, una creciente expresión de aprecio por su esfuerzos y, desde el mismo momento, sentimos la responsabilidad individual por el bienestar de los mismos.

Después de los primeros pasos, empezamos a aspirar a otra clase de átomos, llamados de Transformación; los cuales producen lo que llamamos Renacimiento, pues somos transmutados en otra clase de substancia. Pero, antes de que esto ocurra, hemos de pasar por nuestras escuelas internas de instrucción, a las cuales nos han introducido nuestros átomos Aspirantes, y nuestro progreso depende de la prontitud con que pasamos revista a nuestras vidas pasadas.

Esto es un proceso similar al del embrión en la matriz, el cual atrae de su desenvolvimiento pasado el material que necesita.

El estudiante querrá, naturalmente, saber qué se quiere dar a entender por escuela de instrucción. Tenemos en el cuerpo seis grandes centros, o sea, substancias atómicas similares a grupos de estrellas, llamados en Oriente “Pétalos de Loto”. Con el tiempo, estos centros se nos abren y revelan inteligencias que nos hacen experimentar de nuevo nuestras vidas pasadas.

Pues el estudiante no puede alcanzar grandes realizaciones, sin un conocimiento de estas universidades internas y de las fuerzas del sol y de la luna.

Estas escuelas le recuerdan su evolución, desde los estados inferiores hasta sus consecuciones más elevadas; de esta manera, descubre en sí mismo dos naturalezas, una que lo vincula al bien y la otra al mal.

En la literatura oriental se describe a estas escuelas de la siguiente manera: Los centros más bajos sólo tienen cuatro pétalos mientras que el más elevado tiene mil, y se lo llama “Loto de Mil Pétalos”.

El estudiante no ha de temer ponerse en contacto con el mal lo mismo que con el bien; porque cada centro es un depósito de sabiduría; así, estudiará el mal que ha hecho y el sufrimiento a que ha estado sometido, y sabrá lo que tiene que evitar. Debiera saber también que puede gobernar las influencias de los planetas, una vez sea capaz de abrir estos centros.

En cuanto nos hemos aclimatado a la energía de los átomos de Transformación, experimentamos la sensación de haber salido de la obscuridad, pues ya no oponemos, por más tiempo, resistencia a las corrientes intermitentes de energía, que afluyen a nosotros, y damos nacimiento a energías latentes en el sistema nervioso central y en los ramales del mismo alrededor de la columna vertebral.

Hemos encontrado muy pocos, que se hayan dado cuenta de este mundo interior, sin ser también estudiante de Yoga. Y aunque hemos encontrado hombres santos, rara vez hemos visto que sean poseedores de esta ciencia de desenvolvimiento espiritual. Confiamos que este nuevo conocimiento armonizará a la ciencia con la religión, y salvará el vacío entre ellas.

En el Occidente, encontramos pocos dotados para este estudio, porque demanda gran fortaleza, perseverancia y buena disposición hacia otros. Loa pupilos, que usualmente elegimos, están bien versados en la literatura del pasado y conocen las enseñanzas de estudiantes más avanzados. Tales hombres se encuentran en todas las esferas de la vida, impartiendo sabiduría e instrucción a los ignorantes, lo mismo que a los de mente científica; a la vez que demuestran las cosas acerca de las cuales hablan. Es inútil malgastar tiempo con el buscador, que no posee el valor ni el equilibrio requeridos por el trabajo de Hermano. Es asimismo imperativo que el carácter moral esté por encima de toda sospecha; por cuanto el estudiante, en su trabajo, ha de exigir el uso de la fuerza solar y, si es inmoral o débil sexualmente, muy pronto quedará enlodado en las substancias más bajas de la atmósfera del mundo.

El lector, quizás, suponga que con las cualidades mencionadas arriba, pedimos hombres divinos, para hacer divinidades de ellos; pero no es así. Cualquiera que haya sido el pasado del estudiante, una vez comienza sus prácticas de yoga y sinceramente aspira a unirse con su Intimo, lo hace con una nueva vestidura y, si tiene éxito, descubrirá, más tarde, en su universo interior, un poderoso átomo conocido como el Intercesor, el cual está en presencia de la Realidad y aboga nuestra causa. Si somos dignos, gran parte de nuestro mal karma pasado nos será perdonado, y quedaremos libres de ulteriores encarnaciones para saldar nuestro mal pasado.

El encuentro con este Intercesor o Daimón es un momento trascendental en la vida del estudiante.

Los átomos superiores poseen tres cualidades: Virtud, Sabiduría y Verdad. Cuando yoga une virtud y sabiduría, da nacimiento a nuestra antorcha de Verdad. En otras palabras, el equilibrio de las fuerzas solares y lunares despierta esa corriente conocida y, a veces, llamada “Espada Flamígera de Justicia”, que, al igual de los átomos Aspirantes, tiende un puente sobre el vacío que nos separa de nuestro Intimo. En Oriente se lo llama Fuego serpentino. En términos científicos, se lo puede analizar como electricidad estática y, una vez evocado, asciende por el sistema nervioso central, aumentando en velocidad al traspasar cada centro. Nos ocuparemos de esto más adelante.

Hemos dicho antes que, la sabiduría más grande que podemos registrar vino de la luna; pero más allá de ésta existe una sabiduría que procede del Sol que está detrás del nuestro.

Tiene poder sobre el sol, la luna y las estrellas; esta sabiduría mostrará al estudiante que tiene cuerpos celestiales, lo mismo que terrenales.

Con el tiempo, el estudiante reducirá la naturaleza en él a su primer elemento; por cuanto, de este fuego sagrado surgen todas las cosas. Esta esencia de la Naturaleza, principio fijo de todas las cosas, construye en él su divina herencia y su tesoro perdido. Una vez el estudiante realizado su propósito, se sentirá lleno de vigor y de fuerza.

La senda del espíritu se flama senda del Intimo y, para cada uno de nosotros, llegará el momento en que tendremos que perderlo todo o aceptarlo todo. Buscamos unión con este poder interior; porque hay en nosotros un poder acumulado para el uso de generaciones futuras.

Este rayo invisible es una espada que ataca cuando menos se espera. Como ladrón en la noche penetrará en nuestra atmósfera y creará malestar y desorden en todos aquellos que rechacen su presencia. Por tal razón debiéramos prepararnos para su instrucción.

En yoga, el átomo Nous nos conduce a las inteligencias atómicas, que nos han de instruir.

Una vez hemos aprendido el proceso de comunicación, entre el mundo exterior y el interior, se nos permite recuperar nuestro conocimiento, penetrando en cualquiera de los períodos del pasado. Sólo más tarde descubrimos que el átomo Nous conoce mejor lo que es necesario para nuestro desenvolvimiento; por cuanto él actúa bajo la dirección de una gran inteligencia atómica llamada el Arquitecto, el cual le presenta el plan que ha de seguir. Hemos de recordar que, el átomo Nous es el Maestro Masón del Cuerpo.

El átomo Nous es responsable del trabajo que tiene que ejecutar, y elige su propia clase de trabajadores; por los cuales es responsable, lo mismo que por el edificio.

El estudiante comprenderá ahora, por qué esta inteligencia se regocija cuando le llevamos trabajadores atómicos superiores de naturaleza aspirante.

Los estudiantes que han recuperado su conocimiento pasado, con frecuencia se queman los dedos investigando los rincones inferiores de su naturaleza, al objeto de adquirir poderes y convertirse en magos. Cuando esto ocurre, pronto vuelven humildes a la fuente que les ha de dar la instrucción que necesitan para su desenvolvimiento presente.

A medida que el estudiante penetre más profundamente en los planos sutiles de su ser, este puente vibratorio lo vinculará, también, a profundidades similares, de su naturaleza inferior.

Esto es una lucha por la pureza de pensamiento, y su respiración aspirante, que con el tiempo se hace rítmica, lo sostiene en momentos de peligro. El cuerpo físico es el apoyo fundamental del ocultista y lo sitúa en oposición más fuerte que los ángeles o demonios; porque tiene la tierra de donde saltar, y sus pies no encuentran resistencia, porque se apoyan en substancias flotantes.


Extracto de DIOSES ATOMICOS (LA AURORA DE LA JUVENTUD)

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