Paseo sobre las Olas del Nacimiento y la Muerte.
Varios/Otros
Quang, puesto que hablo de los trabajadores, no puedo omitir el problema de la vida y la muerte. En una situación como es la Vietnam hoy en día, el servicio se encuentra a diario con la muerte. ¿Cómo tantos de nuestros hermanos y hermanas han dado ya sus vidas? Lien, Viu, Tuan, Tho, Lanh, Mai, Hung, Hy, Toan, y nuestros ocho hermanos que fueron raptados hace ya nueve años… Al trabajar en la zona de fuego, al quemar los cuerpos de niños y adultos, es imposible ignorar la muerte.
Muchos jóvenes, muchos monjes y monjas han venido a servir, a entregar su amor a aquellos que están sufriendo. Ellos son siempre conscientes del hecho que de que la cuestión más importante del Budismo es el problema de la vida y de la muerte. Una vez que hemos realizado que la vida y la muerte no son sino dos caras de una misma moneda, tendremos el valor de encarar ambas. Cuando yo tenía 19 años solamente, se me asignó una meditación que hallé muy dura de llevar a cabo: la meditación sobre los cadáveres del cementerio, y tuve muchas resistencias para realizarla. Pero ya no pienso igual. Creí que esa meditación debería estar reservada a los monjes mayores, digamos de 35 a 40 años; pero desde entonces he visto demasiados jóvenes soldados, de 13, 14 ó 15 años, inmóviles unos junto a otros. No tenían preparación, no estaban listos para morir. Y ahora he comprendido que si uno no sabe como morir, difícilmente sabe cómo vivir.
Porque la muerte es una parte de la vida. Hace justo dos días, Quynh Hoa me dijo que a los 20 años se es lo suficientemente mayor como para hacer contemplación sobre un cadáver. Quynh Hoa puede decir eso porque acaba de cumplir 21 años. Debemos mirar la muerte cara a cara, reconocerla y aceptarla, tal y como aceptamos la vida.
El Sutra de la Atención Mental habla de la meditación en un cadáver: meditar sobre la descomposición del cuerpo, cómo el cuerpo se hincha y se vuelve violeta, cómo es devorado por los gusanos hasta que sólo minúsculas porciones de carne y sangre quedan adheridas a los huesos; meditar sobre el momento en que sólo quedan los huesos que a su vez va siendo lentamente descompuestos hasta ser solamente polvo… Meditar sobre eso, sabiendo que tu propio cuerpo seguirá el mismo proceso. Meditar en el cadáver hasta que te sientas en paz, hasta que tu mente y tu corazón se sientan ligeros y tranquilos y una sonrisa aparezca en tu cara. Así, al superar la repulsión y el temor, la vida será vista como algo infinitamente precioso, como algo que merece la pena ser vivido a cada segundo. Y no sólo nuestra vida será reconocida como preciosa, sino la vida de toda persona, de todo ser, de toda otra realidad. No nos engañemos con la idea de que la destrucción de otras vidas es necesaria para nuestra supervivencia. Veremos que la
vida y la muerte no son sino dos aspectos de la Vida y que sin ambos, la vida no es posible, de la misma manera que son necesarias las dos caras de una moneda para que la moneda sea tal. Sólo ahora es posible superar la vida y la muerte y saber cómo vivir y cómo morir. El Sutra dice que los Bodhisattvas que han penetrado la realidad de la interdependencia han transpuesto todos los puntos de vista estrechos y han captado la vida y la muerte como una persona navega en pequeño bote sin sumergirse o naufragar bajo las olas de la vida y la muerte.
Quang, algunas personas han dicho que si se mira la realidad con los ojos de un budista, uno se vuelve pesimista. Pero pensar en términos de optimismo o pesimismo simplifica excesivamente la verdad. El problema en ver la realidad tal como es. Una actitud pesimista no puede nunca crear la calma y la sonrisa serena que florece en los labios de los Bodhisattvas y de todos aquellos que alcanzan el camino.
Thich Naht Hanh
Extracto de: Como lograr el milagro de vivir despierto.
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