Reencarnación y Karma.
Varios/Otros
Antes de nacer, reunimos todos los materiales que se desintegraron al morir, en nuestra encarnación anterior. De esta manera, el hombre atrae su antiguo cuerpo y las estructuras atómicas del mismo; hereda sus dolencias y carácter anteriores de las condiciones físicas de sus progenitores.
Con frecuencia, por desgracia, el Intimo es incapaz de atraer todos los elementos necesarios para completar su cuerpo físico, lo cual es causa de deformación y de dolores en los huesos, cuyo origen se desconoce. A veces, el esqueleto contiene ciertas sustancias que endurecen la energía atómica en el mismo, produciendo, después del renacimiento, una deficiencia atómica.
Se nos dice que, la fuerza atómica más grande, conocida por el ocultista y que la ciencia descubrirá algún día, puede ser aprisionada únicamente en la piedra pómez.
Por karma queremos significar la ley de Causa y Efecto. Si perjudicamos a otros, debemos pagar la penalidad en esta vida o en otra. En la literatura teosófica leemos acerca del karma físico, mental y espiritual. Pero en nuestro sistema secundario, empezamos a analizar las cosas y encontramos que son diferentes de como se nos ha hecho creer; quedamos sorprendidos al saber que, en vidas pasadas, hemos soportado cargas mucho mayores que las debidas a nuestra creación del mal. En tales casos, un átomo Instructor nos recomienda que observemos la vida siguiente. Al hacerlo así, descubrimos que nos vimos singularmente libres de ansiedad y de dolor; pues los errores de nuestra juventud habían sido compensados previamente.
La causa de nuestra ansiedad y dolor es nuestro karma, que pende sobre nosotros; pero la sensación de libertad vuelve a nosotros, en cuanto emprendemos la práctica de yoga, porque decidimos vernos tan libres, como sea posible, del mal, a fin de llegar a nuestro Intimo.
Mantenemos en reserva un depósito kármico, lo mismo que una provisión de energía.
Debiéramos recordar siempre que nosotros mismos escogemos y analizamos el cuerpo en el que vamos a encarnar. Buscamos cuerpos que nos suponemos nos proporcionaran el ambiente y experiencia que más necesitamos.
Con frecuencia, en nuestra ansia de volver pronto a nuestro Intimo, nos sumergimos profundamente en densidades de materia a fin de adquirir una porción mayor de experiencia en una vida.
Cuanto más grande es el alma, más profundamente se sumerge y, aunque sufra extraordinariamente y parezca que toda luz la ha abandonado, se acerca tanto al Intimo, que pocos que encarnan en el lujo y la indolencia consiguen; pues éstos reciben muy poco de la experiencia del mundo, que les ayude en su crecimiento.
Con frecuencia, encontramos hombres, al parecer, libres en todo cuanto hacen; libres para viajar, libres de preocupaciones y de aflicciones, libres de asociarse con quienes ellos quieran.
Estas personas acumulan gran experiencia, relacionada con cosas ocultas, no conocidas para la mente corriente, y han acumulado este buen karma para esta vida.
Hay también personas que no encarnan durante un prolongado período, y acumulan una gran cantidad de energía; a ésta agregan un gran depósito de poder, que utilizarán al encarnar.
Esto es energía determinativa. Napoleón es un ejemplo de este tipo.
Extracto de DIOSES ATOMICOS (LA AURORA DE LA JUVENTUD)
5950 lecturas