El sendero del arquetipo divino. II

V.B. Anglada


Ahora ustedes dirán lo que sienten, pueden preguntar, y al observar, que no es necesario que su pregunta tenga que ver con lo que acabamos de decir en este momento, sino que todo cuanto quedó en suspenso de una vida inteligente producto de nuestra conversación pasada, o de algo relacionado más o menos directamente con lo que estamos conversando aquí, pueda constituir un interés específico para alguno de ustedes, o para todos en general.

Interlocutor. – Me parece que hay una cosa de mutuo interés para los que siguen con atención nuestros esfuerzos que hacemos todos aquí de conectarnos con el Yo superior, con lo más noble que hay en nosotros. Ayer, por radio, se dijo y se nombró a René Guénon, desde Francia, que algunas escuelas esotéricas decían que nuestra personalidad no tiene ninguna posibilidad de contactar nunca con el Ego, que el Ego es espíritu, es eterno, que después la personalidad muere, que es totalmente perecedera al igual que el cuerpo físico, y que ni aquí ni allá puede contactar con el Ego. El Ego y la personalidad, el Espíritu y el cuaternario inferior no tienen ninguna posibilidad de contactar. Esto me pareció una cosa muy rara por parte de algunos esoteristas, cuando, precisamente, la meta de la evolución es ir fecundando las personalidades a través del Ego, para que la experiencia desde su propio plano, sin bajar de su propio plano, y a la personalidad pues pueda manifestarle como seguidor de la Jerarquía, como discípulo, como un Maestro, en fin. O sea, que me chocó mucho eso de que el relevo no puede ser porque el espíritu es eterno, y como que es eterno, la personalidad perecedera, quedan unos restos de nuestra memoria, de nuestra sensibilidad, que va vagando por las dimensiones, y de estos restos lo único que puede supervivir, incluso dice, por siglos, sin desintegrarse, otra cosa rara, no tiene ninguna posibilidad de hacer contacto con el Ego. Creo que ha surgido un tema de tipo general, que vale la pena de desarrollar.

Vicente. – Sí, sí. Desde luego, solamente tengo que decir que yo, por ética, respeto siempre todas las ideas, creencias y opiniones de los demás, pero, no obstante, la línea de la atención tiene un camino bien delimitado, es el camino de la integración. Empezamos, en las primeras etapas de nuestra vida psicológica, tratando de integrar nuestro cuerpo en funciones, digamos, más o menos armoniosas y equilibradas, y persiguiendo, como siempre hemos dicho, el arquetipo de belleza que el cuerpo físico tiene el deber, la ley, el karma, de representar en determinado estadio de la evolución del hombre aquí en la Tierra. Tenemos también otro tipo de integración que se produce cuando el ser humano se da cuenta que está apegado a cosas y a personas, y sin dejar de amar a las cosas y a las personas es, sin embargo, capaz de desapegarse, viviendo íntegramente su vida emocional. Hay también..., teniendo en cuenta, que la vida emocional, todo lo que es el cuerpo astral, tiene como finalidad representar la voluntad hasta donde el hombre puede desarrollarla, comprenderla y actualizarla. Y subiendo también, ya en la línea de los arquetipos, vemos el arquetipo mental, cuya estructuración se está formando en los grandes pensadores del mundo, persiguiendo arquetipos de tipo meramente mental pero que constituyen la base de una perfecta unidad o integración, buscando el principio de verdad que está no sólo en las cosas y en las personas sino por todo el universo.

Pues bien, ¿qué pasará, diga lo que diga René Guénon, cuando el cuerpo físico esté completamente integrado, cuando la emoción humana esté plenamente armonizada e integrada, y cuando el cuerpo mental esté completamente integrado en sus funciones como recipiente de la fuerza magnética de la evolución, tras la conquista de una serie infinita de verdades o misterios menores? Sencillamente, que por la fuerza de las cosas, por aquel gran misterio del cristianismo esotérico, que tiene que ver con el Cáliz y con el Verbo, el Verbo se manifestará lo quieran o no lo quieran reconocer los hombres de ciencia o los esotéricos de tipo elemental-intelectualizado, porque se trata de un misterio. Desde el momento en que (se realiza) la integración del Cáliz, o sea, el cuerpo físico, la mente y la emoción del hombre, automáticamente se produce un hecho natural en la naturaleza, tan natural como el perfume de una flor en primavera: se produce la integración superior con aquella entidad, llámesela como se quiera, Yo Superior, Ángel Solar, el OM Sagrado, el Verbo de Revelación, la Iluminación Divina, o la contemplación magnificente de la naturaleza.

El nombre es lo de menos, porque se trata de proceder a través de cosas objetivas, restableciendo siempre un misterio de verdad. Así que, cuando la integración se produce - ya digo que se produce cuando estamos plenamente apercibidos del momento que estamos viviendo, cuando existe silencio, cuando existe un estado de verdadera castidad en el corazón, y cuando existe un cuerpo sin enfermedades, en este mismo momento en que se produce la integración -, (no sólo) pasa a depender ya del Yo, al que se refiere el Sr. Guénon, sino que enteramente ha perdido realmente la personalidad, que será seguramente a lo que se está refiriendo Guénon, el Yo Superior, o el Alma en su propio plano, o el Ángel Solar, como ustedes quieran. El caso es que aún existe la separatividad, porque la separatividad existe solamente cuando no hay síntesis, cuando la sensibilidad va atacando por su propio lado y la percepción de la conciencia actúa por otro, en esta división es imposible que el Yo Superior pueda manifestarse, pero cuando existe integración se produce este milagro natural, de que el Verbo se introduce en el Cáliz y, entonces, a través del Cáliz purificado se manifiesta el Verbo. Esto desde un punto de vista realmente racional, y viendo ya siempre los misterios del cristianismo, que son misterios sagrados en su punto esotérico, cuando son comprendidos desde sus raíces, y no desde la periferia.

Leonor. – No sé si es el que pregunta el amigo, (pero es que) René Guénon, el que dice él, ¡ah! no te extrañe, es de la línea de Gurdjieff.

Interlocutor. – ¡Ah! ya comprendo.

Interlocutor. – Yo quisiera preguntar; cuando una persona se encuentra, que por su naturaleza, su forma de ser, cuando piensa en cosas puntuales, lo natural en ella es sentir más que pensar, o comprender, que su natural es incluso llegar al sacrificio si conviene por colaborar en la obra de Cristo, pero que en cambio de su propio instinto o naturaleza no sale el preocuparse, pues, de que su grado de conciencia esté a la altura para poder iluminar su sentir, cuando... (se produce un corte de sonido)

Vicente. – A no ser que sea una persona de tipo netamente emocional, incapaz de coordinar inteligentemente, es buscar en lo profundo de su corazón con una sentida pregunta el porqué de su estado. El porqué se siente apegado, o apegada, a valores transitorios, sean los valores que nacen del contacto familiar, o los que nacen de las propias predisposiciones kármicas, producidos por la integración más o menos acentuada de los átomos permanentes al incidir dentro de la materia de cada uno de sus cuerpos. Entonces, el proceso es, si podemos llegar a este punto, de serena expectación, porque la línea de la mente tienen su propia programática, así como la tiene la línea del corazón, entonces, tal como decía Buda, el gran iluminado, hay que situarse dentro de un estado sereno y absoluto de expectación mental, porque la expectación mental trae como consecuencia una gran apertura del corazón, porque, entonces, en esta apertura, no existe capacidad para cosas pequeñas, sino que existe solamente el hacer de lo grande, y, naturalmente, cuando existe el hacer de lo grande, ¿cómo puede anidar lo pequeño? Entonces, no se trata de ver lo que me pasa: esto no es un caso determinado, es un caso total dentro de la humanidad.

Cuando se tiene un gran problema, (hay que actuar) operando místicamente, tal como dijo Cristo: “Pedid y se os dará”, ¿por qué?, porque el pedir a la Divinidad forzosamente tiene que trascender las limitaciones del ser humano que está rogando. Las fronteras de su mente tienen forzosamente que ensancharse y el corazón forzosamente tiene que adquirir una capacidad increíble de percepción. Cuando se está en ese estado de expectación tremendo, se está vivificando aquello que hemos dicho al principio, se está introduciendo dentro de nosotros como seres completos la virtud, el poder, la capacidad de síntesis. ¿Qué es síntesis? ¿Cómo decirles a ustedes qué es la intuición? ¿Qué es la iluminación? ¿Qué es la verdad? Es esto, y cuando tenemos la verdad ya no preguntamos, sabemos.
¿Se dan cuenta de lo que es buscar una cosa y tenerla dentro, y ser conscientes de que la tenemos dentro? Pero, ¿qué es lo que ocurre frecuentemente? Estamos inmersos dentro de una sociedad estructurada según unos moldes tradicionales y siguiendo las directrices que no han variado efectivamente, desde el ángulo de vista esotérico muy fundamentalmente, desde los tiempos de la caverna, en donde el hombre estaba preso de las necesidades inmediatas.

Ahora, hemos intelectualizado la vida, hemos subido a un pedestal, y de este pedestal continuamos operando de la misma manera como operaba el hombre de las cavernas, estamos presos de lo inmediato, de aquello que constituye el fermento que debería ser en esta evolución y que nos empequeñece, que hace que perdamos de vista los grandes arquetipos de belleza, de bondad y de verdad, que son la conquista más allá de las leyes de espacio y del tiempo a través del sendero espiritual. Entonces, una apertura, una pregunta, y la respuesta es inmediata, porque la respuesta es siempre inmediata y proporcional a la calidad, a la sinceridad y a la potencia de la pregunta. ¿Se han dado cuenta, de que si no recibimos respuestas es porque no hacemos preguntas que puedan llegar a la Divinidad, y tienes que recurrir a otros hombres para que nos la definan? Y ¿qué pasa con la humanidad?, (pues) que estamos siguiendo personalidades, y a fuerza de seguir personalidades, de no importa qué campo social del mundo, hemos perdido progresivamente la capacidad de pensar, de sentir de acuerdo con arquetipos superiores, de acuerdo con nosotros mismos, habida cuenta de que somos hechos a imagen y semejanza de la Divinidad.

Interlocutor. – ¿Podríamos nosotros enjuiciar, podríamos decir, nuestros yos inferiores, como elementales del gran Creador? Esta es la pregunta y me dice si me puede contestar.

Vicente. – Fíjense ustedes la pregunta, ¿podemos relacionar aquello que definimos los yos muertos, con existencias elementales que sacudimos de nuestra aura etérica, emocional o mental, y que son las que impiden una percepción inmediata de la verdad? Yo diría sí y no, un aparente contrasentido. Dense cuenta, de que aquello, que hemos dicho muchas veces, que existe entre ustedes y yo, o entre ustedes, este vacío, (que) está lleno de algo, este algo es el que hay que descubrir para responder la pregunta de la buena amiga; porque por nuestra capacidad creadora estamos monopolizando una serie de fuerzas elementarias que existen en el éter, y según la calidad de nuestras preguntas o nuestras actividades, así será la calidad de esas fuerzas inmersas en el éter que están constituyendo nuestro karma. Entonces, entramos dentro de una Era programática, ya no es el hombre y su karma, sino cuáles son los agentes que contribuyen al karma. Entonces, sí y no, y no hay sí, porque la verdad, el karma, no es más que una expresión objetiva de nuestras capacidades volitivas, de nuestras capacidades de expresión, y de nuestro poder como seres humanos de remover creativamente los éteres.

Desde el momento en que yo —o a cualquiera de ustedes, me refiero—, puedo monopolizar una cierta cantidad de elementos dévicos por la fuerza de la mente o por el impulso de su corazón, ya (se) está creando una atracción magnética para aquellos agentes dévicos o angélicos que están en el éter. Entonces -cuando decimos: “el hombre es tal como piensa en su corazón”, o, ”siembra vientos y recoge tempestades”-, se está revelando este proceso, esta manipulación de aquello de lo cual deberíamos ser responsables y no los somos, que es la actitud humana. Una actitud ante la vida y ante la sociedad, teniendo en cuenta algo que olvidamos frecuentemente los esotéricos, y es que a cada palabra y a cada pensamiento sucede un color y un sonido en el éter que invocan a los devas, esas fuerzas elementales que existen en diferentes gradaciones, en infinitas gradaciones, que se extienden desde los pequeños elementales que se agitan en la tierra hasta los grandes arcángeles que constituyen los Señores de un plano dentro de un sistema solar. Entonces, ¿qué es lo que pasa con esto?, ¿qué es la enseñanza que se desprende de esta actividad del hombre?, ¿de la comprensión de esta idea de que estamos trabajando constantemente con éter, con aquella sustancia en el éter que permite la expansión de nuestra vida, que permite que yo pueda hablarles a ustedes, que permite que yo pueda pensar, que yo pueda sentir, que yo pueda moverme? Esto que técnicamente llamamos energías y fuerzas, y que la ciencia está ahora tratando de investigar en el mundo oculto, en la cuarta dimensión, es la fuerza que monopolizamos a través de esas entidades, que no son ni buenas ni malas sino que son tal como somos nosotros, porque están de acuerdo con lo que pensamos, con lo que sentimos y con lo que hacemos constantemente; hasta el punto de que si el hombre vivió en las cavernas era porque era incapaz todavía de pronunciar sonidos articulados, y su articulación, su forma de expresarse, sus sonidos guturales, solamente producían en el éter un tipo de percusión, de color y de sonido que afectaba a los elementales de la tierra y, por lo tanto, el hombre forzosamente tenía que vivir en las cavernas.

¿Qué pasa, por ejemplo, con una sociedad civilizada como la que tuvo su vida, su actividad, en Grecia o en Egipto? Porque, la forma de pronunciar los sonidos le da un sentido de belleza, un sentido filosófico de la vida, una gran unción además, un gran amor por los arquetipos. Naturalmente, ¿qué reflejaban entonces los griegos del pasado, los grandes griegos? Reflejaron con su música el sonido, buscando la gloria de Dios, devas excelsos que fueron los promotores de la belleza que todavía podemos admirar en Grecia, o la sabiduría inscrita todavía dentro de las pirámides, o los sacerdotes egipcios herederos de la gran tradición atlante. Entonces, esto que estamos haciendo aquí, yo creo, es crear unos devas que compartan con nosotros, tal como es la ley, el fruto de una evolución, habida cuenta de que los devas en su conjunto constituyen el chacra Cardíaco del Logos Planetario, y que la humanidad en su conjunto está situada en un nivel intermedio entre el Corazón y el centro Ajna, dentro del Corazón del Logos Planetario. Por lo tanto, llegamos a algo que siempre estamos diciendo, que estamos colaborando constantemente con la gloria del Creador, participando en el nombre de los ángeles o de los devas, del magnífico fruto de la evolución. Y llegará un día, cuando el hombre venciendo las leyes del espacio, del tiempo, de toda posible duda y confusión, no tenga nada ya que buscar dentro de los estrechos límites del 5º Reino, con la mente andrógina en toda su expresión, reflejará al propio tiempo la sensibilidad angélica más la percepción consciente del hombre.

Interlocutor. – Me permite, una pequeña pregunta. Me interesaría saber, si es posible, la pregunta que he hecho, que es, si los yos inferiores podrían considerarse como elementales del gran Creador, éstos tienen sus fragmentos de la vasija, mientras que los que crea el hombre no deben tener el fragmento de la vasija total, estos son los que con el tiempo mueren.

Vicente. – Sí, pero fíjese bien, entonces son pequeñas unidades dentro de un fragmento.

Interlocutor. – ¿Las que crea el hombre?

Vicente. – Claro.

Interlocutor. – ¿Pero no llevan mónada?

Vicente. – No, no, no, es aparte. Son creaciones, ¡eh! Y, naturalmente, podemos... cuando se habla místicamente, “vamos a matar el yo”, y esas cosas, son exageraciones, porque todo está unificado dentro de este centro que es la vida; pero nos referimos, concretamente, cuando hablamos del fragmento que somos todos los seres, que es una imagen un poquito, ¿eh?, para que ustedes se den cuenta solamente, no de lo que se entiende al pie de la letra, sino que son imágenes pictóricas para representar un estado de conciencia que no tiene representación objetiva, que es un trabajo inmenso tratar de reproducir esta cosa en un momento dado. Pero, toda la creación del hombre, como ser humano, todo cuanto monopoliza, todo cuanto es capaz de construir y destruir, son pequeños puntos dentro de su forma fragmentada como conciencia. Ahora bien, llegará el momento... eso tiene que ver también porque el Sistema Solar dentro del cual estamos inmersos tiene una constitución cuaternaria, (y) aún estamos bajo el imperio de los elementos.

Dense cuenta también, unido a esto, que estamos en un Kali-yuga, un Kali-yuga que dura un millón setecientos mil años, y que la Era de Piscis, la cual acabamos de abandonar, se manifiesta cíclicamente cada veinte cinco mil años, significa que setenta estados pisceanos se manifiestan durante el período de un Kali-yuga; esto significa también, que las creaciones que utilizamos en este presente Kali-yuga no serán las mismas que las que laboraremos cuando estemos, por ejemplo, en un Satya-yuga o la Edad de Oro de la conciencia, y cuando hablamos de recuerdo arquetípico, quizá, en el fondo del corazón, estemos recordando aquella ayuda vivida hace millones de años cuando culminó la humanidad como cuarto reino, en la estructuración (o) en la visión ideal de un arquetipo agitado en una Edad de Oro o un Krita-yuga o un Satya-yuga, de la humanidad como un todo. Y, dentro de un Kali-yuga hay pequeños satya-yugas o pequeños estados o edades de oro, como Grecia, Egipto, o los atlantes y otras formas de evolución, la ciencia de hoy día, por ejemplo, y todo dentro de un Kali-yuga.

Por lo tanto, solamente cuando en la 7ª Subraza de la 7ª Raza, cuando el hombre haya agotado el karma de todas sus vidas, cuando esté neto y puro, cuando el fuego de Kundalini no necesite Ida y Pingala, porque subirá rítmicamente por el Susumma, sin necesidad, por lo tanto, de que al imperar el fuego de Manas en Pingala se convierta en mujer, o cuando suba en Ida se convierta en hombre, (porque) si circula el fuego de Kundalini por el centro será andrógino, y, entonces, ya no tendrá necesidad de reencarnar. Ahí está todo el misterio de la evolución y la liberación del hombre.
(Hay que decir) que hay muchos seres humanos que realizaron esta conquista y se liberaron, como lo demostraron los Maestros de Compasión y de Sabiduría, y los Grandes Iniciados de nuestra Tierra. Esto es un punto de atención que someto a la opinión de ustedes: significa, que si ellos lo hicieron, constituyendo como constituyeron una parte integrante del cuarto reino de la naturaleza, significa que nosotros si nos esforzamos, si queremos arrebatar con justicia las Llaves del Reino, también podremos hacer aquello que ellos hicieron y realizar en nuestro corazón tamaña grandeza. Es lo mismo, solamente hay que esforzarse, de una manera rítmica, sin estridencias, humildemente.

Leonor. – Bueno, yo pensaba en aquella frase tan sencilla que dice “llamad y se os abrirá, pedid y se os dará”; y yo pienso que cuando un ser humano tiene un gran problema, cuando pide ¿en qué lugar, en qué forma tiene que estar integrada su parte emocional para que sepa aceptar aquello que se le da? Porque, generalmente, cuando pedimos ya hemos hecho ya una forma de lo que esperamos. Por lo tanto, hemos de estar capacitados y en qué forma para poder... cuando se pide a la vida que nos mande la solución de un problema, generalmente si la demanda es intensa y pura tiene una respuesta, pero, a pesar de que sea pura la demanda e intensa, la respuesta jamás nos satisface, según en qué grado de integración estamos, porque esperamos una respuesta adecuada a nuestro modo de pensar y sentir, que esto también puede formar parte de estos pequeños yos que hemos ido haciendo en nuestra vida. Entonces, es todo un estudio para nosotros los humanos: el saber al pedir, no tener ya nada imaginado sino que lo que nos manden lo sepamos aceptar. Pero no lo aceptamos, aceptamos una forma adecuada; por ejemplo, podemos hacer una comparación, podemos pedir... suponiendo un trabajo, pensando en que se nos da de contable y nos pueden responder dándonos el de basurero. ¿Cómo estaremos preparados para aceptarlo? Entonces, en esta integración, ¿en qué grado de preparación ha de estar el individuo, aunque sea la llamada de la respuesta en forma concretamente superior?

Vicente. – Yo, si se han dado cuenta, la base de estas conversaciones son esotéricas. Para mi modo de ver, el sólo título llevará aquí, por magnetismo y atracción natural, personas con un amplio sentido de discriminación, con un extenso campo de actividad mental y una gran comprensión espiritual, para que se den cuenta que mis respuestas van a las personas inteligentes y con cierto estado, digamos, de comprensión, que les permite captar de inmediato cuál debe ser su actitud. No podemos comparar —y es una lástima— la actitud del esoterista convencido - no la persona que lee muchos libros esotéricos, sino el esoterista que vive o trata, se esfuerza de vivir la vida esotérica de correcta relación -, con aquel pobre ser con problemas que no es capaz de formular una pregunta porque ni en su mente, ni en su corazón, existen luz o indicios para poder llamar a la puerta de los misterios. ¿Se dan cuenta cómo las respuestas deben ser de acuerdo a la persona y al tipo de pregunta? Quizá me pregunta esto mismo que acaban de preguntarme aquí, una persona de la calle, y me confundía en Dios, (y) ¿qué vas a decirle? Cuando la mente no puede razonar, cuando no existen suficientes elementos de juicio en la mente, ¿qué vamos a decirle?

Estoy hablando —y estoy feliz de hacerlo— ante un grupo de personas que piensen y sientan correctamente. Repito, ustedes no estarían aquí si no fuesen ustedes personas sensatas, capaces de preguntar, de llamar intensamente a la puerta de los misterios del propio corazón; y siendo así, cuando se encuentren ante un conflicto, no confíen el secreto más que a su propio corazón, y allí intensamente pregunten, (porque) yo les aseguro que tendrán inmediata respuesta. Esto tenía que recalcarlo de la misma manera que les he dicho al principio: si algo de lo que se dice aquí no puede ser percibido por la mente, porque quizás la forma de expresarlo, o la calidad del comentario escapa al razonamiento corriente de esta persona, si sigue con atención el misterio que aquí se está produciendo de unificación, recogerá idénticamente la fuerza expansiva de verdad que pueda existir en el comentario dentro del corazón, convirtiéndose en el fruto intuitivo que le resolverá una serie de preguntas en el transcurso del tiempo. Solamente es por la atención, porque la atención es la llave de síntesis. Es la llave —siempre estamos diciendo lo mismo— (lo está representando en una pizarra), unificando la sensibilidad con la conciencia, Dios.


Extracto de Conferencia de Vicente Beltrán Anglada
En Barcelona, 1 de Octubre de 1975
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias (G.T.C.) 1 de Marzo de 2007

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24/02/2015

Lo importante es activar la estructura espiritual o sea, la esencia que acompaña a cada uno de nosotros para que la vibración se eleve a la frecuencia demandada y requerida, que nos permita el ingreso, aceptación y acogida que necesitamos, para poder existir en un plano adecuado que la realidad consciente y eterna exige. El intercambio de conocimiento está llegando a nosotros. Hoy en día el ser humano está abierto a nuevas experiencias y enseñanzas, esto le está permitiendo crecer interiormente y unir cabos que antes estaban sueltos o que no tenían para él ningún significado. Esta abertura lo está encaminando, ya no tanto hacia la "mística o el esoterismo", lo está dirigiendo al conocimiento de la ciencia y es la ciencia, que le responderá a sus preguntas, que muchas religiones o creencias no le pudieron explicar. Al contactarse el ser con su "Yo Interno o con su Yo Superior", el hombre hablará, se expresará y transmitirá de acuerdo a su grado como médium o telépata.

Antonio desde España