El sendero del arquetipo divino. III
V.B. Anglada
¿Perdemos la noción del tiempo?
Interlocutor. – ¿Está la humanidad, o sea, el planeta Tierra, bajo la sintonía de la nota Acuario?
Vicente. – Sí. Dense cuenta, que hay una analogía en esto. Primero, porque el reino humano tiene el número cuatro como vínculo de expresión, estamos en la 4ª Ronda, en el 4º Planeta, en el 4º Reino y, en el 4º Rayo. Por lo tanto, cuando hablamos también, algo que no hemos penetrado, por qué son cuatro los Señores de la Llama, y por qué son cuatro los puntos cardinales, y por qué son cuatro las fases de la Luna, y por qué son cuatro las edades del hombre, y por qué son cuatro los sistemas respiratorios, la inspiración, la inhalación, y sus intervalos creadores; y por qué son cuatro los elementos. Solamente hay que educar la analogía. Desde el momento en que educamos la analogía vemos claro el proceso, para culminar el cual viene el estado cumbre del Arhat, el del ser humano que después de pasar por el Misterio de la Transfiguración o 3ª Iniciación, entra en la gran cruz de la prueba iniciática, que es la cuarta, (la) de la crucifixión, y por qué son cuatro las aspas de la cruz. A partir de aquí ya empiezan las leyes del 5º Reino de la Naturaleza, y hablamos del reino humano; en cambio, para el reino divino impera el 5º Rayo, la 5ª Ronda, el 5º Esquema Planetario, la 5ª Cadena, la 5ª Raza-raíz —la 7ª Subraza de la 5ª Raza, ahora estamos en la 5ª Subraza de la 5ª Raza —.
Por lo tanto, otra cosa también, la 5ª Subraza de la 5ª Raza, unido a todo el cuaternario hacen nueve, ¿por qué son nueve los meses de gestación? Es decir, que hay que aplicar siempre la analogía, pues desde el momento en que empleen la analogía, verán cómo todo cuanto hasta aquí han visto fragmentando se está uniendo o juntando hasta constituir un bloque unido, hasta constituir una solidez inmarcesible dentro del reino de la conciencia, y con el tiempo nos daremos cuenta que estas pequeñas charlas, más que el estímulo de la palabra es la unificación del corazón, este silencio que se produce cuando estamos en intercomunicación, y que hace que ustedes y yo seamos la misma cosa, porque, lo comprendamos o no, tratamos de ajustarnos a ideas arquetípicas, y en el corazón de todo ser humano siempre está latente la aspiración hacia la Mónada y el recuerdo del..., y esto constituye la mayor garantía de que la evolución nos lleva incesantemente, a pesar nuestro, podíamos decir, hacia la creación de un soberbio arquetipo que será la luz, la esperanza y la ausencia total de todo egoísmo en la raza humana.
Interlocutor. – Yo quería preguntar si la conciencia y la sensibilidad crean la voluntad, o si la voluntad crea la conciencia y la sensibilidad.
Vicente. – Yo diría una cosa, que en la sensibilidad hay voluntad, y que en la conciencia hay voluntad, pero cuando la conciencia y la sensibilidad se han unido ya es la Voluntad de Dios. Pero siempre es lo mismo, ¡eh! ¿Por qué creen ustedes que si extienden el campo de la percepción se dan cuenta que estamos tocando siempre misterios y verdades? Hay que abrir las compuertas de la mente, hay que destruir constantemente este círculo infranqueable de nuestras pesquisas, aquello que nos detiene, el hecho de querer visualizar algo que interiormente no estamos convencidos si está a nuestro alcance, el hecho de rotura de los diques y de traspasar las fronteras que nos limitan. Es expansionar en dimensiones y aspectos que harán posible esta realidad magnífica del arquetipo en nuestra vida. Y algo estamos revelando ya cuando estamos en silencio, es un arquetipo subjetivo, porque todo arquetipo se manifiesta primero en forma subjetiva, hasta que todo el ser lo recoge cuando el Cáliz está preparado, siendo el arquetipo el Verbo de Revelación.
Entonces, vamos por doquier bendiciendo a las gentes, a las personas y a las cosas, como hicieron Buda y Cristo y todos los grandes Iniciados de nuestra raza.
Yo les sugeriría para terminar unos momentos de silencio, teniendo en cuenta que el silencio, siquiera sea breve, es sintético: es la voluntad de Dios, a la cual nos estamos refiriendo. Si somos capaces de permanecer en silencio de grupo durante unos momentos, esta fuerza compulsiva de la voluntad de Dios penetra en nosotros por su fuerza consciente y nos va transfigurando, es decir, nos prepara místicamente para la liberación. Así que, yo creo que más vale que callemos ya y un poco de silencio irá muy bien a todos; con la particularidad que todo cuanto se ha dicho quedará grabado dentro del corazón en virtud de esta fuerza mágica del silencio...
Muchas gracias.
Extracto de Conferencia de Vicente Beltrán Anglada
En Barcelona, 1 de Octubre de 1975
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias (G.T.C.) 1 de Marzo de 2007
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