El centro misterioso de síntesis.

V.B. Anglada


Hicimos referencia anteriormente al Yoga de Síntesis con respecto al Corazón en el sentido de una motivación espiritual de carácter cósmico. No debe ser confundido, sin embargo, con el BAKTY YOGA, el de las emociones sublimadas, que hacen del Corazón su centro de llegada, su meta reconocida. Para el AGNI YOGA, el Corazón constituye el punto de partida o la plataforma de lanzamiento hacia el Reino superior del Espíritu y de participación consciente en los Misterios infinitos de la Divinidad. Aquí en el Corazón, en el místico Santuario, es donde HÉRCULES, símbolo perfecto del discípulo humano, debe verificar la gran tarea alquímica de convertir los pensamientos en sentimientos y las corrientes emocionales en energía mental. Se trata, como verán, de un trabajo especial, acerca del cuál no nos ha sido facilitada mucha información en nuestros estudios esotéricos. Pero, nos servirá de ilustración el considerar la participación consciente del Corazón en la gran tarea cósmica emprendida por HÉRCULES.

En efecto, existe una línea de mística afinidad entre los doce pétalos del chacra cardíaco y los doce puntos de luz monádica o de fuego eléctrico que se hallan ocultos en el centro del Lotos de Mil Pétalos del chacra coronario. Podríamos decir así que cada uno de los trabajos realizados por HÉRCULES en el corazón, repercute en cada una de las Constelaciones del Zodíaco y despierta uno u otro de los puntos de fuego en el interior del centro superior de la cabeza, despertándose así progresivamente y entrando en actividad las doce corrientes de energía que unifican sutilmente ambos centros y que son emanaciones de las corrientes cíclicas de actividad de las doce Constelaciones Zodiacales.

Cuando HÉRCULES ha realizado enteramente su trabajo, cuando simbólicamente hablando es consciente en cada una de estas doce corrientes de energía espiritual dentro de su corazón, los doce pétalos dorados en el centro de la cabeza entran en funcionamiento y empieza a actuar dentro de la vida humana una nueva expresión psicológica, la del perfecto Iniciado, o si ustedes lo prefieren, la de un Maestro de Compasión y Sabiduría, o sea, la unificación perfecta del corazón y de la mente en el esquema de evolución del ser humano, con el despertar del centro de Síntesis o de la Voluntad creadora ...

La evolución del centro del Corazón constituye una de las grandes Metas del Logos planetario en relación con su particular esquema terrestre y EL, aun dentro de Su para nosotros infinita grandeza, se halla atravesando actualmente las potentísimas crisis que preceden a la Cuarta Iniciación Cósmica. Ello motiva que nuestro planeta Tierra, en el devenir de su Cuarta Ronda, se sienta profundamente afectado por tales crisis, especialmente en lo que a la humanidad respecta ya que, como sabemos, es el Cuarto Reino de la Naturaleza y está regido en su totalidad por el Cuarto Rayo, cuyo distintivo particular es el de “Armonía a través del Conflicto”. La analogía, como ustedes verán, es perfecta en todos sus detalles.

La evolución mística del corazón condiciona así a la jerarquía espiritual humana y determina la situación de cualquier alma en el Sendero. La gran familia humana puede ser catalogada en orden a su evolución espiritual por el grado de adaptabilidad a la vida del Corazón, es decir, de acuerdo al número de pétalos del mismo que cada ser humano haya logrado desarrollar en el incesante devenir de la búsqueda interior. Cada ser humano es así un pequeño Hércules que trata de realizar en el diminuto esquema de su vida alguno de los doce trabajos del gran HÉRCULES universal que su alma solar le ha confiado. En virtud de ello existen las leyes inmutables de la Reencarnación y del Karma, unas leyes que naturalmente no trataremos de imponer aquí en nuestras conversaciones, pero que son los dos ejes mágicos alrededor de los cuales gira por entero la vida humana y aún la del Logos solar del más exaltado Universo.

Cómo y de qué manera ha de ser realizado el trabajo corresponde a la evolución alcanzada por cada una de las almas de los hombres en su intento de representar en la vida alguna definida función social, teniendo en cuenta que al desarrollo de cada uno de los pétalos del Corazón ha contribuido la actividad de algún determinado Rayo, el cual condiciona y matiza tal tipo de actividad actuando por medio de la mente, de las emociones y de los sentidos corporales. Vemos surgir así en tiempo y espacio los distintos tipos raciales y los diferentes temperamentos psicológicos regidos por el imperativo de la ley de evolución, que corresponde a cualquier alma espiritual en cualquier estadio del Sendero y a la presión ejercida por las energías que proceden de los planetas y de las Constelaciones siderales.

La evolución espiritual del ser humano presupone siempre la mayor o menor actividad de un centro etérico y de su correspondiente glándula endocrina, pero hay que tener en cuenta que tal tipo de actividad específica viene condicionado por el pasado de aquella alma y también por el número de pétalos desarrollados dentro del corazón. Si analizamos atentamente el proceso veremos que el centro cardíaco es el más importante, no sólo por ser el asiento de la Vida espiritual en todos sus niveles expresivos, sino porque se centralizan en él las actividades cósmicas de la Divinidad Solar y la atención especial de algún Logos planetario dentro de nuestro Sistema estelar de mundos.

Las Doce Constelaciones y los doce planetas, más la presión ejercida por los Siete Rayos, condicionan así la evolución de los Reinos de la Naturaleza, de las Razas, de las Naciones y de los seres humanos y cada uno de nosotros deberá ser progresivamente consciente de estas actividades internas y presiones internas cuando intente dilucidar la gran incógnita de su vida y a interrogarse acerca de su identidad, procedencia y destino como una entidad cósmica.

La profunda consideración de esta serie de ideas nos permitirá entrever una Ciencia Psicológica, velada hasta aquí por las condiciones humanas, por su falta de sentido creador y por la importancia asignada a las cosas superficiales. Nuevas zonas de interés social aparecen ante nuestras percepciones, aumentando quizás nuestro sentido más íntimo de responsabilidad como seres humanos inteligentes y brindándonos unas más gloriosas perspectivas espirituales, supremas metas de nuestro eterno destino de ser y de realizar...

Pregunta: Todo cuanto ha dicho usted me ha resultado extrañamente familiar y quizás me ha permitido aclarar dentro de mi mente aquella frase esotérica “... el 9 es el número del hombre” Pero, ¿por qué se dice esotéricamente también que “el 9 es el número de la Iniciación”?

Respuesta: Pues simplemente que la Iniciación es un proceso dentro de la vida del ser humano regido por 9 edades cósmicas, de la misma manera que el nacimiento de una criatura en el mundo físico es el resultado de una actividad maravillosa de orden interno cuya duración equivale a 9 lunaciones, es decir, que la semilla del hombre está enterrada místicamente 9 meses “bajo tierra”, en el interior del seno materno antes de que pueda surgir la luz. Pero, recuerde que el 9 es el número del hombre y también el de la Iniciación, sólo durante el ciclo correspondiente a la presente Cuarta Ronda y en este Cuarto Planeta, nuestra Tierra. Esta Ley o principio, quizás no actúe en rondas superiores, las que corresponden por ejemplo a las Cadenas de Venus o Mercurio. Estas afirmaciones esotéricas a nuestro alcance se refieren única y exclusivamente a nuestro planeta Tierra el cual, como sabemos, no es un planeta sagrado. El símbolo de la Iniciación es LUZ.

Hay pues una directa relación entre el “alumbramiento” físico y la iluminación espiritual. Subyace aquí, en esta relación, un Misterio regido por el número 9, que en etapas superiores de evolución nos será revelado.

Pregunta: Existe pues una directa relación entre los planetas, los Rayos y cada uno de los pétalos desarrollados dentro del Chacra Cardíaco?

Respuesta: Existe una relación directa y total y esta verdad será científicamente reconocida en un próximo futuro y el ser humano, gracias a este conocimiento del Corazón como Centro de la Vida y de la Inteligencia Creadora, no será considerado como hasta aquí como un fenómeno aislado dentro del Universo, sino la expresión en tiempo y espacio de todas las corrientes de vida que circulan por el Cosmos absoluto con sus inevitables repercusiones psicológicas.

Pregunta: Así pues, ¿cree usted que la Psicología y la Astrología deben trabajar conjuntamente para una mejor comprensión psicológica del ser humano?

Respuesta: Tenga usted presente que la Psicología y la Astrología son Ciencias de la Personalidad humana y que, por tanto, se hallan estrechamente vinculadas con la evolución de la humanidad. La Psicología del ser humano viene regida por los Siete Rayos, tema al que dedicamos nuestra atención en conversaciones anteriores, pero su expresión personal en orden a cualidades viene condicionada astrológicamente por la influencia de los planetas y las Constelaciones. El alma humana y cada uno de sus vehículos vienen regidos por el poder de los Rayos, por la Psicología interna, si es que podemos decirlo así, pero su lugar en el tiempo y su situación en el espacio, es decir, sus condiciones kármicas o reacciones al ambiente social que le rodea vienen determinadas por la influencia de los astros y de las Constelaciones, es decir, por la Astrología.

La fusión del conocimiento espiritual de los Rayos con el de la actividad kármica o cíclica marcada por los astros, dará lugar a la Astrología Esotérica, mucho más allá y por encima de la Astrología convencional o corriente que solamente trata de los aspectos concretos y objetivos del ser humano.

Pregunta: ¿Cuál ha de ser entonces el nuevo enfoque de la Astrología convencional?

Respuesta: Esta no debería preocuparse por el futuro sino por el inmediato presente. Será la presión del futuro actuando en el presente lo que motivará la traslación del estudio a esferas más elevadas que las convencionales existentes. Hablando en un sentido muy esotérico podría decirle que la Astrología, lo mismo que cualquier otra ciencia de los hombres, debe pasar del estudio del Cuerpo al del alma y del estudio del Alma al del Espíritu, pues hay tres clases de Astrología: una Convencional, otra Esotérica y otra de infinita trascendencia que podríamos denominar Jerárquica. Hablando en términos más concretos Podríamos decir que hay una Astrología del Pasado, otra del Presente y otra del Futuro. Actualmente, y salvo muy dignas excepciones, el campo de estudio de la Astrología es muy convencional y abarca sólo aquellas cualidades, aquellos hechos y aquellas situaciones que pertenecen al aspecto personal del hombre, cuya estructura pertenece todavía la pasado.

El estudio psicológico del Alma atraerá como consecuencia la visión astrológica del presente, es decir, la Astrología Esotérica, y cuando el campo de estudio del ser humano traslade o polarice su atención al Reino de la Mónada o del Espíritu, entonces se estudiará la Astrología Jerárquica. Como comprenderán, el tema es muy complejo y precisaría para su completo desarrollo una mente excepcional que todavía no poseemos...

Pregunta: He comprendido bien que el ser humano es el símbolo perfecto de HÉRCULES. Pero... ¿existió realmente HÉRCULES, como Iniciado?

Respuesta: Yo diría más bien que HÉRCULES es el símbolo perfecto de todo verdadero discípulo, el cual ha de realizar indefectiblemente doce trabajos en su corazón. El hecho de si HÉRCULES existió o no, carece de importancia capital. Pero, hay que aceptar también como lógica la idea de que realmente existió HÉRCULES, como existieron el BUDA y CRISTO, siendo los símbolos de que viene adornada su vida representaciones históricas de sus vivencias y de sus realizaciones.

Pregunta: ¿Cree usted que serán siempre DOCE las Constelaciones del Zodíaco actuantes sobre nuestro Sistema Solar y sobre nuestro Planeta?

Respuesta: La actividad esotérica de las Doce Constelaciones Zodiacales y la existencia de doce planetas en nuestro Sistema Solar que un día “serán sagrados”, obedecen a una Ley cósmica de la más elevada trascendencia. No podemos hurgar todavía en este Misterio cuya resolución exige un sinnúmero de Manvántaras y es un Destino creador que pertenece a los Dioses y no a “las pequeñas voluntades de los hombres”.



Vicente Beltrán Anglada

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