Qué significa el Espíritu, el Alma y el Cuerpo Humano...

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QUÉ SIGNIFICAN EL ESPÍRITU, EL ALMA Y EL CUERPO HUMANOS, DENTRO DE LA TOTALIDAD MULTIVERSAL

En primer término, es indispensable que definamos el Espacio en Sí, que es una especie de matriz cósmica dentro del multiverso. La palabra “multiverso” significa todos los universos posibles, hiperdimensionalmente hablando, dentro de este espacio que es una especie de contenedor de todo lo que existe, dentro del cual se encuentran los universos, cada uno en su propio ámbito dimensional, lo que implica una característica específica de la estructura cuántica, tanto como de los sujetos perceptores dentro de ese ámbito.

Comprender la hiperdimensionalidad del espacio es indispensable, pues eso que denominamos “el alma”, que viene a ser la esencia del siquismo personal, se desenvuelve, esencialmente, en ese aspecto físico de la existencia que no percibimos normalmente, debido a que nuestro aparato perceptor se halla, normalmente, subdesarrollado en esta humanidad, con las excepciones de rigor, representadas dentro de la paranormalidad.

Es conveniente aclarar que Eso que la humanidad llama “Dios” no es una persona ni una entidad separada del universo, sino la Híper-esencia, la Híper-substancia y la Híper-conciencia de la TOTALIDAD, por lo cual podría afirmarse que Dios Es la TOTALIDAD.

Nuestra alma, que es una energía de naturaleza síquica independiente del cuerpo y la personalidad, fue generada, consubstancialmente por nuestro espíritu, que es una partícula divinal, por decirlo de alguna manera, que deseaba, según la mística, experimentar los mundos en el multiverso físico.

Vamos a definir la diferencia entre “la realidad” y lo real. Lo real es lo que Es, la verdad, según San Agustín, quien lo dijo así en Latín: verum est quod est, o la verdad “es lo que es”. La realidad es una cocreación entre un conjunto de siquismos, sean humanos o no, y su entorno natural.

Eso que ES Dios representa La TOTALIDAD, y ES la SUPER-ESENCIA, la SUPER-SUBSTANCIA y la SUPER-CONCIENCIA del Multiverso, y esa Totalidad, o la Híper-Conciencia Divina, a partir de partículas divinales que denominamos “espíritus”, crearon consubstancialmente (a partir de sí mismos) las almas para conocer las posibilidades de la realidad existencial en los planetas, donde fueron creados, por esas almas, los mundos humanos… ya los animales habían creado sus propios mundos.

El objetivo del alma – insistimos – según el misticismo, consiste en fusionarse, finalmente, con su espíritu, que es la Esencia de la esencia humana, lo cual, en el caso de Jesús, Esu Emmanuel Sananda, le permitió decir, “mi Padre y Yo ya somos Uno”.

Cada ser humano representa un alma encarnada en un cuerpo físico, con su respectiva personalidad, habitando, en nuestro caso, este Planeta, con su “mundo humano” cocreado por nuestro siquismo, mediante su correlación con el entorno natural; cuando se presenta la transición denominada “muerte”, el alma abandona su respectivo cuerpo y queda existiendo en una dimensionalidad superior, normalmente imperceptible. Como alma, según las investigaciones realizadas, puede percibirnos y desplazarse a largas distancias, si así lo desea, de manera casi instantánea, sin que nada material pueda detenerla, pues su vehículo corporal es energético, con facultades que le permiten existir y desplazarse en esas realidades hiperdimensionales.

En cuanto alma fue creada, en un momento dado del pasado, por su espíritu, también denominado “mónada interna”. El alma, después de un período que varía en cada caso, vuelve a encarnar, pero es importante aclarar que no es la personalidad la que reencarna, sino el alma, de manera que no es correcto decir, en ese cuerpo está reencarnado fulano de tal, sino esa personalidad corresponde al alma que tuvo tal o cual personalidad, para lo cual es necesario poseer facultades paranormales.

El autor conoce un ser humano con facultades paranormales, y pudo verificar 18 fenómenos diferentes, como la telepatía, la clarividencia y la teleportación, entre otros.

El autor tuvo una experiencia onírica, en la cual comprobó, absolutamente, que se había desplazado, dejando su cuerpo en la cama, unos mil kilómetros, reconociendo la casa donde había nacido. Una vez allá, atravesó la pared del cuarto donde dormía su hermano y lo despertó, como a las 4 AM. Al otro día lo llamó y su hermano le dijo que una extraña voz lo había despertado a esa hora. Cuando regresaba, desplazándose por una especie de túnel que se le presentó al querer regresar, quiso saber dónde estaba, y el “túnel” desapareció, y pudo comprobar perfectamente el sitio… vio que venía un autobús, y entró en él, observando, perfectamente, que los pasajeros venían dormidos; cuando regresó al cuerpo, encontró que este se había volteado, y entró en él como si se estuviera acomodando un traje.

Para sintetizar, el alma es, digamos, creada consubstancialmente por el espíritu, que es una “partícula auto-consciente de la TOTALIDAD Divina, denominada normalmente “Dios”.

En el momento de la transición denominada “la muerte”, el alma deja al cuerpo físico y a su respectiva personalidad, permaneciendo, síquicamente, con toda la experiencia de su proceso existencial y reencarnatorio, más la experiencia de la última existencia, lo cual la enriquce espiritualmente.


Miguel Paz Bonells

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