Anastasia. Mensaje del autor a los empresarios.
Varios/Otros
Cuando intenté crear una asociación de empresarios de Rusia basada en ciertos principios de espiritualidad, se demostró que existía una aspiración evidente de una parte de los empresarios a establecer tal unión. La información sobre esta asociación fue difundida en Moscú. Una propagación más amplia por el resto de Rusia hubiera requerido un gasto considerable. La falta de fondos y, consecuentemente, la suspensión del congreso que queríamos organizar crearon una situación sin salida. Los planes de Anastasia empezaron a parecerme irrealizables.
No obstante, en nuestro segundo encuentro, ella dijo que no había ninguna situación sin salida, simplemente, no había que haber alterado la sucesión natural. Primero, tenía que aparecer el libro, el cual propagaría la información y prevendría cualquier dependencia de los principios organizativos del poder financiero.
Durante ese segundo encuentro, se solucionó también otra cuestión más. En Moscú, se organizó un grupo inicial para trabajar en la creación de la asociación, pero de ninguna manera lográbamos determinar quién y con qué criterios tenía que seleccionar entre las personas que deseaban entrar en la asociación.
Y Anastasia declaró lo siguiente:
—El impulso sentido desde el corazón, la aspiración a tal unión, son los principales medidores de este merecimiento. Nadie tiene derecho a cerrarle el paso a aquel en quien estos deseos aparezcan. Valorar los méritos del pasado no tiene sentido. Puesto que el más digno ayer puede convertirse en el más desmerecedor hoy, y viceversa. Con el tiempo, cuando vosotros, guiados por los impulsos que hayan surgido en vuestra propia alma, podáis determinar, de forma conjunta, los criterios para apreciar esos méritos, podréis entonces elaborar también las condiciones de adecuación para los demás miembros.
La responsabilidad por haber alterado la secuencia que Anastasia propuso, recae, por supuesto, sobre mí. Yo presento mis excusas a todos los moscovitas que desearon unirse a la asociación. En primer lugar, por el aplazamiento del primer congreso y en segundo lugar, por el tiempo y los medios que esto os hizo perder.
El grupo organizador estaba formado por empresarios realmente serios. Por lo que muchos de vosotros teníais un tiempo limitado. Sin embargo, vosotros sacasteis el tiempo de donde pudisteis para hacer los borradores de los documentos y cláusulas de la futura asociación. Por puro entusiasmo estaban trabajando también los moscovitas que formaban el secretariado. Los estudiantes moscovitas hicieron una excelente versión electrónica del catálogo de la futura asociación. Y ver todo esto hacía que me resultase aún más dolorosa la evidencia de mi error, cuando me di cuenta de que la situación había llegado a un callejón sin salida. La única salida que tenía era encontrar las fuerzas necesarias dentro de mí para corregir el error cometido y ponerme a escribir el libro.
Así es que, sin dar explicaciones de ningún tipo a nadie, puesto que cualquier explicación se me hacía imposible en aquellos momentos, me incomuniqué y empecé a escribir.
Y es ahora, que el libro ya existe y se está extendiendo por Rusia cada vez más, y que empieza a cumplir la función de la que habló Anastasia, cuando yo puedo hablar de lo siguiente. Ahora siento más confianza en cuanto a la posibilidad de ver tal asociación hacerse realidad.
La reacción al libro demuestra que la idea de la asociación atraerá a una cantidad suficiente de empresarios de diferentes regiones de Rusia. Se celebrará un congreso.
¡Habrá una asociación!
Al actuar por mi cuenta, probablemente ofendí a los que trabajaban a mi lado en Moscú. A decir verdad, los tres estudiantes moscovitas del secretariado de la asociación que iba a ser, dieron lo máximo para ayudar y participar hasta el final: escribieron el texto del primer libro en sus ordenadores y continuaron escribiendo obstinadamente incluso cuando empezó su periodo de exámenes; yo no estaba en disposición de pagarles por su trabajo entonces; ellos lo veían, comprendían la situación y siguieron escribiendo. Los otros, seguramente, también habrían reaccionado con comprensión al haber conocido todas las circunstancias. Si es así, os ruego que perdonéis mi falta de confianza en vosotros y mi desaparición temporal.
Por supuesto que me es necesario comprender aún muchas cosas, incluyendo el grado de participación en todo esto de la propia Anastasia. Me gustaría comprender realmente, de qué modo esta joven ermitaña de la taigá siberiana compone tales planes, y estos se materializan en la vida. Ella no predice el futuro, sino que es como si lo creara, lucha porque se realice, y siente emoción en su corazón. De hecho es algo que puede compararse con un plan de negocios magistral que ella sola ha creado y del que mantiene en la cabeza todos los detalles, incluidos los posibles factores psicológicos.
Está haciendo lo posible para que su plan se realice, y nos llama a nosotros a tomar parte en él también.
Pero nosotros no somos simplemente unos “gatitos ciegos”, sino personas normales, profesionalmente experimentados, y tenemos que comprender que una sola persona, que además no tiene experiencia suficiente en la vida empresarial, no puede preverlo todo de antemano.
Anastasia afirma:
“La unión en sí de gente como los empresarios, su contacto espiritual –sí, espiritual– es una reacción beneficiosa a escala universal. No hay necesidad de dictar lo que se debe hacer a continuación. Lo que venga después, de por sí, mostrará el camino, y marcará las prioridades en los acontecimientos de la vida diaria”.
¿Qué tipo de reacción es ésa a la que se refiere Anastasia?
¿Qué camino señalará esa reacción?
Y aunque intuitivamente se siente la aspiración de Anastasia a algo luminoso, es necesario que lo entendamos por nosotros mismos y sepamos concretarlo también.
¡Os deseo suerte y felicidad a todos!
Extracto de: Libro 1 de la Serie Los cedros Resonantes de Rusia, Anastasia, del autor Vladimir Megré, traducido del idioma original ruso al español por Iryna O ?Hara y corregido y editado por Rocío Madreselva.
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