La rueda de la reencarnación.
Ramtha
"Si estás cambiando, y en el flujo del cambio ese flujo se manifiesta en tu vida, si te has elevado sobre el prejuicio y el odio para entender la sabiduría de por qué estás teniendo esta prueba —si puedes decir: Oh, Dios mío, entiendo que yo he creado esto, no me dejes perder de vista mi propósito aquí—, un día serás capaz de dejar este lugar, porque te has salido de la prisión."
— Ramtha
NUESTRAS OPCIONES ANTES DE NACER
Saludos, mis hermosas entidades. Os saludo desde el Señor Dios de mi ser al Señor Dios de vuestro ser.
Bebamos: la sustancia líquida, aquello que se llama el agua de la vida, aquello que representa la causa principal, aquello que se llama el vacío, lo que da sustento a todas las cosas.
Oh, mi amado Dios, en este día he contemplado mi crecimiento espiritual.
Y en cuanto a esta noche, deseo saber dónde estoy en mi crecimiento.
Te suplico que me envíes una señal, que esta señal me indique el nivel de mi crecimiento y, en verdad, el nivel de mi aceptación espiritual.
¡Que así sea!
Por la vida...
Ahora, vamos a tener una velada maravillosa esta tarde, porque ya ha sucedido. Yo sé que fue maravillosa.
Y la estupenda habilidad de ser capaz de saber esto de antemano es que puedo ver cómo se desarrollan varias escenas y, como un estratega, ser capaz de elegir diferentes escenas de diferentes momentos de esta misma tarde, contestar preguntas de distinto modo, enseñar de manera diferente, enviar mensajeros específicos. Y estoy muy contento de decir que fue todo un éxito. Bueno, cuando estás en la cima de una montaña tienes una visión de las cosas diferente de la que tienes cuando estás abajo, en el valle, y no puedes ver nada.
En fin, voy a comenzar esta tarde recordándote un suceso. Y ese recuerdo, en su curiosa enunciación, dice muchísimo de quién eres. Y cuando esta tarde concluya quiero que reflexiones esto, y quiero que lo reflexiones profunda y detalladamente. Y este es el suceso: el suceso fue que antes de que te encarnaras en esta vida — antes de esta vida, antes de este cuerpo— ya tenías la opción de estar aquí, y elegiste estar aquí porque es parte del viaje del alma. Entonces todos vosotros --procedentes de todas las épocas, de todas las culturas, de todas las razas— antes de nacer otra vez teníais que tener una lista de asuntos que realizar en la vida; porque de otra manera la vida no puede desarrollarse. Y en esa lista todos vosotros elegisteis encontrarme en esta escuela.
Ahora, quiero que pienses en ello, porque siendo así damos por sentado que si esto era parte del viaje de mi alma —el llegar hasta aquí y estudiar— entonces, ¿qué es lo que necesitaba saber específicamente para satisfacer los requisitos de los señores del karma y la reencarnación? En otras palabras, ¿qué ganaría yo al venir aquí que satisfaga este persistente problema que parezco acarrear en cada vida, tropezarme con él, morir en esa vida y seguir teniendo el mismo problema? ¿Qué es lo que tienen que ofrecerme la escuela y el profesor?
Bueno, esto es lo que quiero que sepáis: por todo lo que habéis aprendido en mi audiencia, mi querida gente, y todos los mensajeros y todas las enseñanzas que os he dado, os habéis saltado vidas enteras en conocimiento y vidas enteras en experiencias. Ahora, permíteme especificar esto diciendo que esos saltos de vidas enteras no tienen nada que ver con afectar la forma material —eso ya llegará—, sino que tienen todo que ver con afectar el estado de tu Yo espiritual; con hacerlo evolucionar,en una vida, a través de una conexión cuerpo-cerebro, hasta un nivel de entendimiento que permita que ese espíritu y alma se muevan muy rápidamente a través de los velos de vidas enteras.
En otras palabras, aún no podemos medir qué es lo que has ganado, pero entender el conocimiento —una experiencia enriquecedora— nos trae la sabiduría. Y también te diría que hay muchos con los que me podría sentar y dialogar —dialogar de tal modo que entablaríamos una conversación de lo más satisfactoria y que te abriría los ojos—y estarías dispuesto a seguirme en el diálogo, porque te lo he enseñado bien. Hay otros de vosotros que no pueden hacer eso, pero ya lo haréis.
Ahora, ¿qué dice esto de ti? Dice que tú, cuando se te da la oportunidad, puedes estar a la altura de la ocasión y abordar las situaciones de la vida no desde un estado de conciencia social común y empobrecido — que siempre está culpando a algo o a alguien por la condición de vida de la gente, en particular de la tuya—, sino que puedes abordar situaciones en tu vida sin ser la víctima, y puedes abordarlas de manera tan enriquecedora que tú mismo estarás admirado de la sabiduría que empieza a fluir a través de ti. Y ello habla de una capacidad de aprendizaje que has adquirido que antes no tenías.
¿Y por qué es eso importante? Porque a nosotros —incluido yo mismo, que en la vida elegí saberlo todo y hallar que no había fronteras ni parámetros para lo desconocido, que elegí vivir exclusivamente en un camino que siempre me llevara hacia lo desconocido— nos llamaban los maestros. A nosotros nos llamaban los magníficos, porque nos atrevimos a aprender más sobre aquello que se llama el Yo que la chusma de los mercados. Los maestros deben tener la capacidad de entender su vida, de entender la naturaleza, y de entender y tomar responsabilidad de todos sus actos en la naturaleza antes de que se les dé el poder absoluto e instantáneo de manipular la materia.
Por eso os digo: vosotros vinisteis aquí, y todos estáis aquí, porque queríais estar aquí. Y lo que habéis aprendido hasta aquí, aunque no sea visible, está acumulando dentro de vosotros aquello que se llama una recompensa de conocimiento formidable. Si podemos seguir refinando ese conocimiento y extraerle las tonterías y cualidades inmaduras del victimismo, los problemas del pasado o el «fue culpa de alguien más» —si podemos seguir puliendo este entendimiento hasta el momento presente del Yo, lo cual nos estamos esforzando por hacer— cuando entramos en ese santuario donde lo que somos no es responsabilidad de nadie más, en ningún aspecto de nuestra vida, sino de nosotros, cuando finalmente llegamos a ese escenario vacío es el momento en el que adquirimos, fantástica y absolutamente el poder de aquel que dicta la ley.
Pero no es hasta que podemos entrar en ese lugar desnudos —desnudos de nuestro pasado, desnudos de culpar a los demás, desnudos de envidia, desnudos de celos, desnudos de todo aquello que atormenta a la conciencia humana y la mantiene sumisa frente a la conciencia social, en particular al grupo del Boktau—que refinamos nuestras actitudes hasta alcanzar un sistema de conocimiento que no le echa la culpa a nadie, que no vive en ningún tiempo, sino en el Ahora y, en verdad, a partir de esa base, echa fuertes raíces en el Vacío con un poderío extraordinario.
Querías saber qué es lo que has venido a aprender aquí. No hay casualidades en la vida, todo es intencionado. Digamos, mi amada gente, que quizás la razón por la que habéis sido reciclados en los motores de la reencarnación una y otra, y otra vez, es que hay una falla en vuestra manera de pensar; que esa falla puede ser una cosa pequeña, un pequeño suceso, una pequeña actitud. ¿Y por qué sería eso una falla? ¿Y por qué sería como una soga que te ancla vida tras vida encarando el mismo problema? No importa en qué cultura hayas nacido, en qué época —no importa el color de tu piel, si eres rico o pobre— no importa; aún estás atormentado con este mismo problemita. Y quizás esa es la única cosa que te ha traído de vuelta aquí, aparte del estudiar; y quizás, en este estudio, encontrarás la solución.
Bueno, déjame que te diga: el Karma y los señores del karma... A mí me gustaba presentarles batalla, porque ellos ejercen un enorme poder de represión. Pero lo que realmente significa karma es que lo que piensas, eres; lo que piensas, creas. Y ese pensamiento debe ser asi de puro y así de claro. Así pues, si piensas mal de alguien y le naces daño, ese daño te regresará, porque eso es experimentar la realidad que estás repartiendo. Ahora, el karma —y así es— puede ser un concepto tan opresor que en vez de crear maestros puede, absolutamente, destruir mentes que van camino a la grandeza por medio de despojarlos de todas las dulzuras que la vida puede ofrecerles: vivir un estilo de vida monástico y concentrar el curso de su pensamiento en mantras interminables que no significan nada; postrar el cuerpo; matarlo de hambre; hacer todo lo posible para evitar el encuentro con el Karma potencial, incluso con la mirada. Ahora, esto es bastante extremista.
Bien, permíteme que te diga—particularmente al grupo Boktau— que no hay ningún acontecimiento en tu vida de los que te mantienen en el ciclo de la reencarnación que no se pueda resolver cuando pules la actitud y le quitas la gente, los lugares, las cosas, los sucesos y el tiempo. Eso es llegar desnudo al centro de una actitud. Y sólo cuando puedas hacer eso con cualquier problema que tengas, esa será la única vez que lo resolverás. Echarles la culpa a tus padres, echarle la culpa a una época, ser la víctima de un suceso, todo eso son acciones en respuesta a una reacción que te siguen haciendo regresar. Y la solución es absolutamente simple: velo por lo que es sin ningún adorno, incluido el pasado. Y si eres capaz de hacer eso, entonces sabremos qué clase de entidad sustantiva eres, que puede mirar a su nigromante(1) a los ojos hasta que el velo desaparece y encontramos que el nigromante no tiene rostro.
(1) El nigromante es un concepto que usa Ramtha para referirse a todo aquello que nos atormenta.
RAMTHA
Extracto de EL LIBRO AZUL
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