Estructuración básica de las formas.

V.B. Anglada


Los Ángeles, tal como esotéricamente hemos podido comprobar, no son únicamente "los Alados Mensajeros del Señor", a los que hacen referencia las tradiciones religiosas y místicas de la humanidad, sino que SON esencialmente los Artífices de la Creación Universal. Obedecen indistinta y naturalmente al Mandato sagrado A.U.M., ¡Hágase la Luz! de la Divinidad creadora, mediante cuyo Verbo son movilizadas unas increíbles huestes y jerarquías dévicas que se extienden desde los poderosos Arcángeles Regentes de cada uno de los Planos del Universo hasta las pequeñísimas criaturas etéricas involucradas en el proceso de construcción de cualquier insignificante átomo de materia física. Hay que advertir, en todo caso, que la corriente de Vida que origina las sucesivas fases de construcción de todas las formas de la Naturaleza emana de Fuentes cósmicas y que desciende de las más elevadas regiones del Universo, en donde aparentemente no existen estructuras moleculares, hasta coincidir en el átomo de hidrógeno.

Deberemos admitir, por tanto, que la llegada de la corriente u oleada de Vida divina al más simple y ligero de los átomos sólo ha sido posible por la intervención de cierta jerarquía de Devas, cuyo principal objetivo es la SUBSTANCIACIÓN del ÉTER. Sin embargo, el proceso de Sustanciación no termina aquí, sino que, a través de una agrupación ordenada, sistemática e inteligentemente dirigida de átomos de hidrógeno, son constituidos todos los elementos químicos de la Naturaleza. Estos elementos, como todos sabemos, varían en orden de densidad y peso, siendo estos dos aspectos los que cualifican a todas las formas en términos de SENSIBILIDAD. Así, el Reino mineral es el más denso, más pesado y, por tanto, menos sensible de la Naturaleza constituyendo, tal como esotéricamente se dice, "la Osamenta del Planeta".

Démonos cuenta, de acuerdo con estas ideas, que la constitución de la materia sólida tal como físicamente la conocemos es solamente "una suma de átomos de hidrógeno", cualificando la cantidad de esta suma el orden de densidad de los elementos químicos que entran en su composición. Por ejemplo, el átomo de helio consta de dos átomos de hidrógeno, el de oxígeno de ocho, el de uranio de noventa y dos, el del laurencio de ciento tres, etc. Ahora bien, cuando hagamos referencia a la vida de los Ángeles, estas energías individualizadas de la Naturaleza, deberemos sutilizar el átomo de hidrógeno a extremos insospechables y llegar a un punto en el cual los elementos atómicos, tal como científicamente los conocemos, han desaparecido prácticamente. Los Devas trabajan -por decirlo de alguna manera- "de menos a más", es decir, que surgen del éter más puro y diáfano y lo materializan o sustancian hasta volverlo objetivo y tangible.

La Naturaleza creada, sujeta a otras leyes, trabaja de "más a menos", ya que la corriente infinita de la evolución la lleva a ser cada vez más simple, diáfana y menos sustancial, y los elementos químicos de que están compuestos todos los cuerpos o formas creadas tienden a sutilizarse constantemente, siguiendo el impulso de una irresistible tendencia que los lleva hacia el átomo de hidrógeno simple y original y a penetrar desde este punto de base, en las regiones etéricas del planeta en donde los Devas realizan su obra arquetípica de dinamizar los éteres y dotarles de consistencia objetiva. Resumiendo el proceso, podríamos decir que el átomo de hidrógeno constituye el centro de evolución de las formas.

Sumándole por sí mismo tantas veces como sea posible, los Devas construyen todos los elementos químicos conocidos de la Naturaleza; restándoles poder e intensidad a dichos elementos construidos los vuelven cada vez más sutiles y livianos, haciéndoles retornar a su centro de procedencia, el átomo químico de hidrógeno, y sometiendo a éste a un inimitable proceso de transmutación alquímica, de la que son hábiles y consumados maestros, construyen los mundos ocultos y los planos invisibles de la Naturaleza, astral, mental, búdico, átmico, etc. Yendo esotéricamente al fondo de la cuestión podríamos decir que los reinos subhumanos, el mineral, el vegetal y el animal son creados a partir del átomo de hidrógeno hacia abajo y que los Reinos superiores se estructuran desde el átomo de hidrógeno hacia arriba.

El hombre, como siempre, se halla situado en el centro místico del proceso de la evolución planetaria, y es a él a quien le corresponde la universal tarea base de la verdadera transmutación alquímica, en lo que al cuerpo físico se refiere, de convertir todos sus átomos pesados en átomos de hidrógeno, alejándose así de toda posible gravedad terrestre y entrando progresivamente en la corriente infinita de vida iniciática que lleva al Misterio de la Ascensión. Hablando muy esotéricamente, podríamos decir que el cuerpo físico de un Adepto o de un gran Iniciado está totalmente construido con átomos o moléculas de hidrógeno, y si incidentalmente o por las características especiales de Su trabajo carece de cuerpo físico denso puede creárselo a voluntad, utilizando el poder que tiene sobre los éteres y las infinitas huestes de criaturas dévicas que los componen. Tal es el llamado ocultamente: Lingasarira, el cuerpo físico objetivo y tangible mediante el cual se presenta en determinadas ocasiones a sus discípulos.

La analogía, como podrán apreciar, es perfecta en todos los detalles, aunque lógicamente deberemos consentir ciertas lagunas en nuestro proceso de investigación oculta, para dejar mejor clarificados los conceptos y las ideas. Bastará un simple ejemplo: El átomo de hidrógeno, el más simple y más ligero de los elementos químicos conocidos y que hemos tomado como base de nuestras explicaciones sobre el proceso de estructuración dévica de las formas, aunque científicamente admitido, consta solamente de un protón central, de un electrón y de un neutrón, posee sin embargo en su interior otros dieciocho cuerpos menores radiantes como pequeños soles y perceptibles únicamente a la visión oculta, que esotéricamente llamamos ANUS, átomos ultérrimos o esenciales.

Ustedes reconocerán, no obstante, que el estudio de estos "átomos ultérrimos", pese a ser realmente interesantes desde el ángulo de apreciación esotérica, habría hecho quizá demasiado complejo nuestro estudio, el cual, tal como hemos dicho en otras ocasiones, debemos encauzar lo más técnica y científicamente que nos sea posible.

Aclarado este punto y volviendo a la idea básica de Sustanciación del éter por parte de las Entidades Dévicas correspondientes deberemos considerar, de acuerdo con las enseñanzas esotéricas, que las sucesivas oleadas o corrientes de vida provenientes de los más elevados Planos del Sistema solar y atravesando todos los niveles imaginables llegan a coincidir y a manifestarse ostensiblemente en el mundo físico y a establecer allí, en lo más hondo, un anclaje seguro para la Vida de Dios. A la impresionante magnitud de este infinito movimiento se le puede definir técnicamente "Proceso de Estructuración de las Formas", un proceso que no es simplemente físico y orgánico, sino que abarca todas las dimensiones del Espacio vital en donde nuestro Universo "vive, se mueve y tiene su razón de ser".

Habrá de admitirse, pues, en orden a la lógica y al buen sentido esotérico, que hay FORMAS en todos los niveles de manifestación solar, desde las más acusadamente densas a las más increíblemente sutiles, abarcando la grandiosidad de los Planos, de los Reinos y de todas las especies vivientes. Habrá de aceptarse también como lógica la existencia de infinidad de jerarquías angélicas o dévicas en cada plano o en cada dimensión natural del ESPACIO y de que son tales huestes o jerarquías las que llevan adelante con inimitable acierto el proceso de Construcción de todas las Formas que es, esotéricamente comprobado, el destino creador de sus vidas radiantes. Tal destino es de cumplimiento universal, una tarea sagrada que diligentemente y con todo amor tratan de cumplir todos los Ángeles, sea cual sea su jerarquía espiritual dentro de los indescriptibles arcanos de sus maravillosos mundos.

a) Sustanciación del Éter y Estructuración de las Formas.
b) La Sensibilidad del Reino Vegetal.
c) La Concreción de las Formas.
d) Sensibilidad Espiritual.


VICENTE BELTRAN ANGLADA

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