Formas Astrales. 2 - el Guardián del Umbral vs. Angel de la Presencia.
V.B. Anglada
Continuamos con las 2 últimas Formas Astrales o Psíquicas creadas por la humanidad.
a) Las Formas Astrales minerales, vegetales, animales y humanas que pueden ser percibidas en determinados subplanos del Plano Astral.
-> b) Las Formas Astrales o Psíquicas creadas por la humanidad. Veamos algunas de las más corrientes y conocidas:
- Larvas.
- Cascarones Astrales.
- Incubos y Súcubos.
- Lemures.
- Las Formas Psíquicas de las Enfermedades.
- Las Formas Psíquicas de los Vicios Humanos (Los Pecados Capitales).
-> La Forma Psíquica del "Guardián del Umbral".
-> La Forma Psíquica del "Ángel de la Presencia.
c) Las Formas Astrales de los Devas que dirigen el proceso de incorporación de energía sensible a cada uno de los cuerpos físicos creados por la Naturaleza.
d) Las Formas Astrales de los Devas cuya misión es construir el Cuerpo Astral de los seres humanos.
e) Las Formas Astrales de los Ángeles Regentes de cada uno de los Siete Subplanos del Plano Astral.
f) La gloriosa Forma Astral del Gran Arcángel VARUNA, el Señor de las Aguas.
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* EL GUARDÍAN DEL UMBRAL versus EL ÁNGEL DE LA PRESENCIA
1 Soberbia vs Humildad
2 Avaricia vs Largueza o prodigalidad
3 Lujuria vs Castidad
4 Ira vs Paciencia
5 Envidia vs Caridad
6 Gula vs Templanza
7 Pereza vs Diligencia
El estudio algo más detallado de las Dos Entidades Psíquicas originarias del proceso será realizado en los dos próximos apartados. Creemos sinceramente que arrojará una nueva luz sobre los conceptos tradicionales de la fe religiosa en el sentido del Bien y del Mal y sobre sus figuras representativas el ÁNGEL y el DEMONIO, las dos poderosísimas Entidades dotadas de Forma Psíquica creadas por los hijos de los hombres a través de las edades.
- La Forma Psíquica del GUARDIÁN DEL UMBRAL.
Es la Forma total y absoluta de la INVOLUCIÓN -si es que podemos decirlo así- correspondiente al Plano astral de la humanidad. Constituye la suma de todas las esperanzas y deseos sustentados por los hombres desde el principio mismo de la historia del Cuarto Reino y adopta la figura de una gigantesca y horrorosa Entidad Humana, muy parecida en sus trazos a la que ostenta tradicionalmente el Demonio Tentador de los antiguos relatos religiosos y místicos de la Antigüedad. Esta terrorífica Entidad creada por los seres humanos a través de las edades "encarna en sí" todo cuanto éstos desearon y sintieron de incorrecto dentro del corazón y que expresaron luego a través de una conducta profundamente egoísta y posesiva creando su impronta en los bajos sedimentos del plano astral, constituyendo la base de aquella forma psíquica o elementaria de gigantescas proporciones que ya, desde aquellos remotos tiempos, ha acompañado y acompaña la actividad kármica de los hijos de los hombres.
La Forma psíquica del Guardián del Umbral será destruida a su debido tiempo, durante la Iniciación que recibirá nuestro Logos Planetario en una determinada fase de Su Integración espiritual o proceso evolutivo, pero, según se nos dice esotéricamente, es la propia humanidad –que forma parte de la Voluntad del Logos- la que deberá realizar el necesario esfuerzo inicial y cumplir religiosamente la "deuda kármica" contraída hace unos ciclos imponderables de tiempo con esta divina ENTIDAD PLANETARIA; Guía espiritual de nuestro mundo.
La Forma involutiva del Guardián del Umbral de la Humanidad es la suma del contenido psíquico inferior segregado por los seres humanos a través de incontables edades. Habrá que admitirse lógicamente, pues, la existencia de una Forma Psíquica Astral del Guardián del Umbral para cada ser humano, siendo parte de la responsabilidad kármica individual la desintegración de esta Forma elementaria creada en el transcurso del tiempo, mantenida "en suspensión" sobre su aura etérica y constituyendo el principal impedimento para la realización espiritual del alma en el Sendero. Habrá que prestarse, pues, una especial atención a esta Forma astral construida con los burdos materiales del astralismo inferior, salpicada de todos los bajos instintos y coloreada de todas las indeseables cualidades de la personalidad autocentrada y egoísta.
Es la espantable figura que deberá afrontar el candidato a la Iniciación y que tendrá que destruir inexorablemente si quiere continuar ascendiendo por la gran Escalera de Jacob, que se extiende desde el Plano físico al espiritual más elevado e incluyente.
Esotéricamente existen dos Formas típicas del Guardián del Umbral, aparentemente superpuesta la una sobre la otra.
a) Astral o Psíquica, condensando todos los innobles deseos humanos.
b) Mental, poderosamente incluyente y condensando todos los pensamientos incorrectos de la humanidad.
La primera corresponde a la evolución astral de la humanidad y está constituida de sustancia psíquica, seleccionada por los devas correspondientes a estos bajos niveles de acuerdo con el grado de densidad de los deseos humanos que intervienen en el proceso de construcción; la segunda depende de la evolución mental de la humanidad y está construida por la cualidad íntima de los pensamientos bajos e innobles, elaborados por todos los seres humanos, individualmente y como grupo, en el curso misterioso de los ciclos del tiempo. Como siempre, la medida de la evolución humana, en lo que corresponde al presente ciclo evolutivo, se halla en el contenido astral y mental de los seres humanos y en su capacidad augusta de transmutarlo en cualidades espirituales o místicas de la más excelsa vibración.
- La Forma Psíquica del Ángel de la Presencia.
Contrarrestando la horrorosa y espantable silueta del Guardián del Umbral, está la bella y delicada forma del Ángel de la Presencia. Ha sido creada asimismo por la humanidad y en su totalidad constituye una hermosa Entidad Psíquica que centraliza en sí todas las nobles y apetecibles cualidades que los seres humanos desarrollaron durante el larguísimo trayecto de la evolución del Cuarto Reino y constituyen aquella suma de energías psíquicas que esotéricamente llamamos "el buen karma" de la humanidad.
Podríamos decir que ambas Formas, la del Guardián del Umbral y la del Ángel de la Presencia, son verdaderas Entidades, ya que poseen una conciencia que les es propia y constituyen en su interdependencia la Balanza Mística de la Evolución, encarnando las Fuerzas duales de la existencia. Según se nos dice esotéricamente, en el momento místico de la Iniciación y frente a la dorada Puerta que da acceso a la "Cámara de los Misterios" pueden ser percibidas estas dos Entidades. Dichas Entidades le ofrecen al Candidato las "dádivas" u ofrendas que son esencia de su propia y particular estructura psíquica; es decir, vicios y defectos, encubiertos bajo engañosas y falaces formas de sanos placeres por parte del Guardián del Umbral, y cualidades y virtudes espirituales, por parte del Ángel de la Presencia.
Finalmente, es el discípulo candidato a los Misterios quien debe decidir "sin presión externa alguna" -ya que la Balanza de Osiris que pesa el corazón del aspirante a la Iniciación se halla siempre en mágico y misterioso equilibrio- hacia qué lado deberá inclinarse el platillo de la balanza cósmica que pesa su corazón: si hacia el Guardián del Umbral o hacia el del Ángel de la Presencia. La decisión del Candidato por una u otra de las Entidades Psíquicas que alberga su corazón, y que es el fruto de las edades transcurridas desde el principio de su proceso evolutivo como ser humano, determinará su entrada o no dentro del Recinto Iniciático en donde están esperando ya imperturbablemente el HIEROFANTE Iniciador, los Dos Padrinos Espirituales(*) y los miembros de la Gran Fraternidad Blanca que pueden concurrir con pleno derecho al desarrollo de aquel supremo y trascendente proceso creador planetario.
(*) Por cuanto se trata de la preparación para un Nuevo Nacimiento, octava superior del nacimiento físico del hombre y los dos padrinos son absolutamente necesarios para contrarrestar la potentísima presión de las energías que el Hierofante transmite a través del Cetro Iniciático.
Si el candidato se decide por el Guardián del Umbral, lo cual muy raramente sucede, la Puerta Iniciática permanece cerrada y el aspirante a los Misterios deberá volver de nuevo al mundo profano sin llevar consigo las dádivas espirituales y sí "un más pesado y fatigoso peso sobre los hombros", ya que deberá iniciar un nuevo y más doloroso camino de acceso a los Bienes Inmortales. Si, por el contrario, elige al Ángel de la Presencia, desaparecerá inmediatamente de su vista la espantable silueta del Guardián del Umbral, el cual, en aquellos momentos, presenta su verdadera y horrorosa Faz y ya no podrá engañar más al discípulo espiritual. Es entonces cuando se abre la Dorada Puerta de los Misterios y el Candidato puede recibir la Iniciación que corresponde a su estado evolutivo...
Desde aquel momento, y gracias a la intervención del Hierofante y de los dos Padrinos, una energía de más elevada potencia y sutilidad circula por los centros etéricos del Iniciado y una parte considerable del karma inferior acumulado dentro del corazón por la presión del Guardián del Umbral es liberado. El Guardián del Umbral pierde entonces "densidad y consistencia" y, por el contrario, el Ángel de la Presencia adquiere una nueva luz y una más radiante proyección de su aura de Paz y de Armonía. Este es a grandes rasgos el proceso iniciático, el cual, como habremos podido observar, viene precedido siempre por una voluntaria y muy íntima elección de parte del discípulo o del hombre verdaderamente espiritual.
Lo mismo que fue dicho en el apartado anterior acerca de los niveles de expresión psíquica y mental donde desarrollaba sus actividades el Guardián del Umbral, puede ser dicho ahora con respecto al Ángel de la Presencia, en el sentido de que existen dos Formas características del mismo: una concreta y objetiva, construida por los devas de acuerdo con las delicadas y elevadas emociones y sentimientos del hombre, y otra, más sutil todavía, que corresponde a la energía generada por los más potentes, dinámicos y constructivos pensamientos e imágenes mediante los cuales es estructurada la radiante figura angélica, centro de paz y de armonía dentro del corazón del hombre.
Vicente Beltran Anglada
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