Si tus ideales no se realizan, ¿puedes ser feliz?.

Varios/Otros


Contesta estas tres preguntas antes de continuar.

Podemos ver que todos tenemos ideales. Esta es una parte normal de nuestra naturaleza humana: tener cualquier tipo de ideal de relaciones, de economía, de trabajo, de simplemente lo que llamamos altruismo, lo que nos gustaría hacer por el mundo, cómo nos gustaría que fuesen nuestras vidas, eso es normal.

Si tienes algún ideal, esperas obtener algo de realizarlo como: armonía, paz, satisfacción, crecer espiritualmente, etc. Lo podemos resumir en una sola frase: Sentirme Feliz. ¿Se dan cuenta que en el fondo los ideales solo buscan sentirnos felices, útiles, satisfechos a través de hacer algo por lo demás o hacer algo por el mundo... Que eso nos va a traer felicidad? Es lo que suponemos... vamos a ver si es cierto...

Entonces miremos la última pregunta que es la que nos va a aterrizar en la realidad de la vida... Si tus ideales no se realizan, ¿puedes ser feliz? ¿Quiénes encontraron que si mis ideales no se realizan puedo ser feliz?... ¿Y los que encontraron lo contrario: si mis ideales no se realizan no puedo ser feliz? Entonces tenemos que la mayoría piensa que aun no realizándose sus ideales, ello no es un obstáculo para ser felices. Otros piensan: Si mis ideales no pueden realizarse... ¡yo no podría ser feliz! Observen bien que esas dos respuestas significan algo muy profundo a nivel espiritual: Si yo no puedo realizar mis ideales y al no realizarlos yo no puedo ser feliz, significa que mis ideales son un obstáculo para mi felicidad, porque si no se cumplen y no puedo ser feliz se convierte en obstáculo para lo que vine a hacer al mundo: a ser feliz y aprender a Amar.

Pero miremos la otra respuesta. Si mis ideales no se realizan y sin embargo puedo ser feliz, en ese caso mis ideales ni siquiera son importantes, no son necesarios.

Entonces nos damos cuenta que los ideales no son importantes, y que la cultura lo que nos ha vendido es una cantidad de limitaciones mentales, pues nos preguntamos por qué no somos felices, por qué no hay paz, por qué tenemos guerra, por qué tenemos problemas, y es que la cultura nos vendió ideas falsas y yo me las creí. Cuando yo aplico a la realidad de la vida una idea falsa obtengo un resultado que no funciona, entonces no funcionan las relaciones, no funciona la salud, no funciona la economía, no funciona la adaptación, no funciona nada. Soy infeliz, pero el problema está en que yo no sé hacerlo funcionar, no porque afuera haya algo incorrecto.

Los ideales que tenemos algunos de nosotros se realizan, pero si observan con cuidado, la mayoría no. Tenemos ideales pequeños, muy personales, de los cuales podemos realizar algunos... Pero nuestros ideales más grandes no se realizan, porque a nosotros nos gustaría que dejara de existir la miseria, la pobreza, la violencia, las enfermedades, muchas cosas que difícilmente se cumplen.

Fíjense cuál es la causa del sufrimiento desde ideales. La persona soltera que está buscando pareja, tiene en su mente un ideal de pareja. Ya se equivocó, así de sencillo. Llega a la realidad de la vida, y encuentra que establece una relación de pareja muy lejana al ideal que tenía... ¿Qué pasa con la persona? Entra en un estado de desilusión, en un estado de frustración, de apatía en el mejor de los casos, o si no, en un estado de agresión, de culpar a la otra persona porque no cumplió sus expectativas, sus ideales, “No es la persona que yo esperaba, esto no era lo que yo quería”... Se amarga la vida –le amarga la vida a la otra persona- y genera un proceso conflictivo que termina por lo general en una separación. ¿A qué se debe todo eso? A que la persona idealizó algo en su mente que estaba muy lejos de la realidad. Ahora, debemos darnos cuenta que la resignación es una limitación mental, mientras que la aceptación es una comprensión de la realidad del orden del universo.

Por supuesto que mientras yo no conozco el fondo -y es en lo que vamos a empezar a trabajar en este taller- yo puedo suponer que aceptar es resignarme, mas fíjense bien: si acepto algo que no he comprendido, no lo acepté, me resigné. Si yo de veras acepto algo, es porque lo he comprendido y si lo he comprendido, eso me libera.

Este primer ejercicio es muy importante para entender todo el sentido de la aceptología. Estamos diciendo algo clave: todos tenemos ideales porque la cultura nos enseñó que era importante, nos enseñó a plantear objetivos, a trazarnos metas. Nos dijo: “Usted tiene que tener propósitos concretos, objetivos específicos, y usted tiene que trabajar para cumplirlos...” El resultado que estamos nosotros verificando en la humanidad entera de este principio, es absolutamente lamentable porque lo que estamos viendo son sufrimientos, angustias, estrés, frustraciones, guerras conflictos, porque no se cumplen los ideales que tenemos en nuestra mente.

¿A qué creen que los estoy invitando en este primer ejercicio? A aceptar que idealizar significa no aceptar la realidad del universo, y cuando yo no acepto algo, el resultado de la no aceptación tiene un solo nombre: Sufrimiento, Culpa, Angustia, Agresión, porque yo culpo a los demás de que las cosas no me funcionan o me culpo a mí mismo de que no soy capaz; en ambos casos estoy cometiendo error doble. Ni los demás son culpables ni yo tampoco, hay algo más simple que eso: no sé cómo ser feliz y como no sé cómo ser feliz, trato de cambiar lo de afuera para sentirme feliz pero me estrello porque no puedo cambiarlo, porque lo que quiero no es el orden del universo. Ahí LA LEY aparece. ¿Qué necesitaría hacer yo para solucionar este problema?... ¡Renunciar a cambiar el orden del universo! Por eso vamos a hablar más adelante de la renuncia. Fíjense en algo, ahora mismo... Nuestra mente se resiste a aceptar no tener ideales... Eso significa que yo me resisto a ser feliz.

¿Saben ustedes a qué vinimos al mundo? A dos cosas: a algo interno que se llama Aprender a Ser Feliz por Mí Mismo. La parte externa es a Aprender a Amar a los demás y a Servirles así como son, sin tratar de cambiarlos, porque si yo trato de cambiar a alguien no lo estoy amando, lo estoy rechazando, entonces son solamente dos propósitos los del Universo: Ser feliz por mí mismo y aprender a Amar y a Servir.

Me gustaría decirles que una persona que no es capaz de ser feliz por sí misma, siempre, es una persona que tiene ideales porque está idealizando e imaginándose que hay otras personas, otras circunstancias, otros lugares con los cuales él podría ser feliz, o como suele pensar el ego... “me podrían hacer feliz”. Les aseguro algo... no hay ninguna persona que te pueda hacer feliz a ti, a menos que seas tú mismo. No hay ninguna situación que te pueda hacer feliz a ti mismo a menos que la valores. No hay ningún lugar que te pueda hacer feliz, a menos que te adaptes a él. Por lo tanto, mientras yo no acepto la realidad de la vida como un orden perfecto, no puedo ser feliz, y el problema está dentro de mí, no está afuera. Yo no acepto lo que sucede y ese es el principio fundamental en que se basa esta nueva ciencia, la Aceptología.

Una persona que no es capaz de ser feliz por sí misma es un verdadero peligro social, porque cuando yo no soy capaz de ser feliz por mí mismo, entonces yo supongo que los demás son los que me van a hacer feliz. Los demás pueden llamarse pareja, hijos, padres, gobierno, compañeros, amigos, vecinos, circunstancias de la vida... Esas expectativas no se cumplen porque la felicidad no la voy encontrar afuera sino adentro, ese es mi primer error.

Hablemos de una relación: cuando la otra persona no cumple tus expectativas de hacerte feliz a ti, ¿qué sientes hacia esa persona? La culpas de que no es capaz de hacerte feliz, y “cómo no eres capaz, tienes la culpa de que yo no sea feliz. Y como tienes la culpa, mereces castigo y como mereces castigo, yo te agredo y ahí empieza la guerra...” ¿Se dan cuenta que es un peligro para los demás quien no sabe ser feliz?

Entonces a ustedes, ¿qué les gustaría: aprender a ser felices por ustedes mismos o seguir sufriendo el resto de la vida hasta que lo aprendan? El Padre no deja más opciones porque si no, nosotros no evolucionaríamos, y de evolucionar es que se trata la experiencia como ser humano.

El sufrimiento produce una situación que se llama saturación de sufrimiento. Cuando te saturas del sufrimiento, de la angustia, y dices, “¡No quiero sufrir más!”, entonces el Padre vuelve y te dice, “NADIE PUEDE HACERTE FELIZ A MENOS QUE TÚ MISMO LO HAGAS”.

Cuando yo no soy capaz de ser feliz por mí mismo y espero que alguien me haga feliz y me relaciono con alguien, ¿qué estoy compartiendo? Estoy compartiendo mi limitación y mis expectativas y la otra persona está haciendo lo mismo, ¿saben cuál es el resultado de eso? Un choque violento de conceptos y de creencias, de no-aceptación, que produce un gigantesco conflicto que se llama desacuerdo, guerra, violencia, desarmonía... ¿De dónde surge? Surge de que yo tengo ideales.

Voy a hablar un poco más de relaciones e ideales. A consultarme viene una persona que no tiene pareja y me dice, ”Me siento muy mal porque estoy en angustia, en carencia, en soledad, y yo quisiera tener alguien con quien compartir mi vida...“ Mi primera pregunta es, ¿Cómo te imaginas a esa persona?, entonces hace un estereotipo mental de lo que se ha imaginado, y yo le respondo algo muy simple... “Mira, ya te equivocaste. Primero porque tu imagen mental no es real. Segundo, porque tu imagen mental es totalmente egoísta, y tercero, porque tú aspiras a que alguien te haga feliz: Ya tienes tres errores encima. Egoísta porque yo estoy pensando que alguien se adapte totalmente a mí para que me haga feliz a mí. No estoy pensando en hacer nada por la otra persona; ese es el problema del estereotipo idealizado. Ignorancia, porque no existe ninguna persona “perfecta”. Todos somos hijos de Dios, perfectos en espíritu.

Pero perfección, de acuerdo a nuestro ideal estereotipado, no existe. Existen personas compatibles pero no iguales. Entonces ya me equivoqué en el segundo punto. Y por supuesto que si yo no soy capaz de aceptar a otra persona como es, porque ya tengo una persona en mi mente que no existe, entonces voy a entrar en un nivel de desilusión y al no saber de dónde viene el problema, voy a culpar al otro...”

¿Cómo se soluciona el problema?... No tengan ideales... ustedes dirán, “Si no tengo ideales, ¿entonces cómo me muevo en la vida? ¿Con qué voy a reemplazar los ideales?...”

Los ideales los vamos a reemplazar por algo más sencillo, más hermoso y muchísimo más eficiente que son dos cosas:

Valora tu capacidad de ser feliz por ti mismo.

Valora todo lo que la vida te ha dado porque eso es suficiente para ser feliz.



Extracto de Gerardo Schmedling

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