Los Ambientes Individuales.
V.B. Anglada
Son la base estructural de la sociedad humana en su conjunto. Se sustenta en la capacidad que posee el hombre de IMAGINAR, es decir, de elaborar estados de conciencia y de transmitirlos al éter o sustancia etérica que lo envuelve, cualifica y vivifica. Tales estados de conciencia dependen, tal como vimos anteriormente, de la evolución espiritual de los seres humanos y cada uno de ellos los elabora a partir de un determinado nivel, físico, emocional o mental siguiendo las leyes universales de vibración. La vibración cualificada, es decir, surgiendo de un centro de conciencia individual, explica científicamente el fenómeno de la imaginación.
Es interesante reconocer al respecto que la imaginación es una facultad inherente a la raza humana que el hombre utiliza constantemente, sin que se dé cuenta de ello la mayoría de las veces, pero deberemos admitir que esta facultad inteligentemente aplicada podría constituir la base angular en la creación de los ambientes psíquicos correctos de la humanidad y las grandes avenidas para un nuevo orden social. Podríamos deducir, por analogía, que todas las imaginaciones humanas, correctas o incorrectas, deseables o indeseables, constituyen un poder psíquico que envuelve a nuestro planeta y le da su carácter ambiental, el cual, examinado desde el ángulo oculto y utilizando la visión clarividente, aparece como una verdadera ENTIDAD PSÍQUICA, cuya estructura molecular -si podemos decirlos así- se nutre de las imaginaciones humanas, o sea, de sus estados de conciencia.
La comprensión de esta idea orienta la visión hacia los mundos invisibles o subjetivos, de los cuales tan poco sabemos, en el sentido de aceptar como lógica la idea de que la forma psíquica de esta ENTIDAD es una construcción planificada realizada por los Devas superiores de cada uno de los tres primeros planos de la Naturaleza, secundados en Su labor por un increíble número de entidades dévicas menores, las cuales se apropian de las moléculas químicas del espacio afectadas por determinados tipos de vibración humana, las convierten en formas etéricas y las introducen bajo la dirección de los grandes Devas constructores en la estructura molecular de la gran ENTIDAD PSÍQUICA PLANETARIA que es el centro místico de todas las imaginaciones humanas.
La persistencia de esta ENTIDAD PSÍQUICA creada conjuntamente por las imaginaciones humanas y las actividades dévicas, constituye un aspecto definido de la regulación del karma de la humanidad, siendo el intermediario causal entre el destino de los hijos de los hombres y la Voluntad inquebrantable del Señor del Mundo y utilizado, por tanto, por los Señores del Karma, Quienes ajustan la balanza de la vida planetaria y de cada uno de los seres humanos de acuerdo con la cualidad de las aportaciones psíquicas segregadas por la imaginación y energetizadas por la actividad prodigiosa de los devas que viven, se mueven y tienen el ser en cada uno de los estratos o niveles que constituyen los vehículos de la Vida de Dios en el seno de la Naturaleza. Hay, por lo tanto, una gran analogía entre la imaginación humana y el cumplimiento del karma, teniendo en cuenta que la imaginación obedece a estados de conciencia y que el karma es la medida exacta o representación vívida de los mismos.
Ahí, en este punto, hay una explicación racional, lógica y científica del hecho oculto de que el KARMA es JUSTICIA y de que expresa en todo momento la bondad exquisita de un principio de luz que trata de revelarse en el tiempo, propiciando cada vez más nobles cualidades dentro del corazón humano. Los problemas sociales surgidos del choque de sus estados de conciencia contra el plan organizado de la Vida y formulados en forma de imaginación, podrán ser solucionados un día con sólo utilizar creadora y conscientemente la facultad representativa, utilizando para ello la fuerza mística del corazón -tal como esotéricamente se dice- para provocar en el ambiente planetario todos los cambios positivos que exige un adecuado y correcto orden social.
Es a partir de este punto que puede ser comprendida la idea expuesta hace siglos por Pablo, el Apóstol iniciado, cuando decía: …el hombre es tal como piensa en su corazón, no mencionando aquí para nada a la mente como centro de las imaginaciones humanas, sino al corazón, el lugar sagrado en donde la justicia divina tiene su secreto santuario y desde donde evoca y ordena misteriosamente a las infinitas huestes dévicas para que produzcan todos los ambientes necesarios para la correcta evolución del hombre.
Aún cuando al principio de este interesante tema clasificábamos a la imaginación como física, emocional o mental, no lo hacíamos en el sentido de conceptuarla como creaciones en cada uno de estos niveles, sino para establecer una diferencia de niveles entre los estados de conciencia humanos, es decir, entre grados de evolución espiritual dentro del conjunto planetario de la humanidad. De ahí que al considerar esotéricamente como neutra a la imaginación la incluíamos dentro de un orden completamente nuevo desde el ángulo psicológico, es decir, de canalizadora de estados de conciencia humanos siendo estos los que determinaban vía al corazón lo que técnicamente definimos como imaginaciones.
Pero, prescindiendo en todo caso de estos grados de conciencia evolutiva, deberemos considerar que cada hombre será, psicológicamente hablando, según sean sus particulares estados de conciencia, es decir, sus imaginaciones, hasta llegar a la lógica conclusión de que cada cual imaginará o efectuará espontáneamente sus representaciones subjetivas u objetivas del ambiente, de acuerdo con sus naturales tendencias psicológicas y aptitudes innatas. Al llegar a este punto hay que tener presente que existen siete definidas particularidades psicológicas, marcadas por un determinado tipo de Rayo(*), de acuerdo con el patrón arquetípico del Universo del cual nuestro planeta forma parte. Estas particularidades psicológicas determinan los siguientes tipos humanos:
(*) Los Siete Rayos son corrientes de vida encarnando las cualidades características de la Divinidad, expresadas por medio de Siete Logos planetarios y a través de los Siete Planos de la Naturaleza.
1º El Político, el Líder, apto para gobernar 1er Rayo
2º El Religioso, el Educativo que ayuda a desarrollar la conciencia humana 2º Rayo
3º El Filósofo, que responde a la ley oculta de las formas subjetivas de la Vida 3er Rayo
4º El Artista, que cultiva la belleza como base de la armonía 4º Rayo
5º El Científico, que experimenta concretamente en las cosas objetivas de la Naturaleza 5º Rayo
6º El Devoto, o místico, que en todas las cosas de la Naturaleza ve la mano del Señor 6º Rayo
7º El Organizador, o Mago, que trata de apropiarse del Orden creado que se halla oculto en la base del Universo cíclico 7º Rayo
Tengamos presente, al examinar estas definiciones, que cada Rayo es una entidad Dévica que pone en movimiento una corriente definida de Vida universal y que esta corriente de Vida es, al propio tiempo, la expresión psicológica de alguno de los Siete Logos planetarios, Señores de los siete planetas sagrados, los cuales personifican en tiempo y espacio una u otra de las Siete Cualidades Espirituales del Logos Solar, considerando a ÉSTE, pese a su excelsa naturaleza cósmica, como una Entidad Psicológica en proceso de evolución. Será lógico admitir así, por analogía, que las energías dévicas de los Siete Rayos afectan muy particularmente a la humanidad definiendo los tipos psicológicos humanos, de la misma manera que éstos afectan la cualidad distintiva de sus particulares imaginaciones. El hecho de que nuestro Tratado tenga que ver muy especialmente con las vidas angélicas, impide extendernos demasiado acerca de otras muy importantes peculiaridades de los Rayos.
Para nuestras investigaciones nos será más necesario establecer una directa relación entre las Siete Jerarquías Angélicas del Universo, portadoras de las energías de los Rayos, e identificarlas con las cualidades psicológicas de cada tipo de imaginación humana, para determinar finalmente la gran hegemonía que existe entre los Ángeles y los hombres y establecer, de esta manera, las bases de una gran fraternidad de relaciones entre las dos corrientes místicas de la evolución solar y planetaria. Tales bases deberían sustentarse lógicamente en los siguientes puntos:
1. El reconocimiento de la fraternidad humano-dévica y de los puntos de contacto marcados por la ley de la evolución Solar.
2. El establecimiento de los adecuados sistemas de acercamiento de ambas corrientes de vida divina, a través del estudio de los Rayos.
3. El desarrollo de un proceso mediante el cual la imaginación se convierta en una forma psíquica adecuada a la evolución de los seres humanos, constituyendo lo que técnicamente definimos los valores sociales del ambiente.
4. La comprensión de que cualquier ambiente, individual, familiar, grupal y social es esencialmente una creación humana. De ahí el conocido axioma esotérico: El Karma o destino es una creación del hombre.
El estudio analítico de estos puntos deberá aproximarnos cada vez más al mundo de los Devas y reconocer como válida y sustancial la constante psicológica que guía nuestro Tratado, en el sentido de considerar que la energía sigue a la imaginación, de la misma manera que anteriormente afirmábamos también que la energía sigue al pensamiento, aunque estableciendo la diferenciación de que el pensamiento organizador y culto de la humanidad es el factor dinámico que debería conducir la imaginación por el sendero de la rectitud, del orden y de la realización espiritual.
Lo interesante a ser remarcado en nuestra investigación esotérica es el deliberado intento de hallar los puntos de confluencia de las actividades psicológicas humanas con las corrientes de energía de los Devas y establecer, a partir de ahí, todas las relaciones posibles en orden a la claridad y objetividad científica de la cuestión. Habida cuenta de que un ambiente social dentro de la humanidad es el resultado de la suma de muchas imaginaciones humanas sustanciadas -por decirlo de alguna manera- por las energías etéricas manejadas por los Devas, vamos a ver ahora la manera como estas relaciones son efectuadas:
a. Por similitud de vibraciones, o gama de sonidos espirituales, establecidas entre los hombres y los Devas.
b. Por radiación cromática, es decir, por los efectos del color en la creación de los ambientes particulares y sociales del mundo.
c. Por la belleza de las formas geométricas de la imaginación, la cual condiciona la estructura psíquica de las formas ambientales.
Como veremos, nos hallamos aquí de nuevo con los tres vértices del gran Triángulo de la Creación Universal, la cual se basa en:
a. El Sonido = Voluntad Creadora A
b. El Color = Amor Incluyente U
c. La Forma geométrica = Inteligencia Activa M
que hemos ido considerando en varias fases de nuestra investigación oculta. El sistema hermético de establecer analogías nos permitirá seguir adelante con este Tratado Esotérico sobre los Ángeles y percibir cada vez más claramente en nuestras vidas individuales, la acción espiritual del Señor del Universo.
La acción particular del hombre en el lugar que ocupa kármicamente en la vasta esfera de la Creación está matizada por el poder espontáneo de la imaginación, por la cualidad del Rayo distintivo de su evolución espiritual y por la calidad del ambiente que sea capaz de crear a su inmediato alrededor y que, de una u otra manera, constituye su aportación -buena o mala- dentro del contexto social del que forma parte, familiar, local, grupal, etc. El ser humano, sea cual sea su particular evolución, contribuirá siempre con sus expresivas realidades a crear el ambiente social del mundo, en todos momentos será un creador capacitado por sus innatas aptitudes y capacidades imaginativas para embellecer la vida en términos de realización, o para afearla y destruirla de acuerdo con las motivaciones provenientes de su arraigada naturaleza inferior.
Vicente Beltran Anglada
CONVERSACIONES ESOTERICAS
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