Los Ambientes Familiares.

V.B. Anglada


La familia es la base de la convivencia social. Mediante ella el ser humano se capacita para profundizar cada vez más dentro de sí, siguiendo las directrices marcadas por el amor, la responsabilidad y el deseo de bien para los seres allegados. Se basa inicialmente en la ley de polaridad y el hombre y la mujer que la representan en espacio y tiempo constituyen dentro de la humanidad el principio unificador de la familia. Los hijos que nacerán serán la representación genuina del segundo aspecto de la Divinidad, siendo esencialmente su misión la de establecer una armonía constante en el orden dual en que se basa tal polaridad.

Que esto se realice o no en el seno de la humanidad en que vivimos, dependerá del grado de evolución del contexto familiar, debiendo tener presente que las razas del futuro -cuya meta reconocida desde el ángulo esotérico es el ser ANDRÓGINO- deberán pasar previamente por una fase prolongada de perfecta convivencia familiar, dentro de la cual, y a igual que en el proceso de la creación universal, el hombre asumirá la representatividad del Dios-Padre, que la mujer será una digna y perfecta representante del aspecto Madre-Espíritu Santo en la vida de la Naturaleza y que los hijos, sin distinción alguna de sexos, serán genuinas representaciones del equilibrio estable de la Creación que en la cualidad incluyente del Amor, el aspecto Hijo de la Divinidad, tiene en la vida del Universo su expresión más sensible y perfecta.

Bien, todo esto lo sabemos ya y no es necesario insistir sobre el principio de la Trinidad universal, que en el establecimiento de la familia como modelo social de vida tiene su más acabada expresión en el seno de la humanidad. Sin embargo, bueno será que examinemos esta idea desde el ángulo oculto y que tratemos de descubrir la actividad de los Ángeles en el desarrollo del proceso social que llevan adelante los seres humanos por medio de la familia. El hacer referencia a la misma desde el ángulo esotérico nos obligará a analizar el proceso desde el campo de observación del individuo y a considerar las circunstancias kármicas que coinciden fatalmente -al parecer- en la unión de un hombre y una mujer sobre la base del matrimonio y en la numerosísima secuela de hechos concatenados que llevan irremisiblemente a aquel punto crucial en la vida de dos seres humanos.

Deberemos considerar también, la actividad de los devas que intervienen en el proceso que culmina en una unión matrimonial sin necesidad de remontarnos a causas precedentes que provienen a veces de muy alejadas épocas de la vida planetaria y que, al parecer, constituyen unas constantes dentro de la acción familiar o proceso kármico mediante el cual y sin que aparentemente juegue papel alguno, o quizás sólo muy poco importante, la decisión individual, los hechos y las circunstancias de la vida se suceden de tal misteriosa manera que el matrimonio se convierte en un hecho casi totalmente social y no simplemente un acto de decisión particular del individuo.

En mi libro La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, relato un caso leído en la luz astral de los acontecimientos planetarios, en el cual aparecen dos seres humanos unidos tan entrañablemente desde el ángulo espiritual que renacieron juntos muchas veces a través de las épocas, constituyendo la mayoría de las veces uniones matrimoniales tan perfectas desde el ángulo de vista social, que en su vida particular eran genuinas representaciones de la trinidad espiritual que rige el Universo. Estos casos naturalmente no son generales y, tal como podremos apreciar en la consideración del ambiente social que nos rodea, la vida familiar es muy imperfecta todavía ya que existen en el seno de la misma muchas tensiones emocionales y grandes divergencias de opiniones.

Los ambientes modélicos de vida familiar con respecto al ambiente general o social, constituyen fenómenos muy aislados y se hallan todavía en una muy alejada fase de integración en la vida de la humanidad y, desde el ángulo oculto, esta inadaptación a la expresión correcta de la vida familiar constituye un semillero de discordias, desavenencias e incomprensiones humanas que fatalmente y por un proceso de espontánea imaginación son llevadas al éter circundante y convertidas mediante la actividad dévica, a la que anteriormente hacía referencia, en una nube psíquica, obscura y desagradable que se convierte fatalmente en ambiente social. Ahora bien, cuando hagamos referencia a los ambientes familiares del mundo, deberemos tener en cuenta los siguientes factores:

a. Participación kármica de dos seres humanos en la elaboración de un hecho social.

b. La calidad espiritual de los devas que secundan aquellas decisiones.

c. La importancia de una misión social -considerada desde el ángulo oculto- que aquellos dos seres humanos tienen el deber de realizar.

Cada uno de estos tres factores arranca de un tronco común que bien podríamos definir como el karma de la humanidad, al cual cada ser humano agrega su pequeña parte. Uno de los aspectos más sustanciales del proceso kármico es el matrimonio en el mundo físico, basado en el sentimiento de amor y no en los inútiles convencionalismos humanos. Este sentimiento genera espontáneamente el ambiente familiar ideal. Siendo así, resulta interesante observar desde el ángulo oculto la concatenación de hechos que lleva a dos seres a unir sus vidas en matrimonio y a generar hijos los cuales, a su vez, serán continuadores de idénticos procesos de vida social.

Con respecto a la intervención angélica o dévica en la elaboración de las circunstancias que rodean aquel hecho principal, deberemos tener en cuenta constantemente su capacidad de crear situaciones sociales de acuerdo con estados de conciencia humanos y la manera impersonal y armónica mediante la cual ajustan los estados de conciencia o imaginaciones a un proyecto vital previamente señalado por los Señores del Karma después de una cuidadosa lectura de los registros akáshicos de la Naturaleza. Las huestes angélicas en multiplicidad de jerarquías y funciones cumplen con su deber secundario de elaborar situaciones sociales de acuerdo con aquella voluntad kármica que acatan implícitamente, pero que sólo los Ángeles superiores son capaces de comprender. En otras partes de este Tratado se ha hecho referencia a una categoría especial de Ángeles que rigen la plasmación de los Arquetipos -o formas ideales de las razas, especies y Reinos de la Naturaleza.

Pues bien, dependiendo de éstos y en una categoría muy específica también, hay unos Devas que registran en sus vidas los arquetipos de los hechos y de los ambientes sociales de la humanidad y que mediante un proceso de ajuste realmente incomprensible para nosotros, dignifican en una considerable parte las relaciones humanas entre jóvenes de ambos sexos preparando sus conciencias para aquel tipo de ambiente familiar que preludie un matrimonio perfecto, establecido de acuerdo con el principio del amor y de la recta convivencia.

Estos razonamientos podrán aparecer como románticos o fantasiosos; sin embargo, nosotros los calificaríamos como de muy lógicos, por cuanto resuelven de alguna manera el dilema de aquel gran acontecimiento social mediante el cual dos seres humanos deciden unir sus vidas y vivir juntos en el seno de la sociedad organizada que les rodea.

Con respecto a la calidad de la misión especial que ambos seres humanos deben realizar, la visión exacta de la misma y la capacidad de llevarla a cabo dependerán naturalmente de la evolución espiritual de los mismos, de la calidad de sus estados de conciencia y de su perfecta adaptabilidad a la manera de ser del otro. Debemos decir al respecto que esta calidad espiritual llevada al matrimonio y al plan familiar son tan importantes desde el ángulo de apreciación de la Jerarquía planetaria, que desde hace unos años se ha tratado de vincular el karma individual de muchos discípulos espirituales del mundo a fin de que coincidiendo en el tiempo, bajo la forma física de hombre y de mujer, pudieran efectuar uniones matrimoniales correctas que constituyesen un estímulo oculto en el orden social y ayudaran, con su ejemplo, a la creación de unos nuevos vínculos familiares más de acuerdo con la sensibilidad espiritual de la Nueva Era.



Vicente Beltran Anglada
CONVERSACIONES ESOTERICAS
http://www.sabiduriarcana.org/

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