Los Ambientes Profesionales.

V.B. Anglada


En anteriores capítulos de este Tratado nos habíamos referido ya a los Ángeles de las Profesiones. Desde tiempos inmemoriales tales Ángeles han regido un karma específico de la humanidad, el que tiene que ver con la forma como un ser humano desarrolla sus facultades en el plano físico en el sentido del trabajo o de las actividades cotidianas de carácter lucrativo o aquellas otras realizadas como placer o deleite. Algunas de tales facultades provienen del recuerdo subconsciente de vidas pasadas y vienen suministradas por la vibración de los átomos permanentes, físico, emocional o mental; otras se corresponden con ciertas declinaciones astrológicas y manifestadas como habilidades técnicas, en una u otra profesión. Otras, finalmente, son el resultado de un duro esfuerzo contra las tendencias innatas en la lucha por adquirir ciertas habilidades o capacidades profesionales y, desde el ángulo esotérico, constituyen la línea de máxima resistencia impuesta a un ser humano en el devenir de su destino kármico.

He ahí, pues, que las facilidades o dificultades que pueda encontrar un ser humano en el ejercicio de una profesión determinada es el resultado de ciertas previsiones cósmicas de carácter kármico que han de cumplirse radicalmente en la vida social de la humanidad. Es verdaderamente contrastante contemplar al ser humano en el ejercicio de una profesión determinada mediante la cual debe ganarse el sustento, desde el ángulo esotérico. El ambiente psíquico que crea a su alrededor una persona que está a gusto con su trabajo, porque se trata de una declinación astrológica favorable o porque está ampliamente capacitada para ejercerla, contrasta notablemente con el de aquella otra que trabaja a disgusto y sin estímulo alguno de carácter interno.

Si consideramos íntimamente ambos casos, nos daremos cuenta de cómo actúan en todos los niveles los Señores del Karma a través de la actividad de los Ángeles de las Profesiones, facilitando la tarea a algunos y dificultando enormemente la de otros, para llegar a la consecuencia de que existe algo en la vida de todo ser humano que le facilita o, por el contrario le dificulta, el éxito en el logro de la estabilidad personal, social y económica.

Si se contempla este panorama desde el ángulo de vista puramente externo, hay motivos suficientes para sentirse terriblemente oprimido al considerar estas tremendas diferenciaciones humanas en orden a oportunidades, capacidades y actividades contradictorias en el aspecto social de las profesiones y habrá muchos que pensarán sin duda que Dios no es la Justicia, tal como pregonan aún distinción alguna todas las religiones del planeta, y que habrá suficientes motivos para dudar de su Bondad infinita al contemplar el deprimente panorama de las injusticias humanas que pueden ser observadas desde el ángulo de vista social. Esta concepción externa de la vida ha dado lugar a través del tiempo al fenómeno de conciencia reconocido como ateísmo y las personas que piensan de esta manera tienen su absoluta razón ya que al percibir las cosas desde el plano de las apariencias objetivas y externas, no pueden concebir a una Divinidad de Justicia que otorga a unos lo que les quita a los otros.

Sin embargo, desde el ángulo oculto, las cosas varían enormemente ya que no sólo se acepta el principio de las causas subyacentes y le reconoce al ser humano un tremendo poder de decidir y de actuar y aún de crear situaciones individuales, familiares y comunales, sino que recorriendo la línea desconocida y secreta del pasado humano que no todo el mundo puede recordar, se puede percibir la memoria oculta de las almas y se asiste, a veces, al curioso espectáculo de ver que el mendigo de hoy fue rico anteriormente y no supo aprovechar dignamente el poder de sus riquezas, que el ignorante que vemos aprender con dificultad los conocimientos prácticos impartidos en la infancia, fue en un remoto pasado un inteligente hombre de ciencia que utilizó egoístamente y sólo para beneficio propio sus notables conocimientos científicos y que un hombre que en el devenir de su vida profesional es un fracasado fue también en procesos anteriores de vida un notable ejecutor profesional al cual le son aparentemente negadas en el presente ciertas habilidades técnicas, a fin de que desarrolle otras nobles capacidades de acción profesional y social.

Bien, quizás se diga que estas razones son pueriles y que en sí mismas no constituyen argumentos válidos para persuadir a un convencido ateo. Nosotros, en todo caso, no intentamos convencer a nadie, sólo estamos emitiendo ideas. Esotéricamente hemos investigado el pasado de muchas almas y personalmente estamos convencidos de la justicia del Karma, siendo el Karma desde otro ángulo de apreciación la Mano del Señor trazando el destino del Universo, sin preocuparse demasiado -y esta afirmación no niega en absoluto nuestro convencimiento de Su Bondad y Justicia infinitas- de lo que ocurre en el seno de la sociedad humana. Es la misma santa indiferencia que adoptamos nosotros en relación con los insignificantes átomos que constituyen nuestro organismo físico.

Esta indiferencia no es sin embargo falta de amor o de justicia en nuestro ánimo con respecto a nuestro conjunto celular, ya que nadie mejor que nosotros está interesado en que nuestro cuerpo en la totalidad de sus funciones fisiológicas se comporte lo más armónica y correctamente que sea posible. Estamos seguros de que si el átomo tiene conciencia -tal como se asegura ocultamente- más de una vez se sentirá ateo con respecto a nosotros.

Las imaginaciones que surgen de los estados de conciencia humana en torno a las profesiones ejercidas, constituyen técnicamente los ambientes profesionales, o lo que esotéricamente definimos como el espíritu de una profesión. Tal espíritu, en su totalidad, es un Ángel capacitado técnica, psíquica y astrológicamente para realizar un arquetipo de perfección a través de los seres humanos más hábiles y capacitados. Así, cualquiera que sea el tipo de profesión que un hombre ejerza en la vida y por adecuadamente que la ejercite, siempre será susceptible esta profesión de un mejoramiento técnico o de una creciente perfección en sus cualidades expresivas. Tal es, en efecto, la labor de los Ángeles de las Profesiones y su obra en la vida social de la humanidad a través del tiempo, la vemos reflejada en la creación de los Gremios, hermandades y comunidades humanas basadas en idéntica profesión y sabiamente dirigidas desde los niveles ocultos por los Espíritus de las Profesiones.


Vicente Beltran Anglada
CONVERSACIONES ESOTERICAS
http://www.sabiduriarcana.org/

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