Escalada.
Varios/Otros
La piedra pregunto al martillo que la golpeaba:
- ¿Por qué me quiebras así?
El martillo no respondió, con todo, en breve tiempo, el bloque perfeccionado se hizo destacar en la base de un famoso edificio.
El mineral indagó al horno supercaliente que lo transformaba:
- Dime la razón por la cual me enloqueces de sufrimiento.
El honor calló, no obstante, después de algunos días, apareció en la condición de acero con alto precio.
El tronco argumentó con la lámina que lo serraba:
- ¿Por qué me atormentas?
La lámina permaneció muda, pero, después de algunas semanas, el tronco dividido en diversas tablas, era la estructura principal de un barco importante.
El barro preguntó al molde que lo constreñía:
- ¿Por qué me oprimes tanto?
El molde no formuló respuesta alguna, entretanto, después de algún tiempo surgió en la tienda como un vaso raro.
El hombre igualmente, numerosas veces, interpela a Dios:
- Señor, ¿por qué me martirizas y me afliges?
Dios, sin embargo, no responde.
Acontece que el espíritu humano dispone del libre albedrío para aceptar o no el dolor que le perfecciona.
Mientras recalcitra contra las leyes del progreso y del perfeccionamiento propio, sufre y reclama, indefinidamente; no obstante, cuando se decide a obedecer a los principios que le controlan la escalada para la Grandeza Suprema del Universo, llega siempre el día en el cual viene a saber los prodigios de sabiduría y amor, luz y belleza en que Dios lo transformará.
Meimei - Francisco Cándido Javier. Palabras del corazón.
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