Alcoholismo obsesivo y justicia de la reencarnación.

Varios/Otros


...


–Emmanuel, ¿por qué me muestran todo esto? –pregunté intrigado.

–Para que aprendas, David, te servirá en el futuro a entender las leyes e influencias espirituales y de esta manera poder ayudar a personas desesperadas por falta de conocimientos. ¿Qué aprendiste con lo poco que te hemos mostrado? –preguntó mi mentor espiritual.

–Que los obsesores, en este caso, no lo han forzado ni obligado a hacer lo que el joven no quería. Simplemente potenciaron su punto débil para perjudicarlo por una venganza del pasado. Intuyo que trabajan de esta manera.

–Bien, David, eso debes tenerlo presente toda tu vida, tanto para ti como para determinar en personas necesitadas sus debilidades y advertirles de la necesidad de reformase íntimamente, combatiendo sus inclinaciones negativas, si es que realmente quieren salir adelante y liberarse de estas influencias espirituales nefastas. Nuevamente: atraemos lo que pensamos, es la ley de sintonía vibratoria. Nunca subestimes el poder de la oración, usando tus sentimientos con las palabras que brotan espontáneamente. Si este joven hubiese rechazado las sugestiones mentales, sabiendo que había llegado a su límite, no hubiera sucedido lo que has visto por el momento. No estamos censurando el beber, si no los extremos a que se llegan en todos los órdenes de la vida, especialmente en aquellos que tienen pensamientos enfermizos y creen que por esconderlos ante los demás, no traen sus consecuencias...

Sus enseñanzas me enriquecían y de a poco notaba que ya estaba aprendiendo el proceso obsesivo...

–Ahora que harán, ¿castigarán a estos espíritus? –pregunté.

–No hay castigos por parte del Creador, cosechamos lo que hemos sembrado nosotros mismos, aprendiendo que violar la ley del Amor y el sufrimiento que causamos a los demás, ya sea en pensamiento o actitudes, tarde o temprano volverán a nosotros, por la ley de acción y reacción, o “choque de retorno” como algunos lo llaman, sufriendo lo que hicimos sufrir para aprender a no continuar haciéndolo. Nuestro Maestro nos enseñó a transformar un enemigo en amigo y no desea “la muerte del pecador, si no del pecado”, dando cumplimiento a esta ley de Amor que ejemplificó en la tierra, hace más de dos mil años y que aún no fue comprendida para ponerla en práctica. Y si no conseguimos transformarlo por el momento, tendremos la consciencia tranquila que lo hemos intentado.

“Entendí que se refería a Jesús. Lo llamaba de Maestro o Amigo y eso me agradó. En ningún momento lo reverenciaba con gestos exteriores ni lo presentaba con espinos en la cabeza, simplemente se dirigía a El como a un amigo, con mucho amor y respeto y no de una manera inalcanzable, demostrándome más una vez, que no necesitamos intermediarios y menos aún pagar para que otros oren por nosotros. Nadie puede hacer de nexo entre el Cielo y las personas. No podemos pagar estas oraciones a otros seres humanos como si fuese un negocio, con un cheque o tarjeta de crédito. Es algo personal, íntimo, y no se requiere un lugar determinado pensando que sólo allí nos escucharán. Cada uno puede hacerlo en el silencio de su cuarto o donde se encuentre, sin fórmulas memorizadas, tal como lo hizo Emmanuel, utilizando su corazón...”.

–Emmanuel, el que se hace llamar “jefe”, habla de una vida anterior, ¿se refiere a las reencarnaciones o vidas sucesivas? –pregunté.

–Sí. Nacemos y renacemos las veces que sean necesarias a nuestra evolución, no hay un límite demarcado y en esto coinciden millones de médiums confirmando las preguntas 168 y 169 de “El Libro de los Espíritus”, y las respuestas dadas por el plano espiritual superior, codificado por Allan Kardec. Allí tienes una guía segura para desmitificar creencias sin bases sólidas y discrepancias por falta de coincidencias en las respuestas por nuestra parte.

–¿Me puedes dar un ejemplo, Emmanuel?

–Si. La creencia de reencarnar en un animal, en hojas de árboles o figuras de la naturaleza, lo negamos rotundamente. El espíritu evoluciona en cada reencarnación, saldando las deudas presentes y del pasado.

Si renacieran en una hoja o un árbol, ¿cómo podría saldar esa deuda?

Sería el mismo sistema de Cielo e Infierno fomentado por los religiosos, distorsionando las enseñanzas de nuestro Maestro, para asustar a las personas que no analizan las cosas. Este dogma quedó atrás. El Creador no destruye a sus criaturas ni las condena eternamente, tanto como las personas se dan oportunidades de reparar errores. Como ya habíamos hablado, Cielo e Infierno no son lugares geográficos, si no estados de consciencia. Podemos construir nuestro propio cielo o crear nuestro infierno en el día a día, depende de nosotros.

–¿La reencarnación no es un dogma? –exclamé.

–No, David, por lo menos dentro de la doctrina Espírita. Ser dogmático sería aceptar ciegamente y sin una explicación lógica las cosas, por falta de un análisis profundo y por lo tanto no permitiría discusiones, eso es un dogma.

Nosotros hablamos de la “doctrina” de la reencarnación, que es diferente. En las reencarnaciones, rescatamos deudas, como te dije. De ahí también las ideas innatas en niños con aptitudes diferentes que traen de otras existencias; otros con enfermedades congénitas, ciegos, mudos y un sin fin de limitaciones que tienen físicamente. No son castigos ni casualidades. Cada uno es heredero de su propio pasado, pudiendo construir en el presente un futuro cada vez mejor para acceder a planos superiores, tanto en el espacio espiritual como en mundos venturosos. Mientras tanto, debemos trabajar en ello y no seguir endeudándonos con odios ni venganzas, violando la ley del Amor, pues el choque de retorno o la ley de acción y reacción, son las que reflejan el presente que estamos viviendo y explica, a través de las vidas sucesivas, lo que cada persona ha sembrado. Si su causa no se encuentra en el presente, habría que remontarse al pasado. Allí está la respuesta.(*)

(*) Actualmente, la psicología transpersonal estudia a través de la hipnosis profunda, que consideramos la más acertada en relación a la regresión de memoria inducida, las causas traumáticas de sus pacientes y si provienen de esta existencia o de anteriores. En consecuencia, acepta y considera que la persona tiene un espíritu o alma como causa primera de las manifestaciones físcas, al cual denominaron “memoria extra cerebral”, para no caer en las distorsiones religiosas al respecto. (Nota aclaratoria).


Por supuesto, siempre partiendo de la existencia de un Creador, con el nombre que le quieran dar, y que es todo Amor.

–Emmanuel, hay un dicho que dice: “El que a hierro mata, a hierro muere”, ¿se aplica a la doctrina de la reencarnación?

–David, no todo es matemático, siempre pueden haber atenuantes.

Recuerda que “el amor cubrirá multitud de pecados”. No fue una simple frase tirada al azar. Te asombrarías saber la cantidad de personas que haciendo un bien, aún inconscientemente, en su banco de la vida, donde figura su “debe” y “haber”, evita o disminuye pruebas mucho más difíciles y hasta accidentes con secuelas prolongadas que debían de padecer.

–No entendí bien, Emmanuel.

–Cuando tuviste el accidente automovilístico, no te quedaron secuelas ni traumatismos. No estoy afirmando nada para que no deduzcas lo que no es, pero muy posiblemente si no te hubieras esforzado en tu reforma interior y ayudado otras personas, que se preveía en tu libro de la vida, como a Fernando, podrías haber quedado meses enteros hasta recuperarte de golpes o quebraduras, pruebas que estaban dentro de tu programación reencarnatoria como también los atenuantes a las mismas.

Observa ahora que el dicho: “Muerto el perro, muerta la rabia”, no se aplica en este caso que estamos viendo.

De pronto, Emmanuel se alejó y aquel que se hacía llamar de “jefe”, desafió a estos espíritus luminosos, mientras los dos restantes retrocedían confundidos.

–¿Quiénes se creen que son? No dejaré que se metan con mi víctima.

El me debe y juré vengarme por lo que me hizo en el pasado. Si realmente son mensajeros de un dios que desconozco, deberían ayudarme a hacer justicia.

–¿Realmente deseas justicia? –dijo un instructor espiritual.

–¡Por supuesto que sí! ¿Me ayudarán? –dijo satisfecho.

–Marcus –dijo otro instructor espiritual –no nos es lícito impartir justicia por manos propias. Imperfectos como somos, ignoramos las causas de nuestro pasado. No obstante ello, no puedes culpar a este joven si no a ti mismo.

–¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres? No permitiré que me hables de esa manera, tú no sabes nada –respondió desorientado.

–Todo lo contrario, amigo, sabemos realmente como sucedieron los acontecimientos a que te refieres.

–Entonces sabrán que la razón está de mi parte –gritó.

Inmediatamente, se materializó una pantalla con imágenes nítidas.

–¡Observa, Marcus! –dijo el instructor con autoridad.

“A pesar de la música y risas de los presentes, mientras Liliana atendía y acomodaba las cosas de la casa, continuaba absorto, siguiendo minuciosamente todo lo que estaba sucediendo en el plano de los espíritus y cómo habían influenciado en aquel joven para llevar a cabo una venganza cargada de odio”.

“Como si fuese una película, nítidamente comencé a ver lo que acontecía en aquella pantalla fluídica para nosotros”.

Era una joven amasando pan en la madrugada, para luego salir a venderlos y sostener el pobrísimo hogar en que vivía. Ya de mañana temprano, partía de su humilde vivienda pidiendo a Dios las fuerzas necesarias para no decaer.

–¡Es Romina, mi adorada esposa! –gritó Marcus conmocionado.

–Continúa mirando, mi amigo –contestó el instructor espiritual.

Romina, luego de caminar durante todo el día con la cesta de pan cargada bajo su brazo, al lado de su hijito de unos once años de edad que la ayudaba, regresaba a su hogar, dando gracias a Dios por la salud y lo recaudado en el día para la alimentación de todos. Sin embargo, pedía al Cielo que iluminara a su marido con el fin de que no estuviera ebrio y los azotara al llegar a la casa.

“Mientras tanto, observaba que el odio que cegaba a Marcus, iba desapareciendo ante estas imágenes, y de esa manera conseguía recordar de a poco, dejando de lado la actitud amenazante con que se había presentado unos minutos atrás”.

Al entrar Romina con su hijito a la casa, Marcus, embriagado, contaba el dinero.

–Ah, miserable, ¿sólo esto vendiste? ¡Dónde está el resto! –gritó.

–Mi amor, es todo, no guardé ni un centavo. Te lo suplico, si quieres castígame a mi, pero no a nuestro hijito –rogaba entre lágrimas.

–Pues eso haré, castigarte a ti y a esta desgracia que sólo nos ocasiona gastos –exclamó descontrolado.

Sacó su cinto y les pegó, especialmente a su hijito, hasta hacerlo sangrar. Luego siguió bebiendo hasta caer exhausto sobre la cama.

“Las escenas eran terribles, Marcus estaba pálido. Percibí que quería salir corriendo del lugar, pero fuerzas misteriosas no dejaban que se moviera. Nadie lo acusaba, su propia consciencia era la que se le hacía insoportable ante tanta insensatez y bestialidad de su parte”.

Estos castigos se repitieron durante dos años aproximadamente, hasta que cierto día, perdiendo completamente el control de si mismo, embriagado y tambaleante, se quedó en la puerta de su casa esperando que su esposa e hijo volvieran. Apenas Romina lo divisó de lejos, pidió serenamente, con la fe que la caracterizaba, protección a Dios para que no le pasara nada a su hijito Miguel, aún que ella sufriera las consecuencias.

Al llegar, Marcus, en un ataque enloquecedor, los tomó de los cabellos arrastrándolos hacia adentro de la casa, mientras la mujer gritaba pidiendo piedad. Sin importarle sus súplicas, se abalanzó sin compasión sobre Miguel, dándole golpes de puños sobre su rostro, hasta dejarlo inconsciente.

Desesperada, la mujer salió corriendo con Miguel en sus brazos pidiendo auxilio. Mientras tanto, Marcus, tambaleándose, salió a perseguirlos, cuando de pronto tropezó, cayendo dentro de un pozo de piedra, tipo aljibe, que había a unos metros de la casa.

Ignorando lo sucedido a su marido, Romina llegó hasta el pueblo, siendo prontamente atendida por un joven médico. Apenas alcanzó a entregarle a su hijito, cayó desvanecida por el cansancio.

Luego de varios días de recuperación en casa de este médico, que se había apiadado de ellos junto a su esposa, Miguel recobró la salud.

Transcurrida una semana, la joven esposa del doctor le dijo a Romina que quería hablar con ella.

–Romina, mi marido me comentó el calvario que has vivido junto a Marcus. Esperaba que te repusieras para informarte que tu esposo, ebrio, cayó al pozo que tienen en la casa, quebrándose la columna y a raíz de ello quedó postrado en cama. Además de alcohólico, era jugador compulsivo en los juegos de azar, poniendo la casa como garantía, perdiéndola en los mismos. En estos momentos, Marcus se encuentra recluido en un hogar para discapacitados, sin posibilidades de caminar nuevamente. Por otra parte, tiene comprometido su hígado con una cirrosis que avanza rápidamente. Su estómago está completamente hinchado de líquido y ya no es posible extraerle más. No tiene posibilidades de sobrevivir.

“Observé a Marcus que se agarraba la cabeza, no quería seguir viendo su pasado. Ahora entendía del por qué la Divina Providencia nos pone un manto de olvido sobre lo que fuimos en otras existencias. Si muchas veces se nos hace difícil lidiar con las pruebas actuales, ¿cómo lo haríamos si recordaríamos nuestro pasado? Espíritus en evolución que somos, endeudados, podríamos reconocer a aquellos que nos rodean, y si identificáramos a alguien que nos perjudicó o perjudicamos, ya sea dentro o fuera de nuestra familia sanguínea, ¿cómo lo soportaríamos y reaccionaríamos? ¿Estaríamos preparados para eso o pasaríamos toda nuestra existencia acusándonos unos a los otros?”.

Ante estas noticias, la mujer lloró desconsoladamente, su hijito necesitaba de sus cuidados, su marido con los días contados y por si todo esto fuera poco, ahora se encontraba sin su vivienda, prácticamente en la calle.

En una actitud inesperada que nos conmovió a todos, con lágrimas en los ojos, Romina se arrodilló suplicando a Dios que le diera fuerzas y no la abandonara. La joven esposa del médico, acariciando su cabello y embargada por la emoción del momento, con su corazón generoso, exclamó:

–Romina, no te preocupes. Debo ayudar a mi esposo en su consultorio y los quehaceres domésticos son bastantes. Si quieres, te ofrecemos que aceptes este trabajo. No será mucho el salario que podremos pagarte, pero tendrás un techo para ti y Miguel, la comida no les faltará y por otra parte no podemos tener hijos. Nos gustaría poder ayudar a Miguel en sus estudios, será también nuestro hijo del alma, ya lo hablamos con mi marido.

Romina comenzó a llorar emocionada, se abrazaron y luego besó la mano de la joven esposa, dando gracias a la Providencia Divina.

“Los dos espíritus que secundaban a Marcus, también estaban conmocionados.

Arrepentidos y atemorizados hasta unos momentos antes, sentían que podían liberarse del yugo al cual fueron sometidos por el miedo durante tantos años”.

Continué viendo los acontecimientos.

–Marcus, que desgracia. Tu mujer se enamoró de un médico y están viviendo juntos. A tu hijo lo enviaron a un orfanato y como tenías deudas de juego compramos tu casa con mi hermano para ayudarlo en lo que podamos.

“Eran dos señores bien trajeados, demostrando un cinismo que no tenía límites. Además de adueñarse de la casa, la fantasía de ellos era quedarse con Romina, chantajeándola con la vivienda, para someterla a sus instintos más bajos. Cosa que no consiguieron concretar en vista de la integridad de la mujer. Marcus, con su precaria salud, se retorcía en el lecho de muerte, desencarnando a las pocas horas. Partió de la tierra lleno de odio y juró vengarse de aquel médico compasivo, ahora en la figura del joven al cual quiso envenenarlo a través del alcoholismo y hacerlo su esclavo. Sin embargo, comprendí la referencia de Emmanuel, en el sentido que a veces hay “atenuantes” en nuestras pruebas para que no suceda algo peor...”. El joven recibió auxilio en el momento preciso.

Miguel continuó estudiando, entrando con el tiempo a la facultad de medicina, recibiéndose luego de muchos sacrificios. Por todo lo vivido, atendía personas sin recursos financieros, gratuitamente, dando numerosas veces de su propio bolsillo dinero para que pudieran comprar los medicamentos, pasando a ser bendecido por estos pacientes. Era uno de aquellos médicos que además de ejercer su profesión, alentaba a las personas a no decaer, tener fe en lo que creyesen y confiar siempre en la Divina Providencia, teniendo siempre una palabra de aliento para cada uno.

Luego de un tiempo, tanto Romina como su hijo Miguel, se reencontraron en el plano espiritual, partiendo de la tierra con conquistas espirituales justamente merecidas.

Al terminar de ver todo, Marcus estaba abatido.

–¡Dios mío! –gritó como un animal herido–, ¿qué hice con este joven que tanto ayudó a mi esposa e hijo? ¿Cómo pude creerles a estos amigos sus mentiras antes de desencarnar? ¡Perdónenme! Mi odio me cegó durante tantos años, que perdí la noción del tiempo. Dios mío, ¡cómo los he maltratado a Romina y Miguel! Donde quieran que se encuentren, perdónenme por favor, se los imploro.

Su llanto de arrepentimiento nos conmovía.

–¡Que alguien me ayude, por amor de Dios! –continuaba gimiendo como un niño–. ¿Qué puedo hacer ahora? No tengo perdón.

De pronto se tomó los cabellos y cayó de rodillas llorando. Lo que siguió a continuación, fue una de las visiones más hermosas que tuve en mi vida.

La abuela del joven, que había sido amenazada por él, se acercó a Marcus y dijo: –¡Mírame!

Al instante, su peri espíritu (*) fue transformándose, hasta tomar la figura de la esposa que tanto había maltratado.

–¿Romina? –dijo Marcus atónito.

(*) Cuerpo del espíritu, que por lo general toma la forma de la última existencia para ser reconocido, pudiendo ser modificado por el pensamiento. También sirve de molde al cuerpo físico. (Nota aclaratoria).


–Así es, amado esposo. Nunca perdí las esperanzas de que comprendieras tu error, pidiendo al Divino Amigo tu despertar.

Los dos se abrazaron, mientras Marcus continuaba pidiendo perdón y llorando como una criatura.

–¿Quién de nosotros es perfecto, Marcus? Agradezcamos este momento bendito que nos concedió nuestro Maestro acrecentado por su misericordia –exclamó Romina.

–¿Por qué tenías la forma de una anciana? Nunca pude encontrarte –dijo Marcus asombrado.

–Pasaron muchos años terrestres mientras tú seguías paralizado aquí por el odio. En mi última existencia y a modo de agradecer todo lo que hicieron por mi, pedí reencarnar como madre amorosa y dedicada de la joven esposa del médico que tanto nos ayudó, siendo aquel médico mi nieto, a quien colmé de cariño, inculcándole la fe en nuestro Maestro.

No salía de mi asombro.

Marcus escuchaba todo atentamente, dándose cuenta del tiempo que había perdido, estancado en su venganza que no lo dejaba ver claramente, arrepintiéndose una y otra vez por querer matar a aquel joven.

–Querida, tanto maltraté a nuestro hijito en mi ignorancia, no se si podrá perdonarme algún día. Donde quiera que se encuentre, desearía recompensar con amor toda la crueldad que tuve con ambos, estaba ciego y la bebida terminó por enloquecerme. Se que no es excusa. ¡Cómo desearía tener otra oportunidad para reparar lo que hice!

–La tendrás, Marcus –dijo Romina serenamente.

–¿Dónde está nuestro hijito? ¿Qué ha sido de la vida de él? Iré hasta el propio infierno si fuese necesario para rescatarlo. Conozco amigos en aquella zona del umbral terrestre que hacen justicia, pertenezco a ese grupo que se llama “los justicieros”.(*)

(*) Organización espiritual compuesta por espíritus todavía cegados en la venganza y los odios. Se localizan en el umbral planetario (zonas más inferiores) y subcorteza terrestre (zona de nivel medio), de acuerdo a su inferioridad y en consecuencia del peso específico en sus peris espíritus, teniendo jerarquías entre ellos. Por lo general, sus directores envían a sus esclavos y subalternos, especialmente de noche, a la corteza o superficie de la tierra para realizar trabajos obsesivos, ya sea de venganzas personales o a pedido de otras entidades que luego pasan a trabajar casi en esclavitud para ellos, como forma de cobrarles estos “favores”, dominados por el terror. Necesario se nos hace destacar, que también suelen colaborar con aquellos que desviaron sus facultades mediúmnicas hacia el mal en la tierra, ya sea por mercantilismo y grupos que se dedican a trabajos de magia negra, satanismo o la denominación que se quieran atribuir. Son estados transitorios y no condiciones permanentes. (Nota aclaratoria).


–Pertenecías, Marcus, ya no formarás más parte de él, si quieres reparar tus deudas en una nueva existencia, para que te eleves a planos más elevados y podamos estar juntos. Allí reina el amor y la bondad. La justicia no nos pertenece a nosotros, espíritus imperfectos que somos.

Confiemos en el Señor, cuya Justicia Divina, nunca se equivoca y es misericordiosa. Aquellos que llamas de amigos, tarde o temprano se les pondrán un límite y también despertarán de sus errores, como tu lo estás haciendo ahora.

Marcus comprendió que una renovación se producía dentro de él, dejando atrás al “Marcus viejo”, para dar surgimiento a una nueva y mejor persona, transformada, despojada de odios y resentimientos.

–Mi amor, ¿dónde están esos hermanos que me mintieron antes que desencarnara? –preguntó Marcus.

–¿Por qué quieres saberlo? El odio nos impedirá estar juntos nuevamente, aprovechemos esta oportunidad que se nos brinda –contestó Romina.

Imprevistamente, los dos espíritus que lo llamaban de jefe y se habían convertido en sus subordinados, se adelantaron y uno confesó la verdad. Eran ellos, aquellos dos señores que se hacían pasar por amigos quienes le habían mentido. Los dos estaban profundamente arrepentidos ante todos estos acontecimientos. Marcus, casi vencido, imploró fuerzas para no odiarlos.

–Querido –exclamó Romina–, si tanto tu hijo como yo hemos pedido para que despiertes de la agonía del odio que te paralizaba y cegaba, ¿cómo tú no lo harás por estos desdichados amigos que también están sufriendo en sus consciencias? Ya les has cobrado con creces, sin saberlo, a tu odio. Se que no será fácil, pero nuestro Maestro siempre nos fortalece para Amar.

Marcus reflexionó ante estas palabras. Sus subordinados fueron acercándose ahora y con lágrimas en sus ojos, le pidieron que los perdonara.

Profundamente tocado en sus fibras más íntimas por la sinceridad que ahora demostraban estos dos hermanos, se dirigió a la que fuera su esposa en la tierra y dijo:

–Romina, tanto amor hace que me avergüence de mi mismo por todo lo que los hice sufrir. Perdono a estos amigos, que de aquí en adelante son libres, de la misma manera que tu me has perdonado. A partir de este momento, me entrego a aquel Maestro del que tanto hablas, para saldar mis deudas y poder estar junto a ti. ¿Quién es él? –preguntó.

–El Cristo. Jesús es el Maestro que guía nuestras vidas –contestó serenamente.

Marcus entró en pánico el escuchar Su nombre.

–Cálmate, Marcus, nadie te castigará. El es el amigo incondicional de todas las horas, su bondad es infinita. Gracias a las plegarias proferidas, fue Jesús, quien a través de sus mensajeros espirituales, autorizó este encuentro.

–Jesús, el Cristo –dijo Marcus abatido–. Tanto que lo odié como también a sus seguidores y mensajeros espirituales, y ahora El nos concedió este reencuentro...

–Tú lo odiaste, pero El no a ti –respondió Romina.

–¿Podrá perdonarme aquel que llamas de Maestro? Ahora se que esta reunión fue gracias a su bondad, a pesar de tanto que perseguí a sus adeptos, desviando muchos de ellos a través de sugestiones mentales, a caer en los vicios de toda índole, con el apoyo del grupo de “los justicieros”.

Imprevistamente, Marcus se acercó al Instructor Espiritual que había desafiado unos momentos atrás y arrodillándose ante él, exclamó:

–Mensajero de Jesús, si te apiadas de mi, te ruego que le pidas al Maestro que me perdone, no sabía lo que hacía. ¿Puedes enseñarme cómo debo actuar de aquí en adelante? Mi consciencia me atormenta y necesito también el perdón de mi hijo.

–Levántate, Marcus, Jesús no odia, por lo tanto no tiene nada que perdonarte, al contrario, eres como la parábola del hijo pródigo, que has vuelto a tu casa y nuestro Maestro lo expresó en su simbólica parábola:

“...porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”. ¿Quién de nosotros es perfecto para tirar la primera piedra?

¿Cuántas veces se nos ha concedido oportunidades para llegar a la evolución en que nos encontramos, luego de tanto errar? Estamos felices con este desenlace –afirmó el instructor alegremente.

–¿A dónde me llevarán? –preguntó Marcus temeroso.

–Tranquilo, amigo. Antes que nada, serás conducido a un hospital que tenemos en nuestro plano del espacio, para que te rehabilites de la adicción al alcohol, y luego pasarás a nuestra colonia espiritual, preparándote para una nueva reencarnación, en donde podrás saldar no sólo tus deudas, como también ayudar a otros semejantes a quienes has perjudicado, evolucionando, a fin de poder merecer convivir en nuestra colonia, junto a tus afectos, cuando vuelvas nuevamente a la patria espiritual.

–¿Qué tipo de colonia es? ¿Cómo recordaré cuando reencarne lo aprendido? –dijo Marcus.

–Todas las enseñanzas quedarán grabadas en tu mente espiritual, y si no te dejas engañar de nuevo por las tentaciones y fantasías pasajeras de la tierra, podrás triunfar sobre ti mismo y ascender a una posición más elevada en este plano, el día que partas nuevamente.

Temeroso y de rodillas, preguntó Marcus:

–¿Quién me ayudará? Tengo miedo de olvidarme y fallar nuevamente, tomando el mismo camino violento. No se si podré controlar mis impulsos. Pido a ese Jesús, que no supe honrarlo, me de las fuerzas para seguirlo al volver a la tierra.

–Concordamos con tu apreciación objetiva. Renacerás con problemas hepáticos congénitos, sufriendo diversos tratamientos médicos durante toda tu vida, siendo Jesús el sostén de tu fe, a quien buscarás por diversos caminos en tus sufrimientos, renovándote a través de las bendiciones de estas pruebas transitorias. Llegado el momento, despertaremos de tu subconsciente, la idea de formar una asociación de ayuda a gente alcohólica, sin fines de lucro, dándoles fuerza y coraje a aquellos que te procurarán para una palabra de aliento. Serán, en su mayoría, a quienes has perjudicado, y le renovarás la fe que hiciste perder a muchos de ellos, ejemplificando con tus actos. Al principio, muchos no sabrán por qué les causarás rechazo, y con el tiempo, lograrás transformarlos en amigos, siendo su consejero y orientador. Lógico que tendrás tu libre albedrío para decidir. Por eso la providencia de estas enfermedades, te impedirán hacer uso de tu agresividad y caer nuevamente. Confiamos que saldrás victorioso.

“La sabiduría de aquel instructor me dejaba asombrado. La vida recobraba otro sentido para mi. Nada es casualidad en la tierra y toda fe es una conquista. Admiraba aún más la justicia del Creador y la misericordia del Cristo, que no dejaba nada librado al azar, hasta que se cumpliera en su totalidad la ley del Amor que predicó en la tierra”.

Los dos hermanos, que habían sido sus subordinados, solicitaron humildemente ayuda, cansados de ser infelices. Sin embargo, uno de ellos preguntó:

–¿Y “los justicieros”? Tomarán represalias, nos perseguirán.

–Estos hermanos infelices, que aún viven en la ignorancia por ausencia del Bien en sus corazones, no tendrán acceso a las fronteras vibratorias donde nos localizamos –afirmó el instructor.

–¿Qué harán con estos dos amigos? –preguntó Marcus.

–En ellos tendrás las primeras personas a ser ayudadas en la tierra, con quienes formarán esta asociación, hermanados por un ideal común, rescatando juntos el daño que causaron. Llegarán hasta ti de manera misteriosa, conducidos en un encuentro que les llamará la atención y creerán que fue casualidad.

Medité profundamente estas últimas palabras.

–¿Podré triunfar? –exclamó Marcus.

Romina lo abrazó acariciando su cabellera y dijo:

–Yo seré tu madre, te cuidaré y sublimaremos el amor querido, para que los celos, el odio y la agresividad no te sorprendan nuevamente.

Con tu enfermedad, no tendrás esposa en la tierra, dirigiendo todo tu caudal de energía, a ayudar a quienes has perjudicado, renovándote espiritualmente en la evolución inevitable de la vida. La tierra pasará a ser la escuela bendita en donde tendrás otros tipos de afectos.

Inesperadamente, se acercó el instructor espiritual. Con amor en sus ojos, dijo:

–Por amor al Cristo, yo seré tu padre, ejerciendo nuevamente la medicina terrestre, ayudándote en todo lo que pueda.

Marcus empalideció.

–¡Mírame, papá! –dijo el instructor espiritual.

Nuevamente hubo una transformación en su peri espíritu, reduciéndose de tamaño, hasta dar la forma a un jovencito que lo miraba con simpatía.

–Soy yo, Miguel, tu hijo. Te amo papá. Claro que te he perdonado y estamos felices que hayas reaccionado ante tanto odio. Te ayudaré en la tierra, para que al regresar nuevamente a la patria espiritual, podamos estar todos juntos, con un amor renovado y sin apegos, pidiendo a Jesús que bendiga nuestros propósitos.

Marcus, que lloraba de alegría, lo abrazó efusivamente pidiendo repetidas veces perdón.

–Hijo querido, eres un mensajero celestial, un ángel –dijo en sus creencias religiosas–, ¿cómo vas a regresar a la tierra si puedes estar en otros lugares más dichosos?

–De nada sirve contemplar desde aquí el sufrimiento de nuestros semejantes, papá, sin hacer nada por ellos. No existe el cielo ni la ociosidad eterna, siempre estamos trabajando en nombre de nuestro Maestro

–dijo el instructor espiritual, ahora transformado en Miguel.

Luego, todos se dieron la mano y envueltos en luces coloridas, partieron en un vuelo celestial.

“Lágrimas discretas descendían de mis ojos, ante tanta belleza y sabiduría de estas leyes espirituales que recién estaba descubriendo a través de la mediumnidad. Comprendía ahora racionalmente que la reencarnación, vista a la luz de la codificación espírita, no era un dogma, si no una doctrina que explicaba, en la tierra, las desigualdades entre las personas y las pruebas que muchos no entienden, echándole la culpa a Dios por haberlos castigado, cuando en realidad, nosotros mismos, ante nuestra consciencia, hemos elegido, en su mayoría, despojados de las ilusiones y locuras que la tierra ofrece, el mejor camino hacia nuestra evolución. Reencarnación y Justicia Divina, nada de penas eternas, ni cielo, ni infierno, ni limbo, ni ociosidad”.

–David, ¿el humo del cigarrillo irritaron tus ojos? –dijo Liliana imprevistamente.

–Puede ser. Ven, siéntate a mi lado, deseo abrazarte bien fuerte

–contesté.



Extracto de LA ERA DEL sexto SENTIDO
Diario de un médium adolescente
Levín, Carlos Marcelo

129 lecturas

1 Comentario de lectores

19/08/2024

Lo único que puedo decir: cómo los quiero.

Carlos desde Mexico