Era mi falta de preparación e ignorancia.

Varios/Otros


En casa de Doña Marita.


Finalmente, decidí asistir a las reuniones de Doña Marita, con una idea diferente a la cual había ido casi un año atrás, pensando que estaban desequilibrados. Era mi falta de preparación e ignorancia.

Llegué más temprano de la hora indicada, para poder conversar con ella.

Apenas la vi nuevamente, sentí una inmensa alegría en mi corazón, como si ya la hubiese conocido de toda la vida. No se por qué me vino a la mente la figura de una abuelita. Me abrió la puerta con una gran sonrisa, se sentó a mi lado, me tomó de las manos mirándome fijamente a la espera que le dijera lo que sentía. Le comenté todo lo que pasó por mi mente y dijo:

–Puedes llamarme abuela...

–Está bien “abu”, me siento más cómodo así.

–David, he conocido varios médiums que también han estado en Israel, como tu...

–Abu, no soy médium –contesté.

–Sí lo eres, David.

–No abu, no lo soy, no puedo ver tantos detalles como he oído que tienen –respondí.

–¿Y cuando estás en buenas condiciones espirituales? –preguntó.

–Unicamente en esos momentos, creo, realmente no lo se. Hay personas que estando bien o mal pueden percibir mas allá de la visión física –dije.

–Tu mediumnidad es distinta, sólo cuando estás con la vibración elevada puedes percibir y entrar al mundo espiritual...

–¿Cómo sabes esto? –pregunté intrigado.

–No soy adivina ni maga. Mis amigos espirituales me lo transmitieron para que te lo dijera.

–¿Mediumnidad distinta? ¿Cómo se llama, tiene algún nombre? –pregunté intrigado.

–Te harías más orgulloso si te lo dijera. Debes comenzar a estudiar e investigar como tu guía te lo había dicho.

–¿Cómo adivinaste? Perdón, ¿también te lo dijeron?

–Hay millones de médiums en el mundo. En realidad todos lo somos en mayor o menor grado, pero las personas lo llaman así a aquellos en que sus facultades espirituales son más acentuadas, como ya lo sabías.

¿Cuántas personas dicen sentir a su lado familiares que ya han desencarnado y no saben explicarlo? En realidad están, quieren hacerse sentir de alguna manera al darse cuenta que ya no los pueden ver ni oír más, debido al cambio vibratorio que han tenido. Muchas veces les transmiten ideas, recuerdos y emociones para hacerse notar. No son invisibles, simplemente mudaron de estado.

–Abu, desde niño veo cosas, no se distinguir muchas veces. Por eso te repito que no soy médium.

–Es algo natural en ti, y quizá te pases la vida cuestionándote. Eres médium, no lo dudes y debes saber que la responsabilidad es mayor –afirmó–. ¿Qué te sucedió de niño?

–Siempre oía y veía espíritus con diferentes densidades, por eso no se distinguirlos claramente. Al llegar a la pubertad, todo se acentuó. Allí comenzó un infierno para mi. Entidades feroces me hablaban e insultaban.

Otras veces me paralizaban todo el cuerpo. Cuando esto último sucedía, apenas podía pensar pero ni siquiera emitir una vibración de auxilio a mi guía. Aprendí que si hacía mucha fuerza para librarme, se nutrían de mis energías pudiendo materializarse, entonces me quedaba sereno mientras gritaban y en determinado momento explotaba, liberándome de ellos. Otras veces, veía materializaciones, eran animales tipo pájaros prehistóricos voladores, y otras parecidas a las rayas marinas pasando sobre mi cabeza. Lo peor era cuando me levantaba con el brazo adormecido y veía la transformación, parecía la de un simio –hice una pausa suspirando, por el hecho de poder decírselo a alguien y el aire me faltaba.

–Respira profundo y continúa, David, te hará bien. Dime que hiciste, a quien recurriste.

–A nadie, abu, no tenía con quien hablarlo y menos con mi familia.

Un día, por indicación de mi guía, decidí trasladar todas mis cosas al sótano de la casa donde vivía con mis padres. Era un lugar que mis hermanas decían que estaba embrujado, como en los cuentos, nadie bajaba allí, tenían recelo. Sin embargo llevé mi cama allá y todos pensaron que era una forma de independizarme, como decía mi hermana mayor, explicándolo desde la psicología.

–¿Cuánto tiempo viviste en ese sótano? –preguntó mi abu.

–Pasé unos ocho meses. Sabía que no tenía a quien recurrir, ni tenía opciones. Me dije a mi mismo que si no me vencía, no iba a sobrevivir, tal el estado de pánico que tenía.

–¿Cómo lo venciste, David?

–A propósito, apagaba las luces de noche y me acostaba en una total oscuridad, boca arriba y con las palmas extendidas hacia el cielo.

Mientras estas entidades continuaban perturbándome, me concentraba diciéndome a mi mismo: “Unicamente debo tener miedo, al miedo mismo”.

Me repetía estos pensamientos una y otra vez, ignorando todo lo que sucedía a mi alrededor, pues sabía que se nutrían también de mis temores. Intercalaba estos pensamientos pidiendo auxilio a mi guía y a algo superior, que no sabía muy bien que nombre darle.

–¿Qué sucedió después, cuando viajaste a Israel?

–Si bien estaba más fortalecido y me había acostumbrado a aquellos ataques, sin miedos ni temores, continuaba haciendo estos ejercicios para no volverme loco. Imaginaba mucha luz. Poco a poco, la irradiación luminosa de mi guía iba envolviéndome, junto a vibraciones que provenían de esferas más altas, pero nunca supe que era ni de quien provenía. Esta nueva sensación sucedió cuando llegué a Brasil, durante el año que no vine a tu casa. Comencé a sentir voces casi celestiales hablándome de amor. Sabía que otros espíritus estaban allí presentes, pero no podía verlos, sólo los escuchaba. Finalmente, una noche, con todas mis fuerzas, pedí perdón por si había ofendido a aquellos espíritus que insultaban cada vez menos, y los envolvieran con mucha paz, ofreciéndoles mi amistad. En aquel preciso instante, una emoción invadió todo mi ser y la de ellos.

Sentí que ahora cambiaban aquella actitud hostil y entre lágrimas, aún sin conocer los procesos de la reencarnación ni la obsesión, les dije que me perdonaran, que no podía recordar el daño que les había causado, porque no era la misma persona que pude haber sido y que por favor me comprendieran. Increíblemente, sentí que sus figuras se trasformaban y por tantos años de persecución y sufrimiento, habían visto que mi cambio era sincero y me ofrecieron su amistad, hasta para protegerme de lo que fuera necesario. Lloré mucho abuelita, de emoción y saber que ese calvario había terminado luego de diez años consecutivos sin tener paz, azotado día y noche.

Doña Marita me miró con mucho amor y acarició mi cabello. No quiso que el ambiente fuera triste, si no de alegría, obviando comentarios como, “pobrecito; que pena”. Me encantó su actitud, ya que no se lo conté para que se compadeciera de mi historia, si no para descargar todo lo que llevaba dentro y nunca lo había podido contar.

–David, tu amor te salvó junto a la fe que tienes. Fue una recapitulación y pruebas para fortalecerte. ¿Todavía dudas que eres médium?

–preguntó.

–Sí, abu, siempre estoy dudando. Te repito, no se lo que es ser médium ni por qué insistes tanto en eso.

–Porque debes aprender sus leyes para futuras tareas –contestó serenamente.

Miré más profundamente y un espíritu simpático estaba a su lado, parecía que tenía hundido su mentón.

–¿Lo estás viendo? –dijo mi abuelita.

–Sí, es simpático, ¿quién es? –pregunté.

–Fue un músico y compositor brasilero, nacido en Río de Janeiro, quien se comunica por mi intermedio para ayudar y orientar personas.

–Es joven –exclamé.

–Desencarnó a los 26 años –dijo.

–¿Eso se llama medumnidad, abu? Sigo dudando.

–Para ti es natural, pero no para las demás personas y la mayoría de los médiums –afirmó de manera enigmática–. Mi mediumnidad es de prueba, la tuya no.

Quise mudar de tema, ya que no sabía que me quería transmitir y además me había dicho que me haría más orgulloso si le daba un título a mi facultad.

–Abu, no recuerdo muy bien la primera vez que vine, me fui antes de hora, ¿qué hacen?

–Estudiamos las enseñanzas del Cristo para después proceder a la tarea de vibraciones en beneficio de gente más necesitada que nosotros mismos –exclamó.

¡Zas! Otra vez la Biblia, pensé. Ella me miró sonriente.

–Abu, ya leí el antiguo testamento, en castellano y hebreo cuando iba a la escuela primaria como también al nuevo testamento numerosas veces, tratando de interpretarlo, pero no entendí nada, no tiene explicaciones racionales para mi.

–¿Cómo por ejemplo? –dijo sonriéndose.

–“Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.22 Eso es ridículo, ¿quién puede saber qué significa? –pregunté.

–Nosotros –contestó riéndose–. La lengua hebrea, y más aún el arameo, el hebreo antiguo, tenían palabras que contenían varios significados al mismo tiempo, por su pobreza de lenguaje. Así, la palabra camello, se la utilizaba también para significar “hilo”, ya que este se hacía con el pelo del camello.

La miré sorprendido. Tanto tiempo le busqué un significado y ahora escuchaba la sencillez de su simbolismo. Pero no quise desistir.

–Está bien abu, ¿pero las personas ricas están perdidas?

–Son aquellos orgullosos que piensan que lo saben todo y a tal punto llegan, que niegan la existencia de una Inteligencia Superior a la de ellos por su vanidad y complejos de superioridad. Esto es independiente de la clase social en la que uno viva. ¿Cuántos pobres, económicamente hablando, vemos con prepotencia y resentimientos? ¿Cuántos ricos, orgullosos y dominadores de otros seres humanos? No hay diferencia. Jesús no mide por su condición monetaria a las personas, son préstamos transitorios que luego deberán dar cuenta de su uso o abuso, como también la fe con que han transitado sus pruebas, “enriqueciéndose” por dentro.

Me encantaba la simplicidad de sus explicaciones, quería saber en donde encontrar más, en cual libro. Queriendo desmenuzar la lógica de esta parábola, pregunté:

–¿Y el reino de Dios? ¿En dónde está? ¿Descansaremos allí eternamente sin hacer nada más?

–Dios plasmó sus leyes en la consciencia de cada ser humano, sólo necesitan despertar lo que está en estado latente. La iglesia de Jesús no fue de piedra, era la naturaleza entera donde predicaba y el altar se encuentra en el corazón de cada persona. Cuando nos sintonizamos a ese Amor, ya no pensamos tanto en nosotros mismos, porque la tierra entera será el hogar al cual deberemos cuidar, oxigenándolo con pensamientos que emitan vibraciones más elevadas ayudando a nuestro alrededor, sin esperar que el mundo cambie por si mismo, porque eso no es posible.

Cada uno es responsable por la colaboración que pueda efectuar en el planeta. Cuando lleguemos a esta comprensión mayor, entonces cada persona tendrá dentro de sí, un reinado de paz y amor sintonizados con el Creador.

“Más una vez me sorprendí con la sencillez y autoridad moral con que me hablaba. Noté que era una persona que ejemplificaba lo que decía y por eso la fuerza de sus palabras. Todo comenzaba a encadenarse en mi vida y las explicaciones con lógica me acercaban más a esta doctrina, intuyendo que sería para entender las enseñanzas de aquel Maestro que cada día resplandecía intensamente dentro de mi y que sus parábolas fueron predicadas para estas épocas”. Siguiendo esa última línea de pensamiento, pregunté:

–Abu, hay un capítulo de Marcos, que nunca lo entendí bien, quizá tenga relación con cosas que vi.

–¿Cuál, David?

–Cuenta Marcos en el evangelio lo siguiente. Que había un espíritu “endemoniado”, viviendo en los sepulcros, y por más que lo ataban con cadenas, las rompía. Viniendo Jesús, le dijo: “¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos”.23 ¿Tiene que ver con la obsesión? –pregunté.

–Ciertamente, David. Tú ya has visto como vampiros espirituales se aprovechan de la debilidad de sus víctimas, potenciándolas. Por lo general, no es uno, si no varios. Este simbolismo de “legión”, era en referencia a los obsesores que podía verlos. Como “endemoniado”, entendemos que es el obsesado cuando llega al punto en que todo su sistema nervioso es dominado por estas entidades, de las cuales se pudo haber librado a través de la oración y la conducta recta, en vez de complacerse con las sugestiones mentales menos elevadas. Además, son criaturas espirituales con ausencia del Amor en sus corazones. No sería correcto el término endemoniado, porque daría la sensación de que es una condición eterna, cuando en realidad son estados transitorios, hasta que despierten al mundo mayor.

–Pero le puede pasar a cualquiera llegar a este punto si lo atacan

–exclamé.

–Para llegar a ese dominio casi total, en donde se produce la locura espiritual, que diferentes disciplinas de la tierra desconcertadas analizan, ya que no tienen lesiones físicas cerebrales, el proceso no se produce de un día para el otro, lleva meses y años, por lo tanto hay una cierta complicidad y complacencia por no haber reaccionado en el debido momento ni haber buscado auxilio. Todo lo contrario, aceptan las sugestiones mentales, hasta que con el paso del tiempo el dominio de una voluntad superior sobre sus pensamientos, lo controlan. Tú lo soportaste durante diez años, la fe creció y venciste transformándolos de enemigos en amigos.

“¡Qué claridad y sin rebusques de palabras difíciles! No necesité un sermón explicativo sin argumentos racionales. Eran análisis precisos, concisos, con las palabras justas, ni más ni menos. Admiraba esta doctrina que no fue inventada ni concebida por una persona, si no una concordancia de miles de médiums corroboradas por otros millones en la actualidad. Ante mi, el misterio de la vida y la muerte habían desaparecido.

Somos espíritus inmortales, con posibilidades de ir evolucionando a través de la reencarnación. El temor a morir ya no estaba presente, porque sabía que continuaríamos en otra vibración diferente y si me esforzaba en la reforma interior, podría algún día acceder a aquellas colonias espirituales que hacía referencia el instructor espiritual en casa de Liliana. ¿Por qué el pánico de tanta gente? Si la muerte física será algo inminente, ¿ni siquiera intentan investigar? Tantos elementos que diversas ciencias y disciplinas espirituales nos ofrecen, no son aprovechados en su totalidad. Tenemos tiempo para pasarnos varias horas frente al televisor comiendo pororó, pero no queremos ni que nos hablen de este tema, el cual inevitablemente llegará a nosotros.

El hecho de saber que existen colonias espirituales en donde podemos continuar aprendiendo, no significa querer partir ya mismo de la tierra, si no ganarnos ese derecho en forma natural, cuando el destino nos golpee la puerta avisando que llegó el momento de nuestra partida, y poder hacerlo con mucha paz en el corazón, sabiendo que no fuimos simples turistas en el mundo usufructuando todo lo que la vida y la naturaleza nos ha brindado, y que contribuimos en algo para mejorarlo, a manera de herencia para nuestro propio futuro, ya sea en la tierra transformada el día de mañana en un mundo mejor o en otros mundos”.

Quería aprender más, devoraba todo lo que me explicaba y aproveché para hacerle le última pregunta, ya que el horario para las tareas de la noche se acercaba.

–Abu, no creo que exista el día del juicio final y la resurrección de los muertos.

–¿Por qué? Quiero escuchar que piensas –contestó.

–Violaría todas las leyes racionales y el sentido común. La doctrina de la reencarnación tiene una lógica que yo mismo pude constatar admirando la sabiduría de las Leyes Divinas. Si hemos tenido y tendremos varias existencias, ¿con cuál de ellas se levantarán del cajón mortuorio?

¿Se reconstituirán los huesos que ya están corroídos? ¿Las cenizas de aquellos que han sido cremados y esparcidos al viento, volverán nuevamente a reunirse desde diferentes lugares?

–Haces bien no aceptar lo que tu lógica rechaza, David.

–¿Jesús estaba equivocado o fueron los hombres que desvirtuaron sus enseñanzas? –pregunté.

–Por supuesto que los religiosos oficiales de la tierra, en los diferentes Concilios. La palabra “resurrección”, entre los hebreos, era significado de “reencarnación” y así lo utilizó Jesús, pero luego fue abolido y desvirtuado este término, varios siglos más tarde, en los diferentes Concilios. Haces bien en analizar racionalmente las parábolas de nuestro Maestro, cuyas enseñanzas podemos ahora comprenderla con lógica.

Salimos de la fe ciega para entrar en el siglo de la fe pensada, racional y no dogmática. Debes examinar lo que me has preguntado por ti mismo, con los elementos que ahora tienes y comprenderás el absurdo de las modificaciones que hicieron en torno a sus enseñanzas.

–¿Cómo cuales? –pregunté.

De pronto tocaron la puerta y comenzaron a llegar las primeras personas.

Mientras entraban, saludaban y tomaban asiento en silencio. Mi abu con otras personas, permanecían alrededor de una mesa con varios libros sobre ella. Observé que había dos cuadernos y me llamaron para que escribiera mi nombre y dirección, como también la de mi familia que vivía en Argentina. No entendí bien del por qué, pero no pude preguntar, apenas dijeron que era para asistencia espiritual y cada tres o cuatro meses, pusiera nuevamente los mismos datos, para renovar dicha ayuda vibratoria.

Me senté como los demás, esperando el comienzo. Entretanto, estaban todos concentrados y orando en silencio hasta que fueran las 20hs. De pronto observé un grupo de espíritus alrededor de la mesa.

Anotaban en un cuaderno fluídico los nombres y direcciones. A su vez había otros subgrupos de espíritus, con un representante por cada uno, al cual se le daba las anotaciones. Estaba admirado por lo que veía y no entendía muy bien.

–David, observa bien este trabajo ya que algún día te será útil –era Emmanuel.

–Amigo, que lindo verte aquí. ¿Por qué anotan las direcciones si son espíritus? –pregunté.

–¿Y qué son los espíritus? –contestó.

–Nosotros mismos, pero sin el cuerpo físico –respondí.

–Exacto, y por eso mismo no son adivinos. Necesitan las direcciones de las personas para ir a asistirlas a sus casas, ya que muchas de ellas no pueden venir hasta aquí.

–¿Lo que anotan, Emmanuel? ¿Por qué hay tantos espíritus en diferentes grupos esperando a sus representantes? ¿Qué hacen?

–Están los que anotan las direcciones y de acuerdo a las necesidades, las dividen para las diferentes especialidades.

–No entendí, Emmanuel, ¿qué especialidades?

–Un grupo se dedica a auxiliar enfermos graves o terminales, sea en hospitales o en casas de familia, para aliviarlos o prepararlos hacia la desencarnación inminente, tanto a ellos como a sus familiares que muchas veces no los dejan desprenderse en paz, aferrándose con todas sus energías al ser querido, dificultándonos de esta manera retirarlos en armonía y serenamente. Por esta causa, sabemos recurrir a lo que muchos llaman “la sonrisa de la muerte”. Provocamos un reajuste y lucidez energético sobre el paciente, momentáneamente, por lo general de noche, y de esta manera sus familiares se retiran tranquilos y asombrados por la recuperación repentina.

Esto nos facilita el desligamiento del espíritu y evitarle sufrimientos mayores retenidos a la tierra a causa de las perturbaciones por los griteríos y emanaciones pegadizas de sus familiares, que no lo dejan partir en paz; otros asisten a enfermos no tan graves, determinando si las lesiones en el organismo tienen su causa en obsesiones, terreno en que se especializan o son desvíos por excesos de la propia persona; otro subgrupo ayuda a personas con desequilibrios psíquicos, depresivas, conflictos existenciales, vacíos que no saben como llenar y aquí se los divide entre los que no quieren ser ayudados y fueron anotados en el cuaderno y los que procuran una ayuda sincera. Intentamos colaborar en el desprendimiento del sueño, haciéndolos reaccionar hacia un despertar de la fe. Te extrañaría saber que lamentablemente, muchos de ellos se complacen en ser compadecidos y piden auxilio para que se les tenga lástima.

No creen en nada que exista fuera de la materia. Luego siguen los que sienten que están comenzando a creer en Dios, después de haber recurrido a diferentes tratamientos; a seguir, los que piden sinceramente ayuda el Cielo no importa la religión ni las creencias que tengan, para reequilibrar sus hogares y familiares. Todos son asistidos.

“Me sentía que estaba en mi mundo, con personas que compartían los mismos ideales, que hablaban con naturalidad sobre estos temas y no era el único que percibía cosas. Todo era normal para ellos y muy dentro de mi, intuía que el camino que tanto había procurando durante toda mi vida, se encontraba ante mis ojos”.



Extracto de LA ERA DEL sexto SENTIDO
Diario de un médium adolescente
Levín, Carlos Marcelo

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