Los Agentes de SHAMBALLA.
V.B. Anglada
Con este término se intenta representar a una nueva Jerarquía espiritual, cuyas cualidades están mucho más allá y por encima de la comprensión de los hombres más inteligentes de la humanidad y del término corrientemente asignado a los Miembros de la Gran Fraternidad Blanca. Estos Agentes, ya sean de estirpe dévica o de naturaleza humana, están capacitados para manejar el Fuego Eléctrico de la Divinidad, el cual es esencialmente VIDA o ESPÍRITU. Trabajan en íntimo contacto con el Señor del Mundo y con los Ángeles directores de la evolución de los Reinos. Su misión es mantener en ininterrumpida circulación la corriente de Vida que emana del gran Corazón Solar espiritual y penetra en cada uno de los Planos del Universo por medio de los Siete Grandes Arcángeles, distribuyéndola luego para la absorción y manipulación de los Ángeles regentes de los Reinos.
Un tipo especial de AGNISHVATTAS distribuyen a su vez este Fuego en dirección al Reino humano desarrollando la mente de los hombres y otros devas menores, aunque mucho más evolucionados que los individuos corrientes de la Raza humana, dinamizan la corriente de vida que incide en las especies de cada uno de los tres primeros Reinos, utilizando lo que en términos esotéricos definimos como esencia elemental y abarca la enorme vastedad de unidades de vida de los Reinos mineral, vegetal y animal.
La labor de los grandes Devas cualificados como Agentes de SHAMBALLA consiste en introducir el propósito de la Vida solar en cada una de las unidades de vida de nuestro esquema terrestre. Constituyen considerables legiones de Ángeles de distintos grados de evolución, pero marcados todos ellos por la impronta espiritual del Señor del Mundo y llenos del Designio ígneo del Logos Solar de introducir Su Vida en cada uno de los seres que viven, se mueven y tienen el ser en los dilatados confines de Su omniabarcante Esquema evolutivo. El resultado de sus actividades es la continuidad de la corriente de Vida circulando por todo el Universo y, particularizándola, por nuestro esquema planetario. Tal como dijimos anteriormente, el Centro cualificador de la Vida solar espiritual de nuestro planeta es el Logos regente del mismo, encarnado en Aquel esplendente e indescriptible Ser que en los estudios esotéricos es definido como SANAT KUMARA, o Señor del Mundo. Este glorioso Ser es el Gobernante absoluto del planeta Tierra.
De ÉL dependen todos los Centros planetarios y todas las jerarquías, angélicas y humanas, que realizan su evolución dentro del formidable esquema terrestre. Sus decisiones obedecen al Mandato Solar y sólo al Logos de nuestro Universo ha de rendir cuentas -si así podemos decirlo- de Sus decisiones y gobierno de nuestro mundo. Las jerarquías angélicas y humanas que en su totalidad hemos descrito como los Agentes de SHAMBALLA cumplen sus obligaciones según la calidad de su rango o estirpe. Forman parte de la sociedad ultrasecreta que ocultamente llamamos el Concilio de SHAMBALLA, en donde el Señor del Mundo y Sus Agentes y Colaboradores terrestres y extraterrestres se reúnen para examinar conjuntamente los Planes de la Evolución y las necesidades de fuerza solar para cada ciclo evolutivo afectando a Reinos, razas y especies.
Tales necesidades, vistas con la percepción ultradimensional de SANAT KUMARA y de los Agentes místicos de SHAMBALLA, toman la forma de un Plan organizado, marcando ciertos jalones u objetivos determinados de acuerdo con el ciclo evolutivo particular del planeta Tierra y las necesidades de integración con las grandes Decisiones solares.
- Los impulsores del Plan.
La Jerarquía espiritual del planeta está formada asimismo por unidades de vida angélica y humana a las cuales se las denomina ocultamente los Grandes Mediadores, ya que su particular misión si bien difiere en el desarrollo de las distintas actividades asignadas a hombres y a Devas, coinciden en el santo propósito de que cada unidad de vida en el seno de la Naturaleza tome conciencia de su estado y condición y aprenda a alinearse conscientemente con el grupo mayor del cual forman parte. Lógicamente, el grupo mayor y más incluyente para la humanidad será la Jerarquía espiritual o Gran Fraternidad Blanca y el que corresponde a los tres primeros Reinos de la Naturaleza, el mineral, el vegetal y el animal será la humanidad. Existe, en todo caso, una función mediadora constante en la evolución del Universo, del planeta o del hombre.
Ya en otras partes de este Tratado hicimos referencia a un ANTAKARANA, o puente de arco iris, por el cual las unidades de vida de una especie se transportaban a otra superior, de la misma manera que el ser humano creaba conscientemente el Antakarana o puente de luz que enlazaba su yo inferior con el Ángel solar en el plano causal. Este puente de luz tiene carácter universal y constituye el enlace de todas las unidades de vida del Sistema solar con el Propósito de Realización del Logos. Lo único que habrá que añadir aquí para que la idea aparezca con mayor claridad, es que los Ángeles superiores de la Jerarquía, los cualificados Adeptos de la misma, trabajan armoniosamente al unísono para construir este Puente de Unión, que podríamos definir como del Propósito o Intención de Dios, el Logos, con respecto a la vida de la Naturaleza que es su campo de expresión.
Así, cada Ángel y cada Adepto, utilizando el concurso de miríadas de unidades dévicas de orden subalterno, infunden la luz del propósito iluminado en las almas de los seres humanos y de los Reinos inferiores del planeta y dinamizan o exaltan en la intimidad de sus vidas el anhelo permanente de perfección. Una infinita cadena de Luz partiendo del Reino mineral y llegando al ser humano puede ser percibido así por el investigador esotérico, atravesando la vida de los Reinos vegetal y animal. Otra cadena de Luz, todavía mayor y más brillante, se eleva del Reino humano en dirección a la Jerarquía la Cual ha sido descrita con mucha justicia como el Quinto Reino de la Naturaleza, el Reino de los Cielos.
Esta cadena de luz, encarnando el propósito de liberación de Dios y el deseo de perfección humana, llega a su más exaltado grado de sutilización, cualidad, resplandor y belleza en las fases de evolución técnicamente definidas como Sendero del Discipulado consciente y Sendero de la Iniciación, ya que en el devenir de los mismos las almas humanas penetran conscientemente en los Planes de la Jerarquía y empiezan a ser participes del Propósito de Dios.
El ANTAKARANA, o Puente de Unión, indica siempre relación y participación, unidad de vida y de conciencia y una eterna vinculación de Dios con la inmensa estructura de Su Obra, el Universo. Los Ángeles que colaboran en esta labor jerárquica de creación del Puente y de aceleración del Ritmo de la conciencia, suelen pertenecer a las especies superiores de las Entidades Angélicas definidas como AGNISURYAS, aunque hay también muchos Devas de la categoría de los AGNISHVATTAS y una considerable hueste de Devas que intervienen conscientemente en la evolución del aspecto conciencia en la vida de todos los Reinos, comandando innumerables legiones de devas menores y elementales de la Naturaleza, excelentemente cualificados para el arte de la construcción de formas en todos los niveles. Otro grupo muy especializado de Ángeles superiores de la Jerarquía, trabajan bajo la directa supervisión de los Señores del Karma para llevar a cabo el Propósito de Liberación del Logos en cada uno de los Reinos de la Naturaleza.
La actividad particular de cada uno de los Señores del Karma podrán estudiarla Uds. más adelante, en otros capítulos de este libro. Interesa, sin embargo, que tengamos muy presente la vinculación humano-dévica en relación con los Señores del Karma y la misteriosa relación de los mismos con el Cuaternario individual, constituido por el cuerpo físico denso, el vehículo etérico, la naturaleza astral o psíquica y la mente organizada, con el Cuarto Reino en su totalidad, con el cuarto planeta de un Sistema de siete mundos, que es nuestra Tierra, con la evolución del chacra MULADHARA, cuyos cuatro pétalos son una proyección del karma humano y con el Cuarto Rayo de Armonía a través del Conflicto que cualifica la actividad del hombre aquí en este planeta.
Los Señores del Karma son cuatro poderosos Ángeles de naturaleza cósmica y Su intervención en la vida del Universo, del planeta, del hombre y de todos los seres creados, es otra demostración de la gran fraternidad humano-dévica a la cual hemos debido hacer mención en muchas páginas de este Tratado. Como más adelante veremos, tales son los Señores del Karma:
a. El Ángel de la Muerte.
b. El Ángel de la Justicia.
c. El Ángel de los Registros Akáshicos.
d. El Ángel de la Liberación.
Son lógicamente también Agentes de SHAMBALLA, pero Su obra, a igual que la del Señor del Mundo, tiene un Designio Solar y abarca la grandiosidad infinita del contenido universal, con sus planos, reinos, humanidades y especies vivientes...
Cada uno de los Señores del Karma tiene bajo Sus órdenes innumerables huestes de Devas de todos los grados de evolución, realizando sus actividades de acuerdo a ciertos propósitos definidos y a la presión de determinados Rayos de poder, los cuales, a su vez, atraen hacia los Señores del Karma potentísimas e inexplicables corrientes astrológicas procedentes del espacio cósmico. Sin embargo, los Impulsores del Plan dentro del planeta Tierra, Adeptos y Ángeles, constituyen la gran Corporación de las Almas Iluminadas que dirigen todas las energías universales, la de los Señores del Karma incluidas, hacia el desarrollo del Alma o de la Conciencia en la integridad absoluta de los Reinos de la Naturaleza, de las Razas humanas y de todas las especies que tienen su vida y su razón de ser en cada uno de los Reinos.
Vicente Beltran Anglada
CONVERSACIONES ESOTERICAS
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