Desdoblamiento espiritual.
Varios/Otros
Salí como una bala de su casa, quería prepararme para saber si también podía hacer este desdoblamiento consciente y juntarme con ella y sus alumnos. Esto ya me había sucedido otras veces, especialmente en el accidente que había tenido unos años antes, y otras que no entendía si estaba soñando o realmente me desprendía conscientemente. En esos momentos no sabía si estaba despierto o dormido.
Pasé primero por casa de Liliana agitado, le pregunté si tenía “El Evangelio según el Espiritismo”, codificado por Allan Kardec, y ante mi asombro contestó afirmativamente. Apenas me lo prestó, salí corriendo de su casa sin dar mayores explicaciones.
Cerca de las 23hs, ya acostado, comencé a leer el libro desde el primer capítulo, medité profundamente la parábola y las explicaciones sin apurarme por leer un libro más, ya que intuía que sería mi libro de cabecera para toda la vida. En determinado momento, comencé a sentir mucho sueño, apagué la luz, previamente había colocado mi vasito con agua y con las palmas hacia arriba, apoyadas a los costados míos, pedí con todo mi corazón al Maestro y mi guía espiritual el poder colaborar y aprender, al mismo tiempo, fuera del cuerpo físico.
“A los pocos minutos, me desprendí. Vi a mi cuerpo reposando como si fuese una marioneta, mis pensamientos eran las palabras que salían por todo mi ser y el concepto del alma, nuevamente tuvo otro significado. ¡Yo era un espíritu inmortal fuera de mi cuerpo y este era apenas una manifestación de mis propios pensamientos y sentimientos!
Mi físico sólo estaba reposando. Entendí que el sistema nervioso apenas receptaba lo que yo pensaba y en fracciones de segundos lo manifestaba.
Allí no se encontraban las emociones, el amor, el rencor, ni ningún tipo de sentimientos ni intelectualidad, era una materia sin vida propia. El cuerpo apenas era la manifestación inteligente y todos nosotros, somos espíritus inmortales, donde reside la causa inteligente, momentáneamente en aprendizaje por este planeta. Entendía ahora que realmente el Creador plasmó, en la consciencia de cada uno de nosotros, sus leyes y la mayoría de las veces nos negamos a escucharla, aturdiéndonos con frivolidades pasajeras para no mirarnos, hasta caer extenuados, vacíos, buscando un sentido a la vida, pero que no tenga nada que ver con reformarnos.
Claro, esto exigiría trabajo y dejar ciertos vicios que veníamos arrastrando de milenios, como el orgullo arraigado, egoísmo y vanidades.
Otros le pagan a “adivinos” para que les resuelvan los problemas, por lo menos eso creen y la mayoría pide una confesión ante el padre o sacerdote que fuese, recitando de memoria, luego de haberles hecho un cálculo, vaya a saber bajo que reglas matemáticas, de la cantidad de rezos que debemos hacer, y si fueran combinados varios de ellos, mejor aún. Al finalizar, salimos pensando que ya está todo resuelto y ese nexo funcionó, cuando son simples personas como nosotros, con conflictos y pruebas de las cuales deberán rendir cuentas, debido a su responsabilidad, y si la ejercieron para tener una jubilación el día de mañana reposando tranquilamente o fue una vocación sincera de servicio”.
Apenas estaba absorto en estos pensamientos cuando vi a mi abu con un grupo de personas. Con mucha alegría exclamé su nombre y quise acercarme a ella, pero me sentía muy pesado, casi no podía caminar.
–Espera, David, te has desprendido junto a los residuos del cuerpo etéreo, cortina fluídica, o cuerpo energético, como algunos lo llaman, retrocede –dijo mi abu.
Se acercó hacia mi, puso su mano sobre lo alto de mi cabeza y luego percibí un desprendimiento de mi ser que volvía al cuerpo, vitalizándolo nuevamente. El alivio fue muy grande, como si flotara en el aire.
–Ya está, ahora tenemos que partir –dijo.
Le extendí mi mano y en segundos nos encontrábamos en un hospital, al lado de un joven. Mientras observaba, me pidió que extendiera la palma de mi mano sobre la cabeza del enfermo orando y emitiendo energías, que serían guiadas por los pensamientos de varios integrantes del grupo, a fin de disolver un coágulo que amenazaba con llegar a su cerebro. Luego de permanecer un tiempo así, noté que mi abu tenía un “tic” nervioso en su rostro. Le pregunté si estaba bien y contestó afirmativamente.
Sin embargo, la seguía viendo de esta manera y a la tercera vez que la interrogué levantó su voz:
–¡Ya contesté que sí, David! Debemos continuar trabajando, no podemos perder un minuto más.
A partir de ahí no recordé nada más, sólo que desperté sobresaltado en mi cama, con la sensación que me caía de ella. Después de dormirme nuevamente, amanecí con la nitidez del sueño y la sensación que había recibido un reto. Estaba confundido, y como siempre dudaba, pensaba nuevamente que todo había sido fruto de mi imaginación.
Esperé ansioso la próxima reunión para sacarme la duda.
Los días pasaron, asistí de nuevo a la reunión de vibraciones y al finalizar todos hacían una fila para despedirse de mi abu. Cuando llegó mi turno, no sabía como decirle lo que me había sucedido, pues había sido muy nítido el recuerdo, sin embargo fue ella quien dijo:
–David, ¿cómo te encuentras?
–Bien, pero los otros días me retaste en el sueño. Luego sonreí como para no darle importancia, pensando que estaba sugestionado.
Ella me miró fijamente y comprendí en esa mirada, sin palabras, que no había sido un sueño más, si no realmente una tarea en desdoblamiento espiritual.
–¡No puede ser! ¿Cómo puedes recordar? ¡Pensé que sólo yo podía!
–exclamé.
–David, no entendías que el “tic” nervioso no lo tenía yo, si no el joven que estábamos operando en el hospital, tratando de disolver un coágulo. Estabas confundido y ante mi llamado de atención tu “cordón umbilical fluídico”, o cordón de plata como muchos quieren llamarlo, tiró hacia tu cuerpo físico y tuviste la sensación de una caída. Distinguimos en el plano espiritual a los espíritus encarnados, “o vivos”, por este lazo que une el cuerpo al espíritu, y cuando no lo tienen, es porque ya partieron de la tierra.
–Pero, ¿cómo puedes acordarte? ¿No soy el único? –dije atónito.
Mi abu y otra señora me miraron con dulzura y rieron.
–¡Esta señora también estaba! –exclamé más aturdido.
–David, no eres el único. Estuviste solo por muchos años y me da gusto que nos hayamos conocido –dijo la señora con una sonrisa.
–¡Qué feliz estoy! Quiero aprender más abu mientras sigo ayudando, ¿puedo? –pregunté.
–Por supuesto, la tarea es bastante, pero pocos los trabajadores dispuestos a donar parte de su tiempo en estos servicios de desdoblamiento, ya comprenderás. Acuérdate de la preparación de esta noche.
Nos despedimos y a partir de ese momento, todos los viernes, hacíamos estas tareas. También otros días de la semana, cuando sentía cierto sueño no común, intuía que debía prepararme para que mi abu me pasara a buscar con un reducido grupo de personas, aprendiendo de esta manera no sólo en hospitales, como también en rescate de personas con terribles obsesiones yendo a las zonas del umbral planetario…
Uno de los primeros aprendizajes que tuve, fue el saber del por qué eran pocos los trabajadores, aún conociendo sus responsabilidades y las leyes espirituales. Fue una noche que mi abu me pasó a buscar y juntos fuimos a la casa de una joven compañera que asistía asiduamente a las reuniones.
–Observa, David, del por qué tenemos tanta dificultad en conseguir personas predispuestas a la tarea –dijo triste.
La joven estaba desprendida del cuerpo y a unos centímetros de ella, una especie de creación mental, parecida a un círculo. Dentro del mismo, ella se encontraba reflejada con un joven, dando riendas sueltas a pasiones sexuales desenfrenadas de todo tipo. En unos minutos y ante mi asombro, apareció el joven en cuestión, queriendo abalanzarse uno sobre el otro. Antes de que esto sucediera, mi abu dijo:
–Matilde, hija, despierta de estas ilusiones, necesitamos que nos acompañes a colaborar, hay gente necesitada.
Sin embargo, la joven no nos percibía.
–No podemos perder más tiempo, debemos partir –dijo mi abu.
–No entendí, ¿por qué no podía vernos ni oírnos? –pregunté.
–Estaba sintonizada a una frecuencia vibratoria más baja. Ella se preparó, como todos los de la clase, pero su tendencia, pensamientos y emociones, estaban focalizados en el joven que vimos y fue más fuerte.
A su vez, este joven también tenía estos deseos enfermizos, ya que no era simplemente amor y bastó con el pensamiento emitido de ella para que se atrajeran mutuamente. No es sólo pedir y prepararnos, hay que desearlo y sentir con el corazón que estamos ayudando en nombre de nuestro Maestro. Otros, cargados de odios, salen desesperados a buscar a sus presuntos enemigos, discuten, pelean y al despertarse, tienen la sensación de que realmente han estado con esa persona, agravando más sus sentimientos de rencores, levantándose con un mal humor inexplicable y no toleran que se les hablen por unos minutos hasta calmarse, envenenándose a si mismos y contagiando a su alrededor. Sucede frecuentemente.
Es necesario que nos reformemos íntimamente David, para que nuestra consciencia esté lúcida, asumiendo el objetivo de nuestras vidas transitorias en la tierra, que es la de evolucionar. Te sorprenderías ver la cantidad de personas, con enemigos tanto del presente como del pasado, que los esperan apenas se desprenden, para atormentar a los que consideran sus víctimas. Luego estas se levantan sobresaltadas, pensando que tuvieron una pesadilla o comieron alguna comida pesada que les provocó esto. Con el tiempo, si no cultivan el hábito de la oración, sintonizándose con sus guías o en algo que crean superior, pidiendo amparo, protección y fuerzas para comenzar a amar, enriqueciéndose por dentro, terminan en los consultorios psiquiátricos, enloquecidos o con depresiones en que las medicinas terrestres sólo postergan aún más la renovación del ser humano.
No despreciamos los tratamientos medicinales necesarios para los males físicos, apenas advertimos que muchas de sus causas son espirituales y por lo tanto, teniendo su origen allí, deben ser tratadas como tales. Esa será la medicina del futuro, ya que como has podido observar, no existen enfermedades, si no enfermos. Con el paso del tiempo, repercute en el organismo físico estas vibraciones pesadas, dejando secuelas en diferentes órganos.
Ya habían transcurrido casi cinco años que estaba en Brasil. Vivía un mundo de ensueños, mi trabajo de casi doce horas diarias no me producían cansancio, siempre estaba alegre y rodeado de amigos del grupo.
Al mismo tiempo hacía cursos en las escuelas de diferentes federaciones y de la alianza espírita de San Pablo, aprendiendo todo lo que podía.
Sin embargo, notaba a Liliana rara, la relación no era la misma que teníamos desde un principio. Se había hecho amiga de un argentino conocido nuestro, que me lo presentó Mauricio, y pasaba más tiempo con él que conmigo. Un día quise conversar de este tema para saber que sucedía.
–Liliana, noto que te estás distanciando, incluso antes los martes ibas a tu cuarto y hacías las vibraciones sola, yo las ignoraba en su momento y gracias a ti conocí a Doña Marita. Ya no las haces más y nuestros diálogos cada vez son más frívolos, cortantes, ¿qué te sucede?
–pregunté.
–Está bien, David, no hago más las vibraciones, no me interesa la espiritualidad y estoy saliendo con el amigo de mi hermano, si quieres ser mi amigo, todo bien, si no ya es tu problema –contestó secamente.
No sabía que decir, un puñal pareció clavarse en mi alma. De golpe, y sin una muestra de cariño ni de arrepentimiento por el engaño, parecía una persona desconocida, fría, sin sentimiento alguno ni principios.
Pensé que discutir y pedir explicaciones no tenía sentido.
–¿Hace cuanto me estás traicionando? –dije casi sin fuerzas.
–Si te dijera un año, ¿importa? Tu vives más en el “otro mundo” que en este, no me interesa seguir contigo.
–Si estás con él hace un año o más, seguro que no, ya tomaste tu decisión hace tiempo. Sólo no entiendo como tu consciencia permitió mentirme de esta manera. Fuiste la primera persona, desde que llegué aquí, a quien le abrí mi corazón por primera vez.
–Mira, David, no lo hagas difícil –respondió tajante.
Mauricio ya sabía todo, estaba escuchando desde el comedor y apenas lo vi, miró hacia el suelo. Comprendí que era su naturaleza, no era la primera vez que me ocultaba cosas y ahora con su hermana. Simplemente saludé y partí de la casa de ellos para no verlos nunca más.
Ya nada me asombraba, estaba acostumbrado a que dijeran que vivía más en el otro mundo que en este, de chiquito me creían fantasioso y de adolescente, un loco.
Mientras caminaba hacia mi casa, apareció Emmanuel:
–David, ánimo mi amigo, no todas las personas son así, refuerza tu fe en Jesús.
–¿De qué me sirve? Siempre tuve y tendré estos problemas –respondí sin ganas.
–Si nuestro Maestro fue azotado entre risas y burlas, habiendo sido clavado en un madero bajo las infamias, ¿qué podemos esperar nosotros, espíritus endeudados y en evolución? La advertencia sincera y amorosa que nos hizo, no caducó hace más de dos mil años, sigue vigente.
–¿Qué advertencia? –pregunté.
–“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Amplía tu fe David, pues esta no tiene límites y es a través de estas pruebas que puedes hacerlo, no conocemos otro camino.
Las dificultades que la vida nos ofrece, son para expandir diferentes niveles de consciencia: tolerancia; amor sin rencores; perdón de ofensas; levantarse con más fuerza y ánimo; continuar sirviendo a pesar de las burlas; amar de forma independiente y sin apegos; todas son materias en la escuela espiritual de la vida, para un crecimiento mayor. No podemos entregar el timón de un barco a un aprendiz de marinero.
–No quiero ningún timón –contesté.
–La ley del progreso les entrega a todos algún tipo de comando, ya sea en la familia, en el trabajo o en el círculo que frecuentamos. ¿O crees que me refería a algún tipo de misión? –preguntó.
–Creí que te referías a eso –dije.
–Sólo el orgulloso cree que ha venido a tal fin, difundiéndolo a quien se le cruce, dándose un título a si mismo. El verdadero misionero lo ignora, actúa por voluntad propia, una fuerza misteriosa lo impulsa en un ideal y los demás lo descubren. Aún así, sigue ignorándose. No David, apenas estás comenzando a comprender la mediumnidad que tienes y no debes desistir de tu camino. Si bien la tierra muchas veces te parecerá un campo de espinos, también habrá rosas perfumadas que brillarán en lo más profundo de tu corazón. Deja a Liliana atrás, continúa aprendiendo, esforzándote, que el Maestro siempre está al lado de aquellos que trabajan en Su nombre. Nadie es imprescindible, por ello, si deseas renunciar a todo lo conquistado hasta ahora, será tu decisión.
Luego se marchó. Llegué a casa, me desplomé sobre el sillón pensativo y la imagen de mi familia en Argentina comenzó a rondarme. ¿Qué sería de la vida de ellos? ¿Cómo estarían? ¿Por qué nunca se interesaron en saber cómo estaba?
De pronto, la imagen de una instructora espiritual apareció ante mi.
¡Qué bella!, pensé. ¡Qué amor tan puro irradiaba! Traía en su mano un ramo de flores, eran rosas blancas y tenía un vestido largo del mismo color, una sonrisa hermosa y unos ojos radiantes, era todo bondad. Al lado la acompañaba Emmanuel.
–David, te presento a tu nueva instructora y guía que te acompañará de aquí en adelante.
Ella se acercó, me dio un pimpollo de rosa, pero de color rojo.
Me miró y el amor era tan puro e intenso, que la emoción me invadió por completo. Quedé mudo, sólo irradiaba amor y hacía brotar el mío también, en una sintonía casi perfecta. Nos miramos un largo tiempo emocionados, sabía que la conocía de otras vidas, ella me acarició los cabellos y con una dulzura infinita, dijo:
–Así es, no estabas preparado antes para verme, te hubieras confundido más y no habrías vivido tu propia vida. Yo quedé de este lado, esperando que recapitules algunas lecciones para ascender a otros niveles espirituales a fin de que en un futuro podamos estar juntos nuevamente.
Por ahora, que la emoción y los sentimientos no traben tu tarea ni te aíslen más de las personas, debes continuar sin apegos hacia mi. Llegó la hora en que te dieron un voto de confianza para que me veas y sigas con los pies en la tierra y la mente en el cielo, dando gracias a nuestro Maestro que nos concedió esta ventura del reencuentro.
Lágrimas brotaban de mis ojos, ese amor puro llegaba hasta lo más profundo de mi alma y ella disimulaba sus sentimientos. Entonces comprendí que debía ser merecedor de aquella dicha y controlarme, para no perder esta oportunidad que la Providencia me brindaba. Teníamos vínculos muy fuertes del pasado…
–David, estoy feliz de este reencuentro –exclamó Emmanuel.
–Gracias amigo, ahora están los dos junto a mi –contesté.
–Dije que será tu protectora y guía, David, yo tengo que apartarme.
–¡No! –grité–. Amigo, no me hagas esto, me acompañaste siempre, no te vayas por favor, dijiste que eras mi guía también, ¿qué voy hacer sin ti? ¡Por favor, no lo hagas, no me abandones!
–David, no ignoras que la tierra está sufriendo una transición: de mundo de pruebas y expiaciones, entró en el período de mundo de regeneración.
Diversos espíritus de orden superior, se están preparando para una nueva reencarnación en el planeta, a fin de contribuir a su evolución. Algunos metafísicos, afirmando que hay una generación de niños índigos, esperan otra oleada, que serán los cristales. Los primeros vienen a recapitular pruebas para fortalecer aún más su humildad y limar sus orgullos, en la mayoría de los casos; los segundos, tendrán un amor y sabiduría diferentes. Unos están preparando el camino y nosotros construiremos bases sólidas del amor fraternal, pidiendo a nuestro Maestro que no nos desampare y nos de fuerzas para no olvidar todo lo que aprendimos aquí y ponerlo en práctica en tu planeta, junto a otro grupo espiritual que por misericordia del Altísimo, reencarnarán desde otras dimensiones superiores a las que me encuentro, al lado nuestro, ya que la fraternidad tiene carácter universal.
–¿Te reconoceré en la tierra, Emmanuel? –pregunté.
Me miró con mucha dulzura, pero no contestó, ni quise insistir.
Tanta mezcla de melancolía, dolor y emociones juntas, no permitieron que indagara más, realmente estaba completamente abatido.
–¿No es necesario, como tengo entendido, que cambien sus peris espíritus? –pregunté para ganar tiempo, me dolía mucho que mi amigo tan querido partiera.
–Claro que se modificarán, sin embargo, también se acrecentarán las explosiones solares, emitiendo hacia la tierra toneladas de energías que beneficiarán los cambios energéticos futuros en el ambiente terrestre para propiciar estas reencarnaciones masivas, transformando paulatinamente los ADN…
–Amigo, yo… –el llanto no me permitió continuar.
Pasé dos semanas en cama, no podía levantarme y avisé al trabajo que estaba enfermo. No tenía fuerzas y los primeros días me encontraba afiebrado. Mi protectora y guía apenas venía cada tanto y miraba de lejos, sin pronunciar palabra, sólo le pedía que me dejara solo. Al cabo de ese tiempo, luego de meditar bastante sobre toda mi vida, llamé a mi abu, solicitándole un momento de su tiempo, pues quería hablar con ella.
Fijado el día y la hora, me dirigí a su casa y obviando todo lo sucedido, hablé de otro tema:
–Abu, hace casi cinco años que estoy viviendo en Brasil, me encanta estar aquí y todo lo que estoy aprendiendo, pero hay algo en mi consciencia que sale a la luz cada tanto.
–¿Qué es, David? –preguntó.
–Aprendí que no nacemos por casualidad en la familia sanguínea que nos toca y la reencarnación es una prueba que pedimos para rescatar deudas. Creo que mi prueba está primero en mi hogar de Argentina, por mas que no quiera irme, para vencer los obstáculos y continuar en la tarea, aunque ignoro si allá existen grupos como este.
–David, la semilla debe germinar donde ha sido plantada. Esa decisión la estábamos esperando hace un tiempo, pero no queríamos interferir en tu libre albedrío. Estaremos felices si lo haces. No será fácil por el cambio de vibraciones, deberás vencerte a ti mismo primero para germinar, a manera de una semilla, dentro de la tierra oscura y húmeda, vencer obstáculos, luego salir a la superficie soportando las inclemencias del tiempo y crecer, con raíces sólidas, hasta que el sol brillante y luminoso la envuelva, a fin de dar frutos que puedan ser aprovechados por aquellos hambrientos de paz.
Noté que este joven compositor brasilero estaba incorporado en mi abu y era quien me hablaba, viéndola a ella casi desprendida a un costado sonriéndome.
Luego de esta conversación con indicaciones precisas, las reuniones de Doña Marita no se hicieron mas en su casa, participando desde el principio en la formación de un grupo nuevo, en San Pablo, que lleva hasta el día de hoy el nombre de este joven compositor y músico brasilero ya desencarnado, ayudando cientos y cientos de personas mensualmente.
Extracto de LA ERA DEL sexto SENTIDO
Diario de un médium adolescente
Levín, Carlos Marcelo
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