Influencias espirituales.
Allan Kardec
Cierto día llamó un conocido, solicitándome si podíamos juntarnoscon un pequeño grupito de compañeros de él que practicaban meditación. Querían saber un poco más sobre lo que era el Espiritismo y cómo influía en las personas. Accedí con gusto y combinamos el día y la hora.
Nos encontrábamos todos juntos alrededor de la mesa, leímos un librito de preparación de ambiente e hicimos una oración, pidiendo al plano superior que podamos estar inspirados tanto para las preguntas como las respuestas, y en caso de no saberlas, como les aclaré a este grupo, tendría la humildad de decirles que no la sabía, comprometiéndome a buscarla para otro momento.
–David –dijo Silvana–, hemos leído la pregunta que Allan Kardec hace al plano espiritual en “El Libro de los Espíritus”, y dicen que “nos manejan el pensamiento como quieren”. ¿Podrías explicarnos? Seríamos títeres en este caso.
Cuando estuve a punto de entrar en la corriente de discusión a la cual Silvana, quien era la primera vez que venía y no conocía, me quiso arrastrar, apareció Meimei. Mentalmente me sonrió y dijo:
David, nadie es dueño de la verdad absoluta, déjala si vino con el ánimo de discutir y no trates de convencerla. Eleva tu pensamiento y sentimiento a Jesús, porque hay otros amigos que vinieron y están aquí de los dos planos de la vida para aprender como tú mismo.
Luego de poner su mano sobre mi frente, me serené completamente y mientras todos miraban ansiosos, contesté:
–¡Tienes razón, Silvana, seríamos todos marionetas! –Nadie entendió nada mientras nos reíamos pero Meimei que siempre me sonreía, esta vez la vi un tanto seria, por lo que me di cuenta que estaba saliendo de la corriente vibratoria de ella sin hacerle caso a lo que me había sugerido, poniéndome colorado.
–Entonces me das la razón –respondió Silvana–.
–Amigos –respondí concentrado en Meimei–, antes que nada pido disculpas por esta respuesta. Fue una broma que no correspondía, pero sepan que no vine a convencer a nadie de nada, sólo hablo de lo que investigué, pero es mi verdad relativa, porque hace un tiempo no la tenía, la fui modificando y seguramente el día de mañana incorporaré otras verdades de acuerdo a mis vivencias. Ahora bien, en dicho libro, no dice lo que estás diciendo, Silvana, no se ajusta plenamente a lo que hablamos.
–¡Dice exactamente eso!, –respondió ella elevando el tono de voz, mientras yo percibía que este conocido me citó para un debate y no un estudio de buena voluntad por personas interesadas en saber lo que era el espiritismo, aunque noté que la mayoría sí querían saber. Y en cuanto Meimei me hacía recordar lo que habíamos hablado hacía poco tiempo, respondí serenamente.
–Puede ser que me equivoque, Silvana, y creería que lo más saludable para todos, antes de comenzar, es leer la pregunta 459 de “El Libro de los Espíritus” con su respuesta, porque ahí sabremos con exactitud.
Uno de los presentes trajo el libro, y leímos lo que Kardec había preguntado al Plano Superior y era lo siguiente: “¿Influyen los espíritus en nuestros pensamientos y acciones”? y los espíritus respondieron: “En este aspecto su influencia es mayor de lo que creéis, porque a menudo son ellos quienes os dirigen”.
–¡Es lo que dije! –exclamó Silvana–.
–No–, respondió otra persona del grupo–. Dijiste que nos manejan como quieren y aquí dice que “influyen”. Si yo quiero influir en tus pensamientos, está en ti aceptar o no lo que quiero que hagas. Si te digo que te tires desde un puente, ¿lo vas a hacer? En este caso puedes dejar que te dirija como quiera o rechazar este absurdo.
Entrando en una discusión sin sentido, debido a que no era el propósito convencer a nadie y había entidades que también estaban presentes para aprender, especialmente familiares, contesté:
–Si ustedes me hubieran invitado para aprender sobre meditación y a mí me hubiera interesado, con mucho gusto accedería para interiorizarme de algo que desconozco, caso contrario, de ninguna manera habría ido para discutir un tema que nunca aprendí y demostraría mi ignorancia al respecto si diría que respirar por la nariz o la boca es indistinto, cosa que no lo es. En este momento estoy inspirado por una mentora espiritual, porque yo quiero y pido de corazón poder aclararles algunas dudas dentro de mis posibilidades. Pero ese poder que ella tiene de influenciar sobre mí, se lo doy yo, porque la afinidad es muy grande y aprendo mucho transmitiendo. No siempre lo consigo, más cuando estoy contrariado por algo, porque la ley de sintonía es inmutable, es una ley que el espiritismo reveló en la Codificación, pero no la inventó. Todo lo que se sabe hoy sobre esta ley de atracción y repulsión de los fluidos que es parte de la física, los propios espíritus lo revelaron a través de Kardec en el sentido espiritual.
Apenas corroboran lo que el plano espiritual ya había dictado. Esta ley de “asimilación y repulsión” de los fluidos, en el sentido espiritual, está bien detallada en “El Evangelio según el Espiritismo”, codificado por Allan Kardec y dictado por el plano superior, en el Capítulo XII, “Amad a vuestros enemigos”, ítem 3, donde están las explicaciones racionales de los Espíritus. Simplemente nos recomiendan dejar de lado cualquier deseo de venganza, éste es el punto, porque por esa misma ley física, no podríamos querer a alguien que nos hizo daño ni amarlo de la misma manera que a un ser querido, pero sí perdonarlo y no buscar revanchas.
En este sentido Silvana, teniendo en cuenta la asimilación y repulsión de los fluidos espirituales, como receptores y transmisores mentales, todos somos influenciados y hasta “a menudo son ellos quienes nos dirigen”, si es que nosotros estamos en la misma frecuencia y lo aceptamos, por lo que no haríamos nada forzado, como yo lo estoy haciendo ahora con mi mentora espiritual captando su pensamiento, aceptándolo porque me identifico transmitiéndolo a ustedes.
Nadie me obliga. Nuevamente les repito, el espiritismo no inventó esta ley, siempre existió al igual que las influencias entre nosotros, de una persona a otra encarnada, “viva”, como la ley de la gravedad, pero cuando el plano espiritual lo reveló, nos abrió las puertas para comprender por qué muchas veces actuamos de una manera incomprensible y luego nos arrepentimos o a veces sentimos pensamientos ajenos a nosotros, sin hablar de la locura espiritual, en donde no existen lesiones físicas cerebrales, pero sí influencias espirituales de años y años de compla- cencia de la supuesta víctima, lo que nos abre un panorama grandísimo para otros tipos de tratamientos como complemento de la medicina tradicional y en este caso de la psiquiatría. Pero ya entraríamos en otro terreno que no nos compete ahora y escribimos un tratado especial y lo más completo posible al respecto(*).
(*) Referencia al libro: “La Era del sexto Sentido”, diario de un médium adolescente, de Carlos M. Levín.
–¿Podrías ampliar un poco más este concepto?, –preguntó mi amigo mientras Silvana meditaba un poco más serena–.
–Cada uno es responsable de sus actos, lo que habla, dice y piensa –respondí–. Y la Humanidad tiene libre albedrío, pero que hay una influencia espiritual sobre ellos, de eso no cabe ninguna duda y está en nosotros hacer algo bueno o malo, seguir esa voz interior que nos incita a ser mejores personas o a cometer un delito, porque en este último caso, no podemos echar la culpa a los espíritus. No olviden que los espíritus son las almas de los Hombres, y desde que hubo Hombres en la Tierra, existen espíritus. El espiritismo no inventó nada nuevo ni los creó, apenas codificó lo que estaba disperso. Para ser más concreto, Silvana, si yo no fumo y otra persona me insiste permanentemente que lo haga y yo no quiero, no me estoy dejando influenciar y rechazo su pedido y pensamientos, porque también es un espíritu en un cuerpo que irradia ondas mentales.
Ahora, si yo me tiento y acepto el cigarrillo, lo continúo aceptando y lo incorporo en mi vida, después no puedo decir que “por culpa” de tal persona fumé y ahora me gustó ese vicio. Lo mismo pasa con los espíritus viciados tanto en el cigarrillo como en al alcoholismo, drogas, comidas, etc., que dejaron el cuerpo físico y buscan cómo saciar esta dependencia, hasta encontrar un “huésped” que le guste también y potencian su punto débil. Si esta persona se levanta de madrugada o a la hora que el espíritu lo invade con pensamientos de consumir en vez de rechazarlos y orar, pidiendo ayuda a su guía espiritual o a Dios, entonces no puede hacerse la víctima que está bajo una persecución espiritual porque él mismo se complace. Este es el sentido que el plano superior quiso darle.
Vivimos sumergidos en un océano de ondas y vibraciones mentales y nos sintonizamos a los pensamientos por afinidad como si fueran imanes, a la manera de una estación transmisora de radio o televisión y nosotros como receptores dóciles de acuerdo a nuestras tendencias emocionales y mentales... ¿Cuántas personas “vivas” o con cuerpo físico, llamadas también de encarnadas, influencian sobre otras y hasta a menudo las dirigen? ¿No es lo mismo? ¿Las publicidades y propagandas en los diferentes medios masivos de comunicación por acaso no son una forma de querer influenciar y hasta dirigir “tendencias”? Pero siempre está en nosotros aceptar o rechazar las sugerencias positivas o negativas, analizando y raciocinando a través del sentido común.
–Ahora entiendo un poco más –dijo Pablo–, no tendríamos libre albedrío si nos controlarían y manejarían nuestras mentes como a máquinas y hasta creo que es positivo lo que dices, porque si un espíritu, al igual que una persona física, nos incita a una acción negativa y nos negamos, estaríamos fortaleciendo la fuerza de voluntad, nuestras convicciones y por lo tanto creceríamos interiormente. Pero ya que hablamos de influencias, David, siempre pensé que mi abuela estaba a mi lado en los momentos más difíciles y hasta me parecía escucharla.
–Es lo más probable, Pablo –contesté–. Algunos personajes de la historia lo reconocieron públicamente.
–¿Puedes darnos algún ejemplo?–, dijo Silvana expectante–.
–Sí, –contesté–. Mozart sabía decir con frecuencia a los que le preguntaban cómo era su método para componer lo siguiente:
–“¿Desearías saber cómo es mi manera de componer y qué método sigo?”, –contestaba–. “Sólo te puedo decir lo siguiente, porque ni yo mismo le pude encontrar una explicación”:
–“Cuando estoy bien dispuesto y completamente solo en mis paseos, los pensamientos musicales vienen en abundancia. Ignoro de dónde proceden estos pensamientos y cómo llegan a mi mente, por lo que en este punto, mi voluntad no tiene la menor intervención”. Y cuando llegaba a su casa –proseguí–, escribía la partitura de una sola vez, ¡y ya era el original, no un borrador! Por supuesto que mientras más conocimientos se tengan del asunto que sea, mayor será la influencia y aprovechamiento. En este caso particular, si Mozart no hubiese tenido los conocimientos, capacidad y genialidad musical tan avanzados para su época, por más influencia espiritual, no habría hecho nada.
Luego de otra pausa buscando más inspiración de lo que ya había leído y por lo tanto Meimei “me hacía recordar”, continué: –Dante Alighieri, en “La Divina Comedia”, confiesa el “sueño” que tuvo en desdoblamiento espiritual, o llamado “viaje astral”, yendo al “umbral inferior” planetario, lugar de reunión por ley de afinidad de espíritus perversos, que lo denominó “Infierno” de acuerdo a sus convicciones religiosas, siendo escrito este poema en tres etapas. La segunda en desdoblamiento espiritual “o astral”, observó el “umbral medio”, donde están los espíritus ignorantes y frívolos, ya no tan perversos ni criminales, igual como vivieron en la Tierra y se juntan por ley de atracción, porque la mayoría en ese plano, ni saben que han fallecido. A esta parte lo llamó “Purgatorio”. Y en una tercera etapa, fue conducido por espíritus elevados a zonas sublimes, parecidas a las colonias espirituales que tanta bibliografía hay al respecto y que lo denominó “Paraíso”.
Esto es porque siempre nos desprendemos del cuerpo físico a la noche, por más que no lo recordemos y de acuerdo a nuestra preparación mental y emocional, vamos a los lugares afines o nos encontramos con compañías similares que influyen en nosotros. Pero Dante, redactó lo que para él fue un sueño “revelador”, de acuerdo a lo que “interpretaba” en vista a su educación y creencia religiosa como dijimos. En realidad son los sueños “lúcidos” que algunas personas recuerdan, y así le fue permitido recordar los pormenores debido a la “influencia” de espíritus que lo acompañaron, describiendo con sus propias palabras a este famoso poema. Por lo tanto, sí hay influencia espiritual, de la misma manera que las personas se influencian mutuamente. Cabe aclarar que estas influencias se dan tanto cuando estamos despiertos, durante el día, o a la noche en el desprendimiento como dijimos y por eso la recomendación de preparase con un librito espiritual, pensamientos positivos y el hábito de orar.
Si tengo que elegir entre ir a una asamblea sobre química y otra de espiritualidad, elijo esta última, por la simpatía que este tema me genera y espero encontrarme con personas afines a lo mismo, hablar, aprender y nos influenciaríamos unos sobre otros con distintos puntos de vista y anécdotas para enriquecernos por dentro, nadie me habría obligado a hacerlo ni imponerme ideas que no concuerdo. Una cosa es influenciar y otra muy distinta, aceptar. Porque todos nosotros somos Espíritus, sólo que tenemos un cuerpo físico transitoriamente, nada más. Por otra parte, quiero aclarar que tanto los habitantes del umbral inferior y medio, están momentáneamente allí, hasta que dejando el orgullo de lado y cansados de sufrir, pidan ayuda a Nuestro Padre(*) y con seguridad serán rescatados por las caravanas de espíritus luminosos. Hay muchísimos más casos, especialmente en pintores, músicos, artistas de toda clase que son inspirados.
También personas que sienten a sus seres queridos que partieron de la Tierra y se encuentran a su lado en momentos difíciles o de logros importantes en la vida, que los alientan y le dan esperanzas, con una emoción inexplicable y muchas veces al mismo tiempo con la aparición de la imagen de ese ser querido, por lo que nadie los tiene que convencer de nada, ellos mismos experimentaron la presencia espiritual.
(*) Para un conocimiento detallado del “umbral”, sugerimos el estudio del libro: “La Era del sexto sentido”, diario de un médium adolescente, de Carlos M. Levín, ya que es un tratado sobre la obsesión y cómo actúan estas entidades en las persecuciones espirituales, dando también las soluciones para salir de las mismas.
En este sentido, la influencia de los espíritus, debido a nuestra afinidad mental y emocional, “es mayor de lo que creemos”, tal como respondió el Plano Espiritual Superior a Kardec en su sabiduría y yo, personalmente, intento asimilar los pensamientos de mi querida mentora espiritual, “a fin que me dirija cuando deba orientar a otro semejante necesitado, porque no soy adivino”, aprovechando para resaltar que en esto se basa la mediumnidad, hacer de puente o mediador consciente como en mi caso, teniendo el libre albedrío de decirlo o no. En este sentido todos somos médiums, intermediarios, conscientes o inconscientes, de otras mentes la mayor parte del tiempo...
En este punto y ya estando entendido el asunto sobre el cual giró toda la conversación y habiendo pasado la hora, solicité permiso para hacer la oración de cierre, pero antes pedimos por la paz mundial, los enfermos en los hospitales para aliviar sus dolores, los niños y ancianos desamparados, como por cada uno de los hogares de los que participaron esa noche. Al finalizar, todos sintieron un manto de serenidad que ni Silvana podía explicar, debido a discretas lágrimas que empañaban sus ojos. Con esto, más que con palabras, experimentó en su interior la paz que transmitían las influencias espirituales y “era mayor de lo que pensaba”.
Extracto de Allan Kardec. Entre la Tierra y las Estrellas
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