Descubre en ti los eternos dones de Dios.

Carmelo Urso


Carmelo Urso
Victor Manuel Quintero Altuve entiempopresente2@gmail.com

He tenido el privilegio de recibir otra carta de mi amigo Víctor Manuel Quintero Altuve, quien vive en Ciudad Bolívar, capital del estado Bolívar, Venezuela. A raíz de esa comunicación, Víctor y yo intercambiamos algunas impresiones, esta vez sobre los dones y talentos con los que nos dota Dios. Reproduzco en las líneas que siguen ese afectuoso diálogo.

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Buenas noches: deseo que al recibir este mensaje se encuentre en perfecto estado de salud, de alma y cuerpo… que en su corazón y mente esté siempre presente el SER SUPERIOR, para que lo ilumine y así siga aportando esos hermosos artículos que nos llaman a alcanzar la felicidad.

Leí su mensaje LA DICHA DEL TRABAJO LIBERADOR: analizándolo, pienso que, por falta de auto-conocimiento, la mayoría de nosotros simplemente trabaja por trabajar; es decir, trabajamos para saciar y llenar nuestras necesidades materiales, sin pensar si nos gusta o no nos gusta lo que estamos haciendo.

Así fue mi caso: en una época trabajaba como contador; para mí era tan fácil y simple llevar a cabo ese trabajo que hasta me fastidiaba; francamente, lo hacia por cumplir.

Muy distinto era cuando trabajaba en el campo (soy campesino por naturaleza); allí, en medio de los sembradíos, sentía que me encontraba en mi sitio, en mi medio natural: vivía el campo, sentía el campo, sufría el campo; creo que fue allí cuando empecé a experimentar el verdadero Amor; cuando se me moría una matica, sentía que una parte de mí mismo se me iba con ella. Era un trabajo que a otros podía parecer repetitivo, pero que a mí me encantaba.

Los días se me hacían muy cortos… y al llegar la noche, le daba gracias al SER SUPERIOR. Me decía a mismo: "la dicha no está allá afuera; está en la semilla que sembremos en nuestro corazón y en los frutos que podamos brindar a nuestro prójimo". Para mí, en eso consiste la verdadera liberación del Ser.

Mi trabajo ahora es vender café por las calles y avenidas de Ciudad Bolívar; llevo 16 años en esto; confieso que al principio lo hacia por necesidad; ahora lo hago porque me gusta, porque siento que necesito estar con mi gente (clientes); lo hago porque yo los necesito a ellos y ellos me necesitan; simplemente, no trato de vender café: trato de obsequiar una sonrisa; trato de ofrecer una palabra para animar una cara triste, para ayudar a resolver un problema (no monetario), para animar la vida de una persona afligida; en sí, mi trabajo me libera de muchas cosas que todavía afligen a mi alma.

Por eso, su artículo ha sido de gran utilidad para los que deseamos hacer un cambio radical en nuestras vidas y llegar a esa meta que es experimentar LA FELICIDAD EN UNIÓN CON NUESTRO SER SUPERIOR. Muchísimas gracias y que DIOS ME LO BENDIGA.

Víctor Manuel Quintero Altuve.

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Estimado Víctor:

Te respondo desde la Perla del Caribe, la isla de Margarita, región insular que es hermosa querencia para todos los venezolanos y venezolanas. Estoy de vacaciones con mi familia. Pasamos días adorables aquí, en la ciudad de Juangriego, jugando en la playa y la piscina con mis hijos…

Víctor, tu carta me ha conmovido profundamente: en ella, has plasmado una magnífica lección de vida.

Demuestras –de manera fehaciente- que sólo cuando desarrollamos los dones con los que nos ha bendecido el Creador podemos ser felices… ¡y que sólo a partir de esa genuina felicidad es que podemos llevar a cabo la inaplazable tarea de extender el Amor (el Yo Superior que habita en cada uno de nosotros), ya sea escribiendo, trabajando en una oficina, cosechando en el campo, o como es tu caso, vendiendo café y regalando sonrisas al prójimo!

Por estos días, leo el libro "Un Enemigo Llamado Promedio", del estadounidense John Mason. Sentencia este autor: "El crecimiento (espiritual) viene por trabajar con los talentos, dones y cualidades, no por resolver problemas (…)
Uno de los aspectos más descuidados en la vida de muchas personas es la de los dones que Dios ha puesto dentro de ellas. Sorprende ver cómo algunos individuos dedican todo su esfuerzo a un área o profesión que nada tienen que ver con sus talentos innatos (…) Algo bueno con los talentos y el llamado de Dios es que son permanentes y duraderos. En Romanos 11:29 leemos: irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Aún cuando usted jamás haya hecho algo con ellos, aún cuando haya fallado una y otra vez, los dones y el llamado de Dios todavía están intactos en su interior".

Prosigue con sabiduría Mason: "Nunca subestime el poder de los dones que hay dentro de usted. Se nos dan los dones y talentos no sólo para cumplir al máximo con el llamamiento divino en nuestras propias vidas, sino también para llegar a las almas que están ligadas a esos dones… porque existen seres cuyas vidas esperan, de alguna manera, el toque de lo que Dios ha colocado dentro de usted".

Practicar ese "toque divino" en cada momento de nuestra existencia nos lleva a un estado de oración constante, Víctor, donde cada pensamiento nuestro se impregna del omnisciente Amor del Uno y origina una realidad acorde a ese sentimiento bendito.

En ese sagrado estado de conciencia, cada acción que efectuemos –por insignificante que luzca a los ojos del ego- se transforma en un acto altamente creativo, en una tarea que trae la abundancia del Cielo a la Tierra. La misión del Padre es extender la Vida a partir de la materia prima del Amor… ¡y nosotros, como Sus Hijos, hechos a Su imagen y semejanza, tenemos esa misma capacidad!

Tal es tu caso Víctor: transformas una acción que parece trivial –expender café- en una labor amorosa, donde el Ser Superior se expresa plenamente en una sonrisa de aliento que reanima al espíritu decaído; en tertulia espiritual que eleva conciencias; en inteligencia emocional que provee consuelo; tus clientes, estimado amigo, regresan a ti por algo mucho más vivificante que la aromática infusión del fruto del cafeto: al estrechar lazos contigo, vuelven al Amor, vuelven a Dios.

Cuando somos Uno con nuestro don descubrimos "la dicha del trabajo liberador", pues ya no nos imaginamos haciendo otra cosa que impartir Amor a través de nuestra labor cotidiana –sea cual sea ésta. Cuando, en cambio, no prosperamos en los talentos con los que Dios nos dotó, iniciamos una interminable guerra con nosotros mismos y con nuestro Creador –una guerra que es demente ilusión del ego. De esa absurda contienda mental, proyectamos un estado de irrealidad signado por la escasez.

Al respecto, nos dice Sondra Ray: "El ego está en guerra contra Dios. ¿No te das cuenta que la guerra contra ti mismo es una guerra contra Dios? (…) Que el Hijo de Dios esté en guerra con su Creador es tan ridículo como que la Naturaleza se enfade con el viento. Aquellos que tienen en su conciencia la fuerza de Dios (es decir, conciencia del don divino que bulle en ellos) nunca piensan en presentar batalla. Y a aquellos que Lo recuerdan, se les da Todo".

Así que, Víctor, sigue cultivando tu sonrisa, tu don para la palabra confortadora, tu sencillo pero cautivante arte de preparar y vender café. Recuerda siempre tu don divino, porque así siempre lo tendrás Todo… ni más, ni menos…

Que Dios te bendiga en este feliz instante presente,

Carmelo Urso.

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Buenas noches: son mis deseos que su estadía en esa hermosa isla sea de disfrute, de esparcimiento físico y espiritual; que escuche y le cautive esa dulce melodía de las olas del mar, cuyos plácidos movimientos llevan y traen la inspiración del poeta, del escritor y de todo ser que antepone la Luz del Amor a la oscuridad del materialismo; que sus pensamientos fluyan, como un inmenso caudal de AMOR, hacia nuestro SER SUPERIOR y hacia nuestro prójimo.

Que Dios me lo bendiga a Ud. y a toda su familia,

Víctor Manuel Quionterio Moreno Altuve.


http://carmelourso.wordpress.com/

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