Habéis firmado un contrato antes de acceder a nacer de nuevo

Emmanuel


El viaje:

Evolución, reencarnación, karma, eternidad.

En cualquier momento puede abrirse el corazón.

En cualquier momento la estructura kármica puede verse superada del todo por la disponibilidad del alma.

El mundo entero es algo ilusorio que da vueltas por el espacio, aunque a veces se tambalea un poco.

Aceptáis esa ilusión porque sois buenos estudiantes y habéis prometido venir y aprender.

Habéis prometido quedaros aquí, en el engaño, creer en él hasta que se haya cumplido aquello que habéis venido a hacer aquí.

Entonces podréis dejarlo.

Pues bien, ¿qué quiero decir con esto?

Pues quiero decir que todos vosotros habéis firmado un contrato antes de acceder a nacer de nuevo, según el cual decís: «Sí. Voy a entrar en el juego y acepto seguir todas las reglas.»

Esto es necesario.

Sabéis lo difícil que es aprender incluso en una escuela física como la de los hombres, cuando os habéis negado a creer que el maestro es el maestro y que la pizarra está allí para que escribáis en ella, y que cuanto se os enseña tiene valor.

Por eso yo estoy aquí, no para promover la rebelión, sino para confirmaros que cuanto estáis haciendo es valioso y que lo que estudiáis es necesario.

Pero que, no obstante, todo ello no es más que una ilusión temporal, que la parte más grande de vosotros existe aquí, en el mundo de la Luz y la Verdad.

Y que un día volveréis a Casa.

Volveréis a Casa. Os lo prometo.


¿Por qué adoptamos forma humana y además lo hacemos tantas y tantas veces?

Vuestra existencia en la forma limitada que es propia del ser humano hace referencia a la necesidad que tiene vuestra conciencia de poseer cosas en forma limitada.

A medida que programáis vuestro desarrollo, vuestra visión se expande hasta abarcar cada vez más las verdades universales, que existen ya en vuestro interior, aunque aún no hayan sido descubiertas.

La rueda de la reencarnación os hace girar una y otra vez, hasta que al fin vuestra resistencia se vuelve tan transparente, tan consumida por el esfuerzo y la expenencia, que podéis ver sus agujeros.

Ya no creéis en su tejido.

Y entonces ponéis vuestra limitada mente llena de dudas al servicio del corazón.

Toda alma que busca su propia identidad pasa por diversas formas de confusión, pero es un sendero iluminado, aunque parece atravesar terribles zonas de oscuridad.

El objetivo final del viaje es hallar la Verdad y después regresar más sabios a la Verdad y mejor equipados, para servirla y, finalmente, para Serla.

El propio acto de encarnarse constituye la afirmación de un alma deseosa de volver a ser una con la Luz.

A medida que vuestra conciencia se profundiza, el proceso causa-efecto se produce con mayor rapidez, hasta que el equilibrio es instantáneo.

Entonces deja de haber causas y efectos y sólo existe la Verdad.


Qué es lo que determina nuestras encarnaciones?

Cuando un alma consigue la suficiente conciencia para pensar de nuevo en volverse humana, hay muchas ruedecillas que se ponen en movimiento.

Antes de producirse toda encarnación, todos los aspectos de las necesidades y deseos del alma son estudiados en profundidad. ¿Por quién? Por la propia alma y por sus maestros y compañeros, los seres amados que en ese momento no están encerrados en una forma humana.

Como el objeto de la vida humana es aprender y crecer, se incorporan, con gran creatividad, toda clase de proyectos del alma, al nacimiento humano que se pretende llevar a cabo. Todo lo referente a la época, al área cultural, el sexo, la raza, la familia, las capacidades —físicas, mentales y emocionales— son debidamente solicitados. No quizá del mismo modo que se encarga una pizza, pero eso sí, son utilizados en el boceto del alma.



¿Tiene lugar la reencarnación en un tiempo lineal?

En el lugar en que estáis vosotros, sí.

En el lugar en que estoy yo, no.

La consciencia no puede prestar ayuda, sino crearse.

Por el propio carácter de vuestra existencia debéis expandiros y crear.

Lo que seáis en cada momento, tanto antes de nacer como en la vida física o después de ella, es creación vuestra.

El taller que es cada vida debe estar diseñado para crear el ambiente óptimo para el aprendizaje.

Todas las circunstancias de la infancia, incluido el propio cuerpo físico, son instrumentos educativos.

No hay errores en el modelo de reencarnación, aunque cabe mirar con horror, y con toda razón -dado el estadio humano de vuestro desarrollo-, las desgracias que parecen ocurrir a quienes nacieron inocentes. Pero aquí no hay nada que pueda llamarse equivocación.

El Plan es perfecto.

El proyecto es exquisito.

Y la naturaleza de toda realidad es el amor.


¿Por qué no tenemos memoria de nuestras vidas pasadas?

Sí la tenéis.

Lo único que ocurre es que no la concebís como una vida pasada.

No hay nadie que, en el fondo de su ser, no sea consciente de haber estado aquí antes!

Ya lo habéis experimentado todo antes.

Ahora estáis aquí sólo para recordarlo.


¿Puede un alma elegir su encarnación al margen de lo que es el plano terrenal del hombre?

Mientras exista la necesidad del plano físico terrenal del hombre, aquí es donde estará el alma.

Recordad, ésta no es la escuela elemental.

Hay otras por las que pasasteis antes de llegar a la tierra.

Cuando un alma alcanza la realización que la reencarnación supone para su propio interés, la tierra se convierte en el lugar de las opciones.

Observaréis en la dualidad de vuestro mundo humano, que se halla curiosamente diseñado para elegir.

Un alma debe ser capaz de elegir con objeto de entrar en el mundo y el alma que ha completado su ciclo de reencarnaciones debe haber alcanzado el punto en el que se ha efectuado la opción definitiva.

No hay prisa.

Sois eternos.

Si olvidáis algo en esta vida, volverá a haber suficiente tiempo otra vez.

Si os da la sensación de que ya no deseáis seguir en vuestro cuerpo físico, preguntaos a qué se debe, pues debéis llegar al Hogar llenos de amor, no de aversión ni de ansiedad.

Aunque sólo quede una pizca de insatisfacción, habrá que quitarla de en medio en el futuro.

Vuestra última encarnación será limpia y neta.

Todo está atado y bien atado.

Todos los rincones bien barridos.

Todo plegado y bien guardado.




Extracto de El libro de Emmanuel
Transmitido por Pat Rodegast

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