De la Madre Biológica, Adoptiva y Espiritual.
María
EL TRÉBOL
DE LA MADRE BIOLÓGICA, LA MADRE ADOPTIVA Y LA MADRE ESPIRITUAL.
Darás a vuestra persona, desde tu interior, la verdadera dimensión que tienes como Hija de la Luz.
Sé que para su humanidad, la filiación carnal es la base desde la cual despegan a la vida.
Sé, que el abandono doblemente sufrido es realmente doloroso en ese plano.
Sé también, de los esfuerzos que haces por comprender.
De todo ello soy conciente.
Fortaleceremos realmente tu cuerpo emocional para que seas capaz de iluminar tu comprensión a través de mis palabras.
Me conoces con el nombre de María, a la que te refieres como Virgen María.
Celosamente doy a ti, a través de la voz de mi canal, estas palabras:
Amada hija: emocionalmente, energéticamente y espiritualmente, Nosotros, a quienes conoces como el Padre Creador y quien ahora os habla, somos los reales y eternos padres de todos y cada uno de los hombres.
En los planos materiales es necesario contar con el medio físico receptor de nuestra semilla, para que nuestros amados hijos se manifiesten encarnados.
Cuando un ser, producto de la Unión Espiritual de las fuerzas positivas y negativas del Universo, está preparado para la maravillosa experiencia humana, es depositado en la matriz femenina de una hija encarnada, recibiendo, si así lo acepta, la responsabilidad sobre ese niño por nacer.
Casi en forma inconsciente se acepta este servicio. El proceso previo al nacimiento es olvidado, erigiéndose así la creencia sobre la procreación y obligación que esto conlleva.
De esto han surgido todos los parámetros, que van desde los creados por aquellas personas que cual auténticos dadores de vida con espíritu profesan a sus niños el amor más puro, hasta aquellos que, por su grado de desconocimiento y desconexión espiritual, se manifiestan en el caso en que tu, amada niña, os criaste, y otros que van aún más allá.
Da a ti este mensaje tu Madre Celestial:
Desde que sobre la tierra os manifestaste, el directo amor mío recibiste, y fue mi manto el que resguardó tu cuerpo.
Cada vez que tus lágrimas turbaron tus ojos, fue mi pañuelo el que usaste.
Cada vez que sonreías, en tu imagen me reflejabas.
Respiras por Mí
Bendice en Mi Nombre.
Ama el momento en que viste la Luz, pues en ese instante, Yo también la vi.
04/06/11
Por el canal Raquel Laura
Rama Sol.
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