La galvanoplastia espiritual

Omraam M. Aivanhov


Descripción del experimento

Se introducen dos electrodos en una cubeta llena de una solución de una sal metálica: oro, plata, cobre, etc. El ánodo es una placa del mismo metal que el de la sal disuelta en la cubeta. El cátodo es un molde de gutapercha recubierto de plombagina y representa una figura: una moneda, una medalla... Con la ayuda de un hilo metálico, se conectan los dos electrodos a los dos polos de una pila. El metal se deposita en el cátodo mientras que el ánodo, al descomponerse, regenera el líquido de la solución. Poco a poco, el molde se recubre del metal de la solución y se obtiene una medalla en la que figura la imagen deseada.

Los fenómenos de la galvanoplastia se encuentran en los diferentes ámbitos de la existencia, y en particular en el trabajo de la madre durante la gestación, y en la vida espiritual.


- El trabajo de la madre durante la gestación.

La mujer embarazada posee también los electrodos, el molde, la solución... El molde es el embrión que el padre ha depositado en su seno, el cátodo. Este germen es una imagen que algunas veces puede ser la de un borracho, la de un criminal o la de un ser vulgar; otras, la de un genio, la de un santo. Desde el momento en que la mujer está embarazada, circula una corriente entre su cerebro y el embrión, porque el cerebro está unido a una pila (los astros, Dios), de donde recibe la corriente, -y esta corriente pasa desde el cerebro al embrión. La solución es la sangre de la madre en la cual están sumergidos el ánodo (el cerebro) y el cátodo (el útero), porque la sangre baña por igual todos los órganos y todas las células; en la sangre están disueltas todas las materias: el oro, la plata, el cobre, etc...

El ánodo, la cabeza, proporciona el metal que va a regenerar la sangre, es decir, los pensamientos. El germen dado por el padre puede ser excelente, pero si la madre pone en su cabeza pensamientos de plomo (simbólicamente), que no se extrañe si, más tarde, su hijo nace envuelto en plomo, es decir si es un ser triste, mezquino y enfermizo.

Suponed por el contrario que la madre, conociendo las leyes de la galvanoplastia, decide empleadas para traer a su hijo al mundo. Desde que recibe el germen en su seno (el cátodo), coloca en su cabeza (el ánodo), una lámina de oro, es decir el más sublime ideal, los más elevados pensamientos. Se establece una circulación, y la sangre que recorre el cuerpo aporta al germen este metal superior. El niño crece envuelto en estos vestidos de oro, y cuando nace, es robusto, hermoso, noble, capaz de vencer las dificultades, las enfermedades y todo tipo de influencias nocivas.

La mayoría de las madres creen que pueden tener cualquier tipo de pensamientos durante el embarazo, que esto no tiene ninguna influencia sobre el niño que están a punto de dar a luz: cuando nazca se ocuparán de él, le darán educadores, profesores, etc. No, cuando el niño nace, es demasiado tarde, ya está determinado. Ningún pedagogo, ningún profesor puede transformar al niño cuando los elementos de que ha sido formado en el seno de la madre son de una calidad inferior; la materia de estos elementos permanece más o menos invariable. Si es mate como el plomo, aunque lo cortéis para que reluzca como la plata, se volverá mate otra vez; es decir que el niño caerá otra vez en las debilidades a pesar de la educación que reciba.

Hay que comprender lo importante que es para una mujer encinta tener pensamientos elevados, luminosos. Gracias a estos pensamientos, el germen que crece en ella absorberá cada día estas materias puras, preciosas, y en lugar de dar a luz un ser estúpido, enfermo o criminal, dará a luz un sabio, un artista, un santo, un mensajero de Dios.

Cuando la mujer ignora las leyes de la galvanoplastia y acepta tener pensamientos inferiores, obedecer a sus caprichos, a todos los deseos incoherentes que siente durante el embarazo, no sabe que en este momento empieza a rodearse de entidades negativas que la frecuentan constantemente. Estas entidades que desean tomar parte más tarde en la vida del niño que debe nacer, empujan precisamente a la madre a comportarse de tal forma que la galvanoplastia se produce de forma completamente desordenada, lo cual más tarde permitirá a estas entidades entrar en el niño y servirse de él. Así, cuando el niño crezca, irán hacia él, podrán ir y venir en su alma, nutriéndose gracias a él. Lo mismo sucede con las entidades luminosas que la madre haya logrado atraer.


- La galvanoplastia en la vida espiritual.

El fenómeno de la galvanoplastia nos enseña cómo introducir los pensamientos más positivos en nuestra cabeza y los mejores sentimientos en nuestro corazón, a fin de desarrollar todas las cualidades que nuestro Padre Celestial ha depositado en nosotros desde la creación del mundo.

Cuando hayamos desarrollado estas cualidades plenamente, tendremos el rostro de nuestro Padre: el del amor perfecto, de la sabiduría perfecta y de la verdad perfecta.

Por lo tanto debemos trabajar cada día según las leyes de la galvanoplastia. Primeramente, introduciendo en nuestra cabeza pensamientos que sean materiales resistentes, oro precioso. En segundo lugar, introduciendo en nuestro corazón, en nuestra alma, la imagen de un ser excepcional, de un Maestro, de Jesús... En tercer lugar, uniéndonos al centro de donde proceden todas las fuerzas vivificantes. Entonces, puesto que estamos sumergidos en la solución del éter cósmico, se producirá en nosotros un trabajo espléndido. Cada día se desprenderán de nuestro espíritu materias sutiles que la corriente transportará hacia nuestro rostro, hacia todas las regiones de nuestro cuerpo, hacia todas nuestras células. Bajo su influencia, los rasgos de nuestra cara y la forma de nuestro cuerpo se modificarán, y un día nos convertiremos en la verdadera imagen de Dios.

Aquel que contempla una imagen se parece más y más a ella gracias al fenómeno de la galvanoplastia. Los seres que se aman, que viven juntos o que piensan mucho los unos en los otros, acaban por parecerse. Y con frecuencia se comprueba que existe un extraño parecido entre ciertos animales y sus amos. A veces, es el perro el que empieza a parecerse a su amo, pero otras, desgraciadamente, es el amo el Elue se parece cada vez más a su perro...

Así pues, existen leyes que podemos utilizar para nuestra evolución. Y si me habéis comprendido correctamente, las practicaréis desde hoy mismo. Escogeréis la imagen de un ser hermoso, fuerte, puro, sabio, lleno de amor, colocaréis esta imagen perfecta en vuestro espíritu, la contemplaréis con adoración, y vuestra imagen se parecerá cada vez más a esta imagen que habéis contemplado.

Sin duda pensaréis que es difícil realizar este fenómeno de transformación mirando una imagen. Sí, en un día, en una semana, es realmente imposible transformarse así; pero si continuáis pacientemente y con fe, obtendréis resultados. La primera cosa que hay que hacer consiste en concienciarse de que aún conserváis dentro de vosotros imágenes horribles que os sumergen en estados inferiores y reemplazadas por la imagen de un Maestro, de Cristo, de un gran Iniciado, y que esta imagen se convierta en vuestro amor. Porque el amor es la fuerza primordial que realiza las mayores transformaciones.



Extracto de LA NUEVA TIERRA
OMRAAM MIKHAEL AIVANHOV

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