El dormir, los sueños y la consciencia. I
Seth
21.24 MIÉRCOLES
Buenas noches.
(–Buenas noches, Seth.)
No todas las personas necesitan la misma cantidad de sueño, y no existe píldora alguna que pueda eximir del sueño, pues se hace mucho trabajo en ese estado. Sin embargo, éste podría hacerse mucho más eficazmente si, en lugar de un período de sueño, se tuvieran dos de menor duración.
Dos períodos de tres horas cada uno serían más que suficientes para la mayoría de las personas, si antes de dormir se dieran a sí mismas las indicaciones apropiadas para asegurar la completa recuperación del cuerpo. En la mayoría de los casos, diez horas de sueño, por ejemplo, son bastante perjudiciales, pues producen pereza de cuerpo y mente. En este caso ocurre sencillamente que el espíritu ha estado fuera del cuerpo durante un período demasiado largo, y se produce una pérdida de flexibilidad muscular.
(El ritmo de Jane era bastante rápido ahora, y así continuó a lo largo de la sesión.)
Así como tomar varios tentempiés es mucho más beneficioso que hacer tres comidas grandes al día, es más efectivo hacer pequeñas siestas en lugar de dormir un período muy extenso de sueño. De esa forma se obtendrían otros beneficios. El “yo” consciente recordaría mejor sus aventuras en los sueños como algo natural, y gradualmente el ego las añadiría a la totalidad de su experiencia tal y como él la comprende.
También conseguiríais picos más altos de enfoque de consciencia, como resultado de períodos de sueño más cortos y frecuentes, al igual que una renovación más estable de la actividad física y psíquica. No existiría una división tan definida entre las distintas áreas o niveles del “yo”, y habría un uso más económico de la energía y de los nutrientes. La consciencia, tal como la conocéis vosotros, también se volvería mucho más móvil y flexible.
Esto no causaría una consciencia o un enfoque menos claros; por el contrario, esa mayor flexibilidad permitiría un enfoque de la consciencia más perfecto. La aparente división que existe entre el “yo” despierto y el “yo” dormido, es, en gran parte, resultado de la división que existe en sus funciones, pues ambos están mucho tiempo separados, ya que a uno se le ha asignado un período de tiempo, y al otro uno aún mayor. Por tanto, los mantenéis separados debido al uso que hacéis del tiempo.
(21.36.) En un principio vuestra vida consciente seguía la luz del día. Hoy en día, y gracias a la luz artificial, no es necesario que eso sea así. Existen, pues, oportunidades que se derivan de vuestra tecnología, de las que no os estáis beneficiando en el presente. Dormir durante todo el día y trabajar toda la noche no es ni mucho menos la respuesta; eso sería sencillamente la inversión de vuestros hábitos actuales. En cambio, sería mucho más efectivo y eficiente dividir el período de veinticuatro horas de una manera diferente.
De hecho, hay distintas posibilidades que serían preferibles a vuestro sistema actual. Lo ideal sería dormir un período de cinco horas para obtener el máximo beneficio; cualquier período superior no es realmente provechoso. Los que necesiten más sueño, podrían hacer, digamos, una siesta de dos horas. Para otros un período de sueño de cuatro horas y dos siestas sería altamente beneficioso. Si se le dan indicaciones claras, el cuerpo se puede recuperar en la mitad de tiempo que dedicáis ahora al sueño. En cualquier caso, es mucho más vigorizante y eficiente que el cuerpo físico esté activo en lugar de mantenerlo inactivo durante un período, digamos, de ocho a diez horas.
Habéis entrenado a vuestra consciencia para seguir ciertos patrones que no le son necesariamente naturales, y esos patrones aumentan la sensación de alejamiento entre el “yo” despierto y el “yo” que sueña. En cierta manera drogáis al cuerpo con vuestras indicaciones, y éste cree que debe dormir cierta cantidad de tiempo en un solo período. Los animales duermen cuando están cansados, y luego se despiertan de una manera mucho más natural.
Recordaríais mucho más vuestras experiencias subjetivas y vuestro cuerpo estaría más saludable, si cambiaseis esos patrones de sueño. De seis a ocho horas de sueño en total serían más que suficientes con las siestas antes indicadas. Incluso aquellos que piensan que necesitan más cantidad de sueño de la indicada descubrirán que no es así, si no concentran todo el tiempo en un solo período. Todos los sistemas, el físico, el mental y el psíquico resultarían beneficiados.
Las divisiones entre el “yo” no serían tan grandes. El trabajo mental y físico sería más fácil, y el cuerpo obtendría para sí mismo períodos estables de estímulo y descanso. Ahora, por regla general y sea cual sea su condición, debe esperar por lo menos dieciséis horas. Por otras razones que tienen que ver con las reacciones químicas que se producen en el estado de sueño, también mejoraría la salud del cuerpo. Este horario particular sería de ayuda para la esquizofrenia y, generalmente, también para las personas con problemas de depresión o de inestabilidad mental.
(21.52.) Además vuestro sentido del tiempo sería menos rígido y riguroso. Las capacidades creativas se acelerarían, y se resolvería el gran problema del insomnio que tienen muchas personas, ya que lo que les asusta es a menudo el largo período de tiempo en que la consciencia, como ellos la conciben, parece estar extinguida.
En ese caso se tomarían pequeñas comidas o refrigerios.
Este método de comer y dormir serviría de gran ayuda para muchas dificultades metabólicas, y también para el desarrollo de la capacidad espiritual y psíquica. Por diferentes razones, la actividad física durante la noche tiene un efecto diferente en el cuerpo que la actividad física durante el día, y lo ideal sería obtener ambos efectos.
En ciertos momentos de la noche, los iones negativos del aire son mucho más fuertes o numerosos que durante el día, por ejemplo; en consecuencia, la actividad durante ese período, especialmente un paseo o cualquier actividad al aire libre, sería altamente beneficiosa para la salud.
El período anterior al alba representa a menudo un punto crítico para las personas seriamente enfermas. La consciencia ha estado ausente del cuerpo durante un período demasiado largo y, cuando vuelve, encuentra dificultades al tener que vérselas con el mecanismo de un cuerpo enfermo. Por ello, la práctica corriente en los hospitales de dar medicinas a los pacientes para que duerman toda la noche es perjudicial. En muchos casos es demasiado grande el esfuerzo que debe hacer la consciencia que retorna para hacerse cargo de nuevo del mecanismo debilitado.
Ese tipo de medicamentos a menudo impide ciertos ciclos de sueños necesarios que pueden ayudar a la recuperación del cuerpo, y eso hace que la consciencia resulte enormemente desorientada. Algunas de las divisiones entre las distintas partes del ser, por tanto, no son realmente necesarias sino que obedecen a la costumbre y a la conveniencia.
En tiempos pasados, y a pesar de que no había luz eléctrica, los períodos nocturnos de sueño no eran largos y continuados, pues los refugios no eran muy seguros. El hombre de las cavernas, por ejemplo, tenía que estar alerta mientras dormía, debido a los depredadores. Los aspectos misteriosos de la noche que reinaba en el exterior lo mantenían parcialmente alerta. Se despertaba a menudo, y vigilaba la tierra cercana y también su lugar de refugio.
(22.04.) No dormía durante largos períodos, como hacéis vosotros. Por el contrario, sus períodos de sueño eran de dos o tres horas a lo largo de la noche desde el atardecer hasta el alba, pero alternados con períodos de intensa actividad, despierto y alerta. También se deslizaba fuera para buscar comida cuando creía que los depredadores estaban dormidos.
Eso desencadenaba una movilidad de consciencia que aseguraba verdaderamente su supervivencia física, y, cuando estaba despierto, le permitía recordar aquellas intuiciones que le aparecían en estado de sueño y beneficiarse de ellas.
La causa de muchas enfermedades es sólo esa división vuestra y ese largo período de inactividad corporal, y el prolongado enfoque de la consciencia, "ya sea" en la realidad del sueño o en la del despertar. Vuestra consciencia normal se puede beneficiar de las excursiones a esos otros campos de realidad en los que se entra en los sueños, y la llamada consciencia del sueño se beneficiará también de excursiones frecuentes al estado de vigilia. Podéis tomaros un descanso.
(22.10. El trance de Jane había sido profundo, y su ritmo rápido a lo largo de la sesión. A pesar de ello recordaba parte del material, cosa que no es frecuente. No había leído nada sobre los sueños últimamente. «Todo esto me sobrepasa –dijo–. No me había parado a pensar este tipo de cosas, al menos conscientemente.» Continuamos de la misma manera a las 22.22.)
Traigo a colación estos asuntos aquí, porque tales cambios en los patrones habituales tendrían como resultado un entendimiento mayor de la naturaleza del ser. Las partes internas de la personalidad que sueñan os resultan extrañas, no sólo por la diferencia esencial de enfoque, sino porque dedicáis claramente partes opuestas del ciclo de veinticuatro horas a esas áreas del ser.
Vosotros las separáis lo más posible y, de ese modo, dividís limpiamente vuestras capacidades intuitivas, creativas y psíquicas de vuestras capacidades físicas, manipuladoras y objetivas. No importa cuántas horas de sueño consideréis necesarias: os sentiríais mucho mejor durmiendo durante varios períodos de tiempo más cortos, y realmente necesitaríais dormir menos tiempo. El período de sueño de mayor duración debería ser durante la noche; pero, repito, la eficacia del sueño disminuye después de seis u ocho horas de inactividad física; y hay también otras desventajas.
Las funciones de las hormonas y de las sustancias químicas, y en especial los procesos suprarrenales, serían más eficaces con estos períodos alternos de actividades que he mencionado. El desgaste natural del cuerpo se minimizaría, mientras que, a su vez, los poderes regenerativos funcionarían al máximo. Y se beneficiarían por igual las personas con metabolismo alto y bajo.
Los centros psíquicos se activarían más frecuentemente, y la identidad total de la personalidad estaría mejor mantenida y más fortalecida. La movilidad y flexibilidad de consciencia resultantes redundarían en una mayor concentración de consciencia, y los niveles de fatiga permanecerían siempre por debajo de los picos peligrosos. También se conseguiría un mayor equilibrio mental y físico.
Estos horarios se pueden adoptar con bastante facilidad. Aquellos que tengan un horario de trabajo partido podrían dormir cuatro o seis horas durante la noche, según las necesidades individuales, y hacer una siesta después de la comida. Un período superior a seis u ocho horas de sueño continuo trabaja en contra vuestra, y uno de diez horas puede ser bastante perjudicial. Cuando os levantáis en ese caso, no os sentís descansados, sino vacíos de energía.
Si no comprendéis que durante los períodos de sueño vuestra consciencia normal abandona realmente vuestro cuerpo, todo lo que he dicho no tiene significado alguno. Vuestra consciencia vuelve a veces para comprobar los mecanismos físicos, y la simple consciencia de átomos y células –la consciencia del cuerpo permanece siempre con el cuerpo para que éste no quede vacío. Pero las partes del ser altamente creativas dejan el cuerpo durante largos períodos de tiempo, cuando dormís–.
(22.39.) Muchos casos de comportamiento neurótico son resultado de vuestros hábitos de sueño actuales. También el sonambulismo está conectado en cierta manera a estos hábitos. La consciencia quiere volver al cuerpo, pero ha sido hipnotizada con la idea de que el cuerpo no se debe despertar. Entonces aparece un exceso de energía nerviosa que pone los músculos en actividad, pues el cuerpo sabe que ha estado demasiado tiempo inactivo y que de ello resultarán fuertes calambres musculares.
Lo mismo sucede con vuestros hábitos alimentarios. Alternadamente, atiborráis de comida los tejidos o les hacéis pasar hambre, lo cual tiene claros efectos sobre la naturaleza de vuestra consciencia, vuestra creatividad y vuestro grado de concentración. De igual manera, matáis de hambre al cuerpo durante la noche, y así "aumentáis" el proceso de envejecimiento de vuestro cuerpo, negándole la comida durante todas esas largas horas. Todo esto se refleja en la fortaleza y naturaleza de vuestra consciencia.
Deberíais dividir los alimentos que tomáis a lo largo del período de veinticuatro horas, y no solamente durante el período que permanecéis despiertos; si cambiáis los patrones de sueño como os he sugerido, también comeríais durante la noche. Tendríais que comer mucho menos a las «horas de comida» habituales. Tomar pequeñas cantidades de comida más frecuentemente sería mucho más beneficioso que vuestras costumbres actuales, tanto desde un punto de vista físico como mental y psíquico.
El cambio de los patrones de sueño haría cambiar automáticamente los patrones de alimentación. Descubriríais que sois una identidad más unida, seríais mucho más conscientes de vuestras capacidades de clarividencia y telepatía, por citar algunas, y no sentiríais la profunda separación que ahora percibís entre el “yo” despierto y el “yo” dormido. Esta sensación de alejamiento se desvanecería en grado sumo.
También aumentaría vuestro disfrute de la naturaleza, pues por lo general no estáis muy familiarizados con la noche. Podríais sacar muchas más ventajas del conocimiento intuitivo que ocurre en el momento de los sueños, y vuestro humor no sufriría altibajos tan marcados como ahora. Os sentiríais más seguros en todas las áreas de vuestra existencia.
Los problemas de senilidad se reducirían también, ya que los estímulos no se minimizarían durante un período tan largo de tiempo. Y la consciencia, al tener una mayor flexibilidad, entraría más en contacto con el sentido de la alegría que le es propio.
Podéis tomaros un descanso. (Repentinamente en voz más alta:) Y si vosotros no probáis todo esto, ¿cómo podéis esperar que lo hagan los demás?
(Bromeando: –No tengo ni idea.)
También vuestros períodos de trabajo creativo serían más efectivos y eficientes si siguierais los consejos que os he dado.
(–Bien. Veremos lo que podemos hacer.)
(22.53. De nuevo el trance de Jane había sido profundo y su ritmo rápido. La verdad es que su velocidad me había dejado la mano casi entumecida. Esta pausa resultó ser el final de la sesión.)
(A continuación, y por segunda vez en poco tiempo, Seth y yo tuvimos una charla placentera sin que yo tomara notas. Me explicó más detalladamente cómo con el nuevo patrón de sueño mejoraría considerable-mente mi pintura. Después que hubo terminado, lamenté no haber tomado notas de la conversación, pues contenía mucha información que se podría haber aplicado también a los demás. Jane terminó la sesión diciendo que ella «esta noche ni siquiera tenía ganas de tener la sesión».)
(Desde esta sesión –hoy, cuando la estoy pasando a máquina, es día uno de junio– Jane y yo hemos estado experimentando los nuevos patrones de sueño, y debo decir que la sugerencia de Seth resultó ser fácilmente practicable. Después de un período nocturno de sueño más corto, no tenemos ninguna dificultad en despertarnos con facilidad, alerta y preparados para ponernos en marcha. Completamos este patrón con uno o dos períodos de descanso durante el día. Este sistema nos da una desacostumbrada agudeza de apreciación en todas nuestras actividades.)
SESIÓN 532, 27 DE MAYO DE 1970 -
Extracto de LA ETERNA VALIDEZ DEL ALMA - HABLA SETH por JANE ROBERTS
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