La analogía: Como es arriba es abajo, como abajo es arriba.

V.B. Anglada


3. APLICAR CORRECTAMENTE LA CLAVE DE LA ANALOGÍA

¿Qué hay que entender por Analogía? Según HERMES TRISMEGISTUS, llamado esotéricamente “El Padre de la Sabiduría”, el principio de analogía o de correspondencia que rige el proceso de vida en la Naturaleza se halla resumido en este sencillo axioma: “IGUAL ES ARRIBA QUE ABAJO, IGUAL ES ABAJO QUE ARRIBA”. Según la comprensión de este enunciado, todo cuanto existe en el marco infinito de la Creación reacciona a idénticos impulsos creadores que la totalidad del Universo, siendo el hombre una genuina reproducción en miniatura de la propia Divinidad, es decir, un microuniverso dotado de todas las facultades creadoras, las cuales debe ir desarrollando progresivamente a través del curso sereno e inmutable de la Evolución. El hecho de que la pluralidad de los investigadores esotéricos, científicos y religiosos de la humanidad reconozcan que el ser humano es un microcosmos del Gran Macrocosmos, da fe del principio universal de analogía y este reconocimiento general irá facilitando la comprensión de los Misterios ocultos de la Naturaleza, los cuales se realizan a través del gigantesco e inconmensurable Cuerpo del Universo, del planeta Tierra y también dentro del corazón del hombre.

Los antiguos sacerdotes Druidas, Guías religiosos del pueblo Celta, situaban en el altar de sus adoraciones y contactos místicos la figura de un ser humano, el cual, y de acuerdo con antiquísimas tradiciones, era una representación exacta del Universo y a través de su cuerpo escrutaban los misterios divinos, hallando que cada uno de sus complicados órganos se correspondía con alguno de los cuerpos celestes y constituían centros de contacto con las energías más elevadas de la Divinidad... Igual sabiduría regía la investigación esotérica de los grandes pensadores y místicos de Caldea, Egipto, Grecia o la India, los cuales lograron obtener valiosísimos conocimientos sobre la obra oculta de la Naturaleza, que es el Trabajo de Dios, observándose a sí mismos y autorreconociéndose como Entidades creadoras y expresiones temporales de aquella infinita Revelación interna. Y es así, también, como los investigadores esotéricos -de nuestros días, herederos de aquellas nobles y sublimes tradiciones, pueden captar el significado íntimo de las cosas y revelarlo en forma de ideas y conocimientos.

Todo se basa pues en el principio hermético de analogía, el cual ordena la investigación en las múltiples vertientes de la vida organizada de la Naturaleza en este Universo de Segundo Rayo y relaciona la más sencilla manifestación de vida con la más compleja estructura cósmica. Según el imperativo de tal ley o de tal principio, todos los seres vivientes están estrechamente (CE-18) vinculados por un potente y radiante magnetismo de AMOR, esencia de Vida en este Universo, el cual mantiene la cohesión del conjunto universal. Hay un hermoso canto oriental que expresa poéticamente esta infinita verdad oculta: “...No muere el más insignificante insecto sin que reciba la bendición del Señor del Mundo, ni se mueve la más humilde hoja del árbol sin que estremezca la Naturaleza entera, pues has de saber, ¡oh discípulo!, que el más leve pestañeo de tus ojos afecta la estrella más lejana”. Pueden parecer exageradas estas poéticas frases, pero expresan el sentido de una Ley de Correspondencia y el reconocimiento del principio de Analogía que rige para nuestro Universo de Segundo Rayo.

Nada le sobra ni nada le falta al suave ejercicio de esta ley universal que se expresa a través de todas y cada una de las cosas creadas. Nuestra misión en estas conversaciones esotéricas será tratar de comprender el alcance místico de tales significados y esforzarse en demostrarlos en nuestra vida social de relación y en cada una de nuestras manifestaciones psicológicas. Así, conjuntamente, y viendo la proyección del Universo en nuestras propias vidas, adquiriremos nuestro derecho de participación en los Misterios del Reino. Tal son en definitiva nuestras intenciones en el devenir de nuestra búsqueda espiritual y las que nos guiarán, a no dudarlo, en nuestras conversaciones acerca del mundo oculto.


Vicente Beltrán Anglada

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