Los Terremotos.
V.B. Anglada
Además de la presión de los gases hacia la superficie del planeta “haciendo estremecer” sus capas geológicas, los Terremotos son provocados también por la actividad de unos poderosos Devas de la Tierra llamados esotéricamente “Señores de la Faz Oscura”. Estos Devas son de cualidad semietérica y poseen gran fuerza material. Son muy parecidos a los Devas ASURAS, a los cuales hicimos referencia en capítulos anteriores, pero poseen más poder sobre los éteres enrarecidos de las capas profundas del suelo y están misteriosa y kármicamente enlazados con la obra de la Jerarquía. Así, por un procedimiento mágico que escapa a nuestra comprensión, “cavan” inmensas galerías subterráneas en distintos niveles geológicos de la Tierra.
Según hemos podido apreciar esotéricamente, estos grandes túneles y galerías tienen por objeto facilitar la respiración del gigantesco cuerpo del planeta, considerando a éste como un organismo vivo en proceso de evolución, constituyendo -si pudiésemos llegar a imaginarlo- sus alvéolos pulmonares. La construcción y localización de tales pozos, túneles y galerías, algunas de las cuales son de tales proporciones que casi atraviesan ocultamente el planeta de parte a parte, surgiendo luego al exterior por grandes cuevas y profundas depresiones terrestres, representan para nuestro mundo lo que los alvéolos y bronquios para nuestros pulmones, de la misma manera que los canales de erupción del Fuego de Kundalini a través de los Señores AGNIS tienen su correspondencia en las venas y arterias vinculadas con la actividad del corazón humano.
Cuando de acuerdo con el proceso kármico de la evolución planetaria es necesario destruir alguna de aquellas galerías, coincidiendo siempre con ciertas posiciones astrológicas de los astros del Sistema Solar, afectando determinadas regiones de la Tierra, los poderosos Devas de la Faz Oscura que las construyen y mantienen en sólida conservación, dejan de sostenerlas y se producen entonces los naturales derrumbamientos y resquebrajamientos del terreno, originando seísmos, terremotos o maremotos, como efecto del rebote de la onda expansiva del aire encerrado en las galerías y subterráneos al chocar violentamente contra el suelo y tratar de liberarse a través de otros conductos el poder expansivo de los Devas etéricos del Aire, que realizan su evolución en las capas profundas del suelo planetario.
Esta explicación aparecerá como muy ingeniosa o quizá como muy pueril al rígido análisis intelectual, pero sobre la misma habrá que tenerse en cuenta que el proceso de la investigación oculta que estamos realizando es seguido “muy científicamente”, utilizando capacidades de visión mucho más sutiles que las corrientes. Ellas nos permiten descubrir y analizar el trabajo que realizan en los éteres aquellas invisibles entidades dévicas cuya vida y actividades constituyen lo que corrientemente definimos como “los cuatro elementos naturales”, es decir, el aire, el fuego, el agua y la tierra, sintetizados -como esotéricamente se sabe- en el ÉTER, cuya esencia lo llena todo. Ahora bien, todos sabemos de los cuatro elementos naturales que entran en la composición de todas las formas conocidas, incluida la que abarca la potente estructura del Universo, pero sólo el estudio oculto de la estructuración dévica de las formas puede deparar una comprensión realmente clara, científica y determinante del proceso místico de la Creación.
Los Ángeles, en todas sus expresiones, no olvidemos este detalle esencial, son “Fuego Eléctrico” en actividad etérica. Esta afirmación implica la idea de que “Ellos gobiernan la sustancia” en todos sus posibles estados, desde la que constituye el más pesado elemento químico a la más sutil expresión de la vida espiritual. De ahí su misteriosa capacidad de Síntesis.
Vicente Beltran Anglada
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