Almas de los niños. La pérdida de un niño.

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El Anillo representa un ciclo de vida, muerte y renacimiento. Para el alma, los niños juegan un papel vital en su regeneración de la vida. ¿Cuáles son las implicaciones espirituales cuando este organismo altamente funcional muere antes de que siquiera haya empezado? Han habido padres afligidos quienes me han escrito preguntándome sobre las interpretaciones que rodean la inoportuna muerte de sus niños y esas cartas son difíciles de responder. Aquellos de nosotros que no han sufrido la agonía de perder un hijo sólo pueden imaginar el dolor sufrido por sus padres. Algunas personas que pierden un niño llegan a la conclusión equivocada de que su terrible pérdida es el resultado de una deuda kármica que ellos deben pagar debido a alguna transgresión en una vida anterior que involucraba abuso de niños. Si el niño perdido fuera un adolescente o mayor, las fuerzas kármicas que le llevaron a la muerte habitualmente se relacionan directamente con la persona joven y no mucho con sus padres. Es más, aun cuando la muerte de un niño más joven involucre kármicamente al padre, esta lección no significa automáticamente que el padre fue un ejecutor de maltrato a niños en una vida anterior. La lección puede haber sido el resultado de muchos otros elementos, incluyendo una acción indirecta. Uno de mis pacientes que vino a verme un año después de la muerte de su hija de ocho años me contó la siguiente historia durante su sesión.

Yo era una matrona adinerada en el siglo XIX. Prestaba poca atención al sufrimiento de los jóvenes granujas en la calle alrededor de mi casa. Insensiblemente desatendía su sufrimiento porque ellos no eran mis hijos, para mí esa era responsabilidad de sus padres o el estado y no tenían nada que ver conmigo. Observaba de otra forma aun cuando tenía bastante dinero como para ayudar a un orfanato o a una casa cercana de jóvenes madres solteras. Yo sabía que esos servicios eran importantes y no hice nada. Entre vidas, decidí corregir mi sentido superficial. Estuve de acuerdo con la experiencia angustiante de amar mi propio hijo y perderlo. Dios, qué dolor, pero estoy aprendiendo a sentir compasión.

Mucha información sobre el alma y mortalidad infantil me ha llegado por muchos años las cuales pueden proporcionar algún consuelo a las madres que sienten remordimiento por las acciones voluntarias o involuntarias que envuelven la pérdida de un niño sin nacer. Esto incluiría los dos temas, el aborto y la pérdida involuntaria. Por favor tenga en cuenta durante mi revisión de este material que el karma de causa y efecto relacionados con los más tempranos incidentes de la vida pasada son particulares para cada relación padre-hijo. Mi intención es dar al lector algunas interpretaciones generales sobre el niño que he aprendido de los reportes de muchos pacientes. Debo empezar por declarar que jamás he tenido un solo caso donde el alma se una al feto en el primer trimestre. La razón por la que las almas no empiezan su compleja fusión con un feto por debajo de los tres meses es muy simple; no hay suficiente tejido cerebral para trabajar en esta etapa. Tengo una amiga querida quien es una Enfermera Obstetra en el hospital más grande de Oregon.

Cuando ella me escuchó hacer esta declaración en un programa de la radio nacional, llamó para decirme, "¿Michael, por qué ustedes no dejan a esos pequeños tener sus almas?". Ella estaba muy molesta conmigo sobre la pregunta de quién tiene o no tiene alma si un bebé no llega a término. Empecé diciendo algo al respecto de que yo no hago las reglas, por lo que no hay que castigar al mensajero. Sospecho que esta cuidadora de bebés, quien ha visto a muchos que no sobreviven y dejan el hospital, siente que para el momento de la concepción un feto con una identidad de alma, de algún modo recibiría más consuelo que en el caso contrario. Le dije a mi amiga que hay un universo consciente de amor rodeando todos los bebés no nacidos. La fuerza creadora de la existencia jamás es separada de ninguna forma de la energía viviente. Un feto puede vivir como una entidad individual sin tener todavía una identidad de alma inmortal. Si una madre aborta su hijo en el primer trimestre, hay amorosas fuerzas espirituales rondando cerca para confortar esta madre y velar por el niño.

Me han contado que aun en casos de pérdidas involuntarias y abortos entre los cuatro y nueve meses, las almas pueden estar en el lugar para ayudar a los dos, la madre y el bebé en una forma física más directa con energía. Las almas saben con anticipación las probabilidades de que un bebé llegue a término. Por ejemplo, si una mujer embarazada pierde su bebe porque cayó por unas escaleras, dígase a los siete meses, no era absolutamente pre-ordenado que ella sufriera esa caída. Existía también la posibilidad de que en ese particular día, en ese cierto momento de tiempo, ella decidiera en el último minuto no bajar las escaleras. Sin embargo si una mujer joven, no casada, está embarazada y decide abortar a su hijo porque no es deseado, las posibilidades son altas de que éste era probablemente un evento significativo de elección. Esas dos interpretaciones de causalidad son, por supuesto hipotéticas. No obstante, varios escenarios de eventos significativos en nuestra vida son conocidos con anticipación cuando escogemos ciertos cuerpos en el Anillo.

Todos tienen implicaciones kármicas y propósitos para nosotros. Las almas no son asignadas a los bebés al azar. Cuando una madre pierde a su hijo por cualquier razón, he encontrado que las probabilidades de que el alma de este bebé retorne de nuevo a la misma madre en su próximo hijo son bastante altas. Si esta madre no da a luz otro niño, el alma puede retornar en otro miembro cercano de la familia, porque esa era la intención original. Cuando una vida es corta, las almas las llaman vidas de relleno y ellas también tienen propósitos para los padres. Aquí hay una ilustración:

Me uní a un feto de cuatro meses para una existencia de tres meses. Durante este tiempo mi madre sentía la energía de mi alma para saber que dar y perder una vida es muy profundo. Yo no deseaba dejarle la tristeza de perderme impidiéndole a ella tener el coraje de intentarlo de nuevo. Nosotros sabíamos que este embarazo no llegaría al término, pero había una buena probabilidad de un segundo hijo después de mí y yo deseaba ese parentesco con ella. Ella no sabía que yo fui una vez su hermano y ahora era su hija. Pensé que era capaz de suavizar su amargura y pesar enviándole a mi madre pensamientos confortables en la quietud de todas las noches entre sus dos embarazos.

Como lo mencioné en la sección sobre compañeros espirituales en el capítulo 5, cuando los bebés y los niños pequeños mueren, sus almas usualmente no regresan al mundo espiritual solas. Los guías espirituales, guardianes de los niños, o un miembro del grupo de almas del niño son frecuentemente comprometidos a reunirse con esas almas justo al nivel de la tierra. Si un padre es muerto al mismo tiempo que su hijo pequeño, ellos se quedan juntos, como lo demuestra la siguiente nota:

Después de que mi hijo y yo fuimos muertos por bandidos (Suecia, 1842), lo reconforté cuando nos elevamos juntos. Como era muy joven, estaba desorientado y confuso al principio. Yo sostuve a mi hijo cerca y le dije lo mucho que lo amaba y que estábamos yendo a casa. Como subimos juntos, le dije que pronto nos reuniríamos con nuestros amigos y entonces nos separaríamos por un rato, antes de reunimos de nuevo.



Extracto de "DESTINO DE LAS ALMAS"
Un eterno crecimiento espiritual
MICHAEL NEWTON Ph.D

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