Descubriendo la matriz divina. Clave 4
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EL ORIGEN DE LA MATRIZ
Los científicos convencionales actuales creen que nuestro universo empezó hace 13 a 20 mil millones de años, con una explosión masiva como jamás había existido antes ni desde entonces. Aunque hay algunas teorías conflictivas respecto al momento preciso, o si se trató de una o varias explosiones, parece que hay un acuerdo general en que el universo comenzó con una liberación masiva de energía hace mucho tiempo. En 1951, el astrónomo Fred Hoyle acuñó un término para esa explosión inescrutable que todavía se usa hoy en día: la llamó el "big bang."
Los investigadores han calculado que fracciones de segundo antes de que ocurriera el big bang, todo nuestro universo era mucho, mucho más pequeño que en la actualidad. Los modelos por computadora sugieren que de hecho era tan pequeño, que estaba fuertemente comprimido en una minúscula esfera. Al remover todo ese espacio "vacío" de lo que vemos hoy como el universo, se cree que esa esfera tendría el tamaño de ¡un guisante!
Sin embargo, por muy pequeño que haya sido, ciertamente no estaba frío. Los modelos sugieren que la temperatura en el interior de ese espacio compacto era de la cifra inimaginable de 18 mil millones de millones de millones de millones de grados Fahrenheit, mucho más caliente que la temperatura actual del sol. Una fracción de segundo después del big bang, la simulación demuestra que la temperatura puede haberse enfriado a unos templados 18 mil millones de grados, y el nacimiento del nuevo universo ya estaba en camino.
Cuando la fuerza de la explosión del big bang desgarró la insustancialidad del vacío existente, se llevó consigo más que el calor y la luz que se suponía se llevaría.
También estalló desplegándose como un patrón de energía que se convirtió en el anteproyecto de todo lo que existe ahora y existirá jamás. Este patrón es el tema de mitos antiguos, doctrinas eternas y sabiduría mística. Con nombres que varían de la "red" de Indra en el Sutra budista, hasta la "telaraña" de la tradición hopi de la Abuela Araña, el eco de ese patrón permanece hasta hoy en día.
Es esta red o telaraña de energía que sigue expandiéndose a lo largo del cosmos como la esencia cuántica de todas las cosas, incluyéndonos y a nuestro entorno. Esta es la energía que conecta nuestras vidas como la Matriz Divina. Es esta esencia también que actúa como un espejo multidimensional reflejando lo que creamos en nuestras emociones y creencias de regreso a nosotros en nuestro mundo. (Ver la Tercera parte.)
¿Cómo podemos estar tan seguros de que todo en el universo está realmente conectado?
Para responder a esta pregunta, regresemos al big bang y al experimento de la Universidad de Ginebra de la sección precedente. Por muy distintos que parezcan entre sí, hay una sutil similitud: en ambos, la conexión que ha sido explorada existe entre dos cosas que una vez estuvieron unidas. En el caso del experimento, la división de un único fotón en dos partículas idénticas creó los mellizos, y esto se hizo con el fin de asegurar que fueran similares en todos los aspectos. El hecho de que los fotones y las partículas del big bang fueron una vez físicamente parte los unos de los otros, es la clave de su conexión. Parece que una vez que algo se ha unido, queda conectado para siempre, ya sea que permanezca o no unido físicamente.
Clave 4: Una vez que algo se ha unido, queda conectado para siempre, ya sea que permanezca o no unido físicamente.
Esto es clave en nuestra discusión por una razón muy importante y a menudo pasada por alto. Por muy grande que nos parezca nuestro universo en la actualidad, y a pesar de los miles de millones de años luz que le toma al resplandor de las estrellas más distantes llegar a nuestros ojos, en una época, toda la materia del universo estuvo confinada en un espacio muy pequeño. En ese estado inimaginable de compresión, todo estaba unido físicamente.
Cuando la energía del big bang hizo que el universo se expandiera, las partículas de la materia se separaron por cantidades de espacio cada vez más grandes.
Los experimentos sugieren que independientemente de la cantidad de espacio que separe dos cosas, una vez que se han unido, siempre permanecen conectadas. Existen todas las razones para creer que el estado de entrelazamiento que une las partículas que están separadas, también aplica a la materia de nuestro universo que estaba conectada antes del big bang. Técnicamente, todo lo que estuvo comprimido en nuestro cosmos del tamaño de un guisante hace unos 13 a 20 mil millones de años, ¡sigue conectado! Y la energía que conecta todo, es lo que Planck describió como la "Matriz" de todas las cosas.
En la actualidad, la ciencia moderna ha refinado nuestra noción de la Matriz de Planck, describiéndola como una forma de energía que ha estado en todas partes, presente siempre desde que comenzó el tiempo con el big bang.
La existencia de este campo implica tres principios que tienen efecto directo en la forma en que vivimos, lo que hacemos, en lo que creemos, e incluso cómo nos sentimos cada día de nuestras vidas. Hay que admitir que estas ideas contradicen directamente muchas creencias firmemente establecidas tanto en la ciencia como la espiritualidad. No obstante, al mismo tiempo, son precisamente estos principios los que abren la puerta a un estilo de vida empoderado y positivo de ver nuestro mundo y de llevar nuestras vidas:
1. El primer principio sugiere que puesto que todo existedentro de la Matriz Divina, todas las cosas están conectadas. Si así es, entonces lo que hacemos en una parte de nuestras vidas debe tener efecto e influencia en otras partes.
2. El segundo principio propone que la Matriz Divina es holográfica, lo que quiere decir que cualquier porción del campo contiene todo lo del campo. Se cree que la conciencia por sí misma es holográfica, esto significa que la oración que hacemos en la sala de nuestras casas, por ejemplo, ya existe con nuestros seres amados y en el lugar a donde fue dirigida. En otras palabras, no hace falta enviar nuestras oraciones a ningún lugar, porque ya existen en todas partes.
3. El tercer principio implica que el pasado, el presente y el futuro están íntimamente unidos. La Matriz parece ser el recipiente que contiene el tiempo, ofreciendo continuidad entre las opciones de nuestro presente y las experiencias de nuestro futuro.
Independientemente de cómo lo llamemos o cómo lo definan la ciencia y la religión, es claro que hay algo más: una fuerza, un campo, una presencia, que es la gran "red" que nos conecta con nuestro mundo, mutuamente y con un poder mayor.
Si podemos llegar a comprender verdaderamente los tres principios que nos hablan de nuestra relación con los demás, con el universo, con nosotros mismos, entonces los eventos de nuestras vidas adquieren un significado totalmente nuevo. Nos volvemos partícipes en lugar de víctimas de fuerzas que no podemos ver o entender. Nuestro empoderamiento realmente comienza cuando estamos en dicho lugar.
Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden.
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