Formas angélicas de la liturgia religiosa. 2

V.B. Anglada


- c) Formas Astrales creadas por los Devas superiores siguiendo el proceso espiritual de toda verdadera liturgia religiosa.

Todo ese tipo de formas se basan en el sentimiento religioso, en la fe, en la devoción, en la fuerza de las plegarias y en los ardores místicos y reverenciales. Suelen estar potentemente polarizadas con la energía del Sexto Rayo y producen en el templo aquel ambiente inconfundible de paz y de recogimiento. Se trata de formas angélicas muy similares a las humanas aunque matizadas de cualidades y colores que no poseen todavía las auras astrales de los seres humanos. Los Ángeles que presiden estas formas proceden -según sea la calidad del culto del cuarto o del sexto subplano del Plano astral y llevan con su presencia el espíritu religioso de quietud y de silencio que suele observarse en el interior de los templos y lugares de oración.

Secundados por huestes de devas menores, estos Ángeles son "transmisores externos de las energías internas", que son liberadas en los momentos cruciales del culto, dinamizando con su poderoso estímulo las nubes etéricas que habitualmente flotan en el interior de las iglesias, templo o lugares en donde periódicamente se realizan ceremonias litúrgicas. Hay así un estrecho vínculo establecido entre los devas astrales y los devas etéricos en todo tipo de manifestación humana, y hay que contar naturalmente con el estado de ánimo de los fieles asistentes a las ceremonias religiosas durante el proceso escalonado de la liturgia para determinar resultados de carácter realmente espiritual y no simplemente astral, pues la categoría o evolución de los Ángeles que son invocados e intervienen en todo tipo de ceremonias o rituales religiosos dependerá principalmente de la evolución interna de los congregantes o asistente, así como a la calidad espiritual del sacerdote oficiante.

No olvidemos que "los ángeles transmisores", etéricos o astrales, son simplemente unos canales de distribución de energías más sutiles y elevadas.


- d) Ángeles de elevada integración en varios niveles, funciones y Jerarquías, que atentos al clamor invocativo de la liturgia responden a la misma con poder espiritual.

Se trata de poderosos Agentes Espirituales del Bien Cósmico y se encuentran por doquier inundando el aura planetaria de sus beneficiosas influencias. Habitan corrientemente en el cuarto subplano astral, el cual está misteriosamente sintonizado con el Plano Búdico, y desde allí proyectan las energías del Bien con destino a nuestro planeta. Pertenecen por línea de Rayo a los AGNISURYAS, pero son de evolución muy superior a los Ángeles de esta categoría que operan en los niveles astrales del Sistema Solar. Guardan más bien una cierta relación analógica con los BUDAS de ACTIVIDAD, o Señores KUMARAS, en el sentido de que son también transmisores de energía venusiana.

Puede decirse, sin embargo, que algunos de estos poderosos Ángeles del Bien son Agentes Colaboradores del Señor BUDA recibiendo de este bendito Ser energía extraplanetaria procedente del Cuarto Subplano Astral Cósmico con destino al Plano Astral de nuestro mundo, motivando con ello las grandes eclosiones del Sentimiento creador, las más bellas obras de Arte y la más sublime y exaltada Música.

De acuerdo con la calidad de la Liturgia y de la devoción de los fieles, estos Ángeles liberan energías espirituales y las mantienen en suspensión sobre el sacerdote oficiante en las ceremonias litúrgicas, aguardando su momento solemne y culminante para "derramarlas" a través del mismo sobre todos los congregantes al culto, fundiéndoles en un lazo de amor y de unidad que, en forma de energía causal, penetra en el corazón de cada uno llevándose algo de egoísmo y reemplazándolo por un poco más de amor y de comprensión. Nos referimos naturalmente a los efectos de la verdadera liturgia o ceremonia mágica, en la cual el sacerdote, los fieles y los Ángeles en sus distintas expresiones están perfectamente identificados e integrados.

Han de constituir, hablando en un sentido geométrico, un triángulo equilátero perfecto a través del cual puedan los Ángeles superiores liberar y proyectar las energías cósmicas del Bien, las cuales sólo pueden responder, debido a su elevada vibración espiritual, a las motivaciones de amor, de belleza y de armonía que surgen de los centros individuales humanos y dévicos que normalmente deberían estar presentes en cualquier actividad realmente mágica o litúrgica.

Podemos decir también que las ceremonias litúrgicas fueron iniciadas en las primeras edades de la vida humana, cuando el hombre no poseía todavía inteligencia creadora y se limitaba a vivir en forma externa, constituyendo parte del drama místico de la Naturaleza, pero sin intervenir inteligentemente en el mismo. Lo único que poseía interés particular para él en sus fases primarias de existencia y le atraía poderosamente hacia las alturas era el Sol físico, del cual recibía los dones benéficos de la Vida.

Las primeras liturgias que inconscientemente practicaron los hombres como grupo fue el culto sencillo y humilde de reverencia al astro rey. Transcurridas las edades que marcan los ciclos de la evolución, nuevamente el Sol es el centro místico de la liturgia, pero ahora el hombre comprende, aunque sólo en parte, el Misterio o Drama Solar que se verifica en la Vida indescriptible del Logos Solar, y utilizando una liturgia inteligente y llena de simbolismos, trata de penetrar en el secreto oculto del Corazón Místico del Sol, en donde constante e ininterrumpidamente se liberan las energías de la Paz, del Amor y de la Buena Voluntad con destino a todos los seres de la Creación. La liturgia, en este caso, ha rebasado el concepto meramente físico del Sol, que constituía el centro de interés mayor para el hombre primitivo y ha penetrado en los niveles astrales superiores.

Allí, en aquellos niveles, se halla -ocultamente hablando- la Fuente mística de donde brota el "agua, de más abundante Vida", símbolo de perfección espiritual para los verdaderos aspirantes espirituales del mundo.

Los Ángeles superiores del Plano Astral que colaboran con los Agentes Espirituales del Bien Cósmico adoptan las forma y los colores correspondientes al desarrollo de la liturgia y se les ve "flotar" por encima de los fieles, inspirándoles sentimientos de paz y de recogimiento y redimiéndoles de la sustancia astral negativa centralizada en el centro del plexo solar a medida que el proceso de la liturgia avanza en un sentido cada vez más integrante, incluyente y objetivo.

Con respecto a los Ángeles Agentes del Bien Cósmico, sólo puede decirse que sus formas son sutilísimas y que para observarles deberá haberse desarrollado previamente la clarividencia mental. En tal caso se percibirá, situadas encima del sacerdote o del oficiante en la ceremonia, a unas esplendentes Entidades Angélicas, cuyas auras irradian unas energías de incalculable dinamismo pese a los delicados colores blanco inmaculado y brillante color amarillo oro que las acompañan. Muchos videntes astralmente polarizados que asisten a las ceremonias litúrgicas celebradas en los templos y lugares de culto habrán percibido, aunque fugazmente, en determinadas ocasiones, a alguno de estos Ángeles del Bien Cósmico y lo han confundido con el Guía Espiritual de la religión de cuya comunidad forman parte, ya sea Buda, Cristo, Krishna o Mahoma.

Esto ha suscitado grandes confusiones y dudas dentro de sus corazones, pero a nuestro juicio, y dejando de lado estos pequeños errores de interpretación que progresivamente irán corrigiéndose, consideramos útil y conveniente que los fieles de todas las religiones del mundo establezcan contactos místicos con estos Ángeles superiores, los cuales, por su naturaleza búdica de unidad, utilizan indistintamente todas las posibles formas de liturgia religiosa para introducir el principio de la Paz y de la Fraternidad en el corazón de los seres humanos que sinceramente invoquen el Poder infinito de la Divinidad.



Vicente Beltran Anglada

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