Los ángeles en la vida oculta de la naturaleza.
V.B. Anglada
Todos los fenómenos realizados en la vida de la Naturaleza son de carácter eléctrico y en su base oculta se halla como siempre la misteriosa e incomprensible actividad dévica. Tales fenómenos son de dos clases principales:
a. Geológicos, como las erupciones volcánicas, los terremotos, los desprendimientos de tierras, etc.
b. Atmosféricos, como las lluvias, el viento, el rayo, el trueno, etc.
Examinemos esotéricamente cómo se producen:
Erupciones volcánicas
Se trata de una triple actividad dévica en la que intervienen tres principales tipos de devas:
a. Agnis del Fuego.
b. Devas Oscuros de la Tierra.
c. Silfos del Aire, habitantes de las regiones semietéricas del suelo.
La actividad volcánica obedece a la presión del Fuego Central de KUNDALINI en dirección a la superficie del planeta venciendo la resistencia de los sucesivos estratos geológicos, fundiendo a su paso toda clase de minerales y originando una potentísima concentración de gases, los cuales crean las vías de acceso a la superficie quebrantando la resistencia de la corteza terrestre en ciertos definidos puntos del planeta, “señalados con gran sabiduría y precisión kármica”. La salida al exterior del fuego, de los gases y de los minerales fundidos origina cráteres, los cuales constituyen las vías naturales de liberación del fuego central del astro. Visto clarividentemente, KUNDALINI aparece como una inmensa bola o esfera de fuego y, tal como esotéricamente se nos dice, en esta esfera de fuego radica el principio de la vida física o material en nuestro mundo.
Se nos dice también que KUNDALINI viene a ser como el corazón físico planetario, siendo las vías naturales de acceso a la superficie algo parecido a la circulación de la sangre en los organismos de los seres humanos y animales.
La contemplación de la superficie de la luna utilizando prismáticos de una relativa potencia nos muestra gran cantidad de cráteres volcánicos, los cuales son un indicio de la capacidad de vida que tuvo nuestro satélite en un remoto pasado en el que una esfera central de Fuego, o de KUNDALINI, vivificaba todo su contenido y le imprimía, además, el movimiento de rotación del cual hoy carece y que significaba la actividad creadora de una Entidad Logoica que utilizaba la Luna como vehículo físico de manifestación. Ahora bien, desde el ángulo esotérico no es imposible separar el Fuego de KUNDALINI de sus naturales promotores, los Grandes AGNIS o ÁNGELES DEL FUEGO. En antiquísimas referencias ocultas y místicas pueden extraerse grandes significados acerca del Fuego promotor de la vida en nuestro planeta. Veamos: “...
Unos grandes Ángeles procedentes del COSMOS, rojos como la sangre (*) y liberando Fuego a través de sus auras radiantes, fueron convocados por el Gran Señor (El Logos Solar) en el centro de la Tierra y crearon una bola de Fuego que infundió vida y movimiento al astro. Desde aquel momento el Señor de las Formas (el aspecto Espíritu Santo de la Divinidad) pudo establecer allí Su Morada y preparar la morada de todos los hijos del Señor que hubiesen decidido vivir en la Tierra”. Esta narración eminentemente mística y simbólica descubre en cierta manera las causas de la vida planetaria y la actividad del Tercer Logos, utilizando el Fuego dinámico de la Vida Creadora del Logos Solar para vitalizar todas las formas existentes en el seno omniabarcante de la Naturaleza. Utilizando creadoramente la imaginación puede ser precisada inequívocamente la actividad de los Devas que intervienen en el proceso ígneo de una erupción volcánica, buscando su analogía a través de los efectos que en la misma se producen.
(*) Esotéricamente sabemos que el ÉTER ES LA SANGRE DE LOS DIOSES.
a. FUEGO. De incalculables proporciones, actualizado desde el centro mismo de la Tierra por la presión de unos poderosos AGNIS cuya misión es ascender hacia la superficie “vitalizando a su paso” todas las capas geológicas y ofreciendo en todo momento la imagen de aquel principio ígneo que esotéricamente definimos como FUEGO POR FRICCIÓN. Esta fricción es constante y permanente y tiene su base en la resistencia que ofrecen los Espíritus de la Tierra al paso de los AGNIS. En estas palabras hay un indicio de la tremenda y constante lucha que tiene lugar ocultamente en el seno del planeta Tierra para que sea posible en el mismo la vida material de las Formas y de la cual no hacemos conciencia, pero que cíclica o periódicamente se demuestra por la terrible actividad de una erupción volcánica.
b. LAVA. Es el resultado objetivo y altamente material de la fricción entre los AGNIS del Fuego y los Espíritus de la Tierra, irrumpiendo en la superficie en forma de minerales fundidos y liberándose a través de los cráteres abiertos de los volcanes. Es una demostración de la tremenda potencialidad del FUEGO POR FRICCIÓN.
c. CENIZA. Los residuos gaseosos de la tremenda combustión generada en las capas geológicas del planeta entre AGNIS y Espíritus de la Tierra son liberados hacia el exterior por la actividad de un grupo particular de Espíritus del Aire que tienen sus habitáculos naturales en las regiones etéricas de la periferia del globo central de KUNDALINI. A estos Espíritus se les denomina ocultamente “los Liberadores del Fuego”, y una vez que han cumplido con su misión de arrojar el gas enrarecido al exterior del cráter se sumergen nuevamente en su interior continuando su obra en tanto dure el fenómeno de una erupción volcánica, sea cual sea su importancia. Intervienen activamente también en el desarrollo subsiguiente de los terremotos y maremotos, y en colaboración con una especie particular de Espíritus de las Aguas y de los AGNIS del Fuego dan origen a los “Géisers”, es decir, a la liberación del agua planetaria de los ríos subterráneos convertida en gas a través del fuego.
La CENIZA es, pues, “gas enrarecido” arrojado por el cráter junto con el fuego y la lava durante la actividad de una erupción volcánica. Sin embargo, y utilizando la clarividencia, se aprecia también otro muy interesante desde el ángulo oculto: “el del Caldeamiento de la Atmósfera”. Una vez que las nubes de ceniza han dejado caer los residuos minerales y otros procedentes de las reacciones químicas de la combustión interna del planeta, el gas enrarecido se convierte en “aire caliente”, el cual es almacenado -si podemos decirlo así- en determinadas regiones del éter por la actividad de los Silfos del Aire.
Estas regiones etéricas las hemos denominado “espacios intermoleculares” en otras partes de este Tratado y en el caso que nos ocupa tienen asignada la misión de “liberar el aire caliente” cuando el planeta, siguiendo su inexorable curso alrededor del Sol, se introduce en ciertas áreas celestes cuya ausencia de calor podrían alterar sensiblemente el proceso de la vida de las formas en la superficie de la Tierra. Estas últimas palabras deben ser atentamente consideradas, pues encubren el misterio de la “supervivencia cósmica”. El ser humano poseerá un día la clave esotérica del proceso que da vida a los volcanes y del secreto místico del Fuego por Fricción.
Vicente Beltran Anglada
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