Reflexiones sobre la gratitud.

Varios/Otros


Carolyn A. Bratton

Carolyn A. Bratton es la cofundadora del Lifestream Center, de Roanoke, el único centro de curación holista de Virginia; es también ministra ordenada.

Graduada en dos de los Programas Intensivos de Formación de Louise Hay, lleva varios años dirigiendo talleres y seminarios en Estados Unidos y en el extranjero, basados en los libros Usted puede sanar su vida, de Louise Hay, y Las nueve revelaciones, de James Redfield.

Cuando repaso mi vida y veo de qué forma increíble se ha desarrollado, con todas las enseñanzas que he aprendido de los maestros que me han ayudado a mirar los rincones oscuros de mi vida, siento una gran reverencia por esa cosa maravillosa llamada Vida. Sí, ciertamente soy una persona agradecida, algunas veces más que otras, pero me siento invadida por una humilde gratitud por tener la oportunidad de realizar mi vida en esta época tan auspiciosa de la historia de nuestro planeta.

La gratitud es algo importantísimo para la calidad de nuestra vida. Por lo que a mí respecta, sé que cuando estoy agradecida tengo mis canales abiertos de par en par para todos y cada uno de los bienes que puedan encaminarse hacia mí.

También es cierto lo contrario. Si no ocurre nada en mi vida, sólo tengo que mirar cómo está el barómetro de la gratitud, y ahí encuentro la respuesta. Un corazón cerrado cierra la conexión de nuestra alma con la Fuente de toda felicidad, alegría y dicha.

Me he acostumbrado a «actuar como si», es decir, actúo como si estuviera agradecida aun cuando me resulte difícil sentir esa agradable sensación que surge de un modo natural cuando estamos agradecidos. Y no pasa mucho tiempo sin que me sienta de verdad agradecida.

He descubierto un rito interesante: entonar una canción a todas las cosas por las que estoy agradecida cuando voy conduciendo mi coche. Comienzo la canción con un simple «gracias» por lo que sea, y ese «lo que sea» parece desatarse en una interminable lista de cosas por las que me siento agradecida.

Esto me eleva muchísimo el ánimo cuando no me siento de humor para dar las gracias. La cancioncilla se vuelve bastante creativa, y muy pronto me sorprendo sonriéndome a mí misma, lo cual es, por cierto, una manera fabulosa de nutrir y divertir a mi mejor amiga: yo. Otra cosa que me encanta hacer es decir:

«¡Gracias!» Y yo le añadiría la palabra «¡Sí!», como dice Louise Hay en su maravillosa afirmación: «¡Digo SÍ a la Vida, y la Vida me dice SÍ!». Cuando tenemos ese tipo de química flotando en la cabeza y el cuerpo, seguro que los éteres — los que emanan de uno y llegan a todos y a todo — van a volver a nosotros, y van a volver multiplicados.

A veces olvidamos que somos seres divinos y que la intención del Creador es que disfrutemos de esta cosa llamada Vida. Las lecciones de la vida pueden estar llenas de alegría en lugar de tanto dolor, y cuando nuestra actitud proviene de un lugar amoroso, agradecido y apreciativo del corazón, los Maestros, Ángeles y Guías pueden ayudarnos aún más. Cuando les pedimos ayuda, podemos estar eternamente agradecidos por esta Jerarquía Planetaria que está más que dispuesta a ayudarnos. Entonces comprendemos que jamás estamos solos en el camino.

He descubierto que cuanto más dispuesta estoy a agradecer las pequeñas cosas de mi vida, más cosas grandes surgen de fuentes inesperadas, y empiezo con mucha ilusión cada día, con todas las sorpresas que están constantemente llegándome.

Así pues, si tu vida no funciona bien en estos momentos, podría deberse a que tu actitud de gratitud necesita un amoroso ajuste. Declara y afirma que te dispones a ser una persona más agradecida, y observa cómo te llegan regalos de la Vida.

También afirma tu buena disposición a dar. Cuanto mayor sea tu gratitud, más bienes vendrán a ti; cuanto más das, más recibes. ¡Qué buena es la Vida!


Extracto de: Gratitud. Louise L. Hay.

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